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Hidatidosis: una vacuna nacional

Una enfermedad social y de difícil control encuentra su prevención en un producto de desarrollo argentino.

Sanitaristas argentinos, en colaboración con colegas australianos y neozelandeses, han desarrollado una vacuna que permite controlar la hidatidosis, una enfermedad que pone en riesgo a cinco millones de personas y, particularmente, a medio millón de menores.

Es una parasitosis contra la cual existen terapéuticas de muy escasa efectividad, que ahora se reemplazarán por la aplicación sistemática de vacunaciones. El agente vive principalmente en las vísceras de ovinos, caprinos que lo contraen de los pastos y aguas contaminadas y lo transmiten a los perros a través del consumo que éstos hacen de esas vísceras crudas. En su intestino se completa la maduración del agente vector, que deposita allí sus huevos, y éstos irán con las deposiciones, contaminando las aguas y por vía de éstas, las hortalizas.

Por su parte, especialmente los chicos, pero también los grandes, al jugar con los perros, ingieren los huevos, que alojados principalmente en el hígado y pulmones de los huéspedes humanos desarrollan quistes, los que van creciendo hasta provocar trastornos múltiples y en ocasiones la muerte.

En 2010 se contabilizaron 385 nuevos casos de hidatidosis, cuyo tratamiento suele ser quirúrgico. El ganado enfermo, por su parte, reduce su producción en un orden estimado en alrededor del diez por ciento. Amplias regiones del territorio nacional están expuestas a la parasitosis. Hasta ahora la lucha sanitaria ha tenido como principal medicina unas píldoras suministradas por el Ministerio de Salud de la Nación, que controlan la fase intestinal de los perros, y que deben ser administradas cada 45 días, un sistema que por las características del medio no siempre se cumple.

La vacuna desarrollada aplicada en tres dosis y una anual de mantenimiento provee la inmunidad total buscada. El desarrollo de esta vacuna, la única existente hasta ahora para prevenir esta enfermedad, es un hecho auspicioso que coloca a la ciencia y tecnología argentinas y a sus actores en un plano de gran notoriedad.

Al destacar el desarrollo científico obtenido, el director nacional de Epidemiología admitió que, teniendo en cuenta que el parásito no causa grandes pérdidas económicas a los productores, resta interés y convicción al uso sistemático del nuevo instrumento productivo. En todo caso y dado que hasta ahora se han provisto medicinas sin costo, podría hacerse lo propio con esta vacuna, dictando la obligatoriedad de su aplicación