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Hermanos Weinbaum: "De chicos comíamos porque existía el fiado"

Aunque trabajan desde hace años en Capital, los hermanos Weinbaum siguen viviendo en Mar del Plata, donde tienen a toda su familia. Eran siete hermanos y cuentan que sus padres les enseñaron a ver el lado positivo de la vida: "Si se nos volaba el techo de la casa, ellos nos decían que miráramos qué lindas estaban las estrellas cuentan.

Divertidos y con mucha onda, los hermanos Eugenio (50) y Sebastián "Culini" (38) Weinbaum le meten adrenalina a los domingos de El Trece, canal en el que conducen Hombre al agua bajo cero, la versión invernal del reality que es furor en varios países. Cada semana, 15 personas compiten en el parque acuático para llegar a la gran final y ganarse los 15 mil pesos.

Oriundos de Mar del Plata, los creadores de MDQ para todo el mundo viajan a Buenos Aires para grabar el programa, y se resisten a instalarse en la Capital. "Al principio, era raro laburar en la tele y no vivir en Buenos Aires, porque Dios está en todas partes, pero atiende en Capital. Nosotros golpeamos la puerta con tanta intensidad, que nos atendió aún viviendo en el interior. Logramos mantener nuestra vida en Mardel, y estamos felices con eso", expresa Eugenio. "Salís a la calle y en invierno no hay nadie. Vas a caminar con lluvia por la playa y tenés momentos alucinantes. Estás a 3 cuadras del mar, ligado con la naturaleza al ciento por ciento. Eso es impagable. Ojo, en Capital la pasamos bien, pero nuestra vida es más en el campo. Somos pueblerinos", agrega Culini.

-¿En Mardel vive toda su familia?
-Eugenio: Sí, estamos todos acá. Nuestros hermanos, nuestra vieja, Herminia, nuestras mujeres y los nenes. Y nuestros acreedores están en Buenos Aires, ¡por eso no queremos ir!
-Culini: Tenemos la suerte de elegir dónde vivir, y por más que trabajemos en la tele, no somos de la farándula. No aspiramos a ser famosos, millonarios, ni nada de eso.

-¿Cómo se componen sus familias?
-Eugenio: Andrea se llama mi esposa y tengo 3 hijos: Simón (13), Tomás (6) y Milo (3).
-Culini: Estoy juntado con Georgina y tenemos a Ulises (2).

-¿Qué tipo de padres son?
Los dos: ¡Somos dos niños! Somos más chiquitos que nuestros hijos, les sacamos los chupetines, los juguetes y los nenes lloran, ja.
Culini: Mi mujer dice que le cuesta más criar al niño Culini que al niño Ulises. Somos 7 hermanos, familia numerosa, aunque ya no tenemos a nuestra hermana del medio, porque falleció hace muchos años en un accidente de tránsito. Somos re unidos, y trabajamos todos juntos en MDQ.
Eugenio: Como padre, trato de transmitirles a mis hijos los mismos valores que nos inculcaron nuestros viejos. No pasan por lo económico sino por lo espiritual y humanitario. Uno puede saber inglés o francés, pero el idioma universal es ser humano. No hay que perder los valores, la solidaridad, el tener en cuenta al otro, y darle una mano a quien te lo pida. Eso te hace sentir bien a vos. Y se lo inculco a mis hijos, aunque no pierdo esa cosa lúdica de tirarme al piso a jugar con ellos.

-¿El mejor plan familiar?
-Eugenio: Ir a la playa todos juntos. Si el más grande no está con la compu y el facebook, aprovechamos lo que tenemos a mano, sin que sean cosas materiales. Con una pelota o un frisbee pasamos horas en la orilla del mar. O si no, buscamos caracoles y ostras en la arena. Los chicos se re enganchan, es natural y divertido.

-¿Siempre se llevan bien entre ustedes o a veces tienen roces?
-Eugenio: Si discutimos es en búsqueda de lo mismo y enseguida nos damos cuenta de que no tiene sentido una discusión, sino el intercambio de opiniones. Nos ponemos de acuerdo en dos minutos de ring, ¡con los guantes!
-Culini: Es lógico que tengamos opiniones distintas, para aprender y crecer, pero siempre con respeto. Nos llevamos de primera como hermanos, y también con nuestras familias. Nadie tiene la verdad absoluta...
¡Ni yo, que soy el dueño de la verdad! Nuestra vieja, Herminia, nos inculcó una frase que nos marcó: "El pasado es tu historia, el futuro es incierto, y el presente es un regalo que hay que vivir y disfrutar". Así andamos por la vida.
-Eugenio: Somos afortunados y disfrutamos de todo porque venimos de una clase media muy baja: comíamos porque existía el fiado, vivíamos en un departamentito muy chico 13 personas, y nuestros viejos fueron unos luchadores que salieron a pelearla. Costaba un montón: calculá que tenían que vestir y alimentar a 7 hijos. Jamás nos faltó nada, por suerte. Nuestros viejos siempre tuvieron una visión romántica de la vida: si se nos volaba el techo, en vez de dramatizar, decían: "Che, mirá qué lindas se ven las estrellas".
-Culini: La felicidad no pasa por lo material, sino por disfrutar del presente, agradecer que tenés a tus seres amados sanos y vivos, y una historia linda para contar a tus hijos.

-¿Su papá de qué trabajaba?
-Eugenio: Era comerciante, y se llamaba Milo. Era un inmigrante de Polonia, y falleció hace varios años ya.
-Culini: Yo tenía 14 cuando el viejo partió, y nos marcó mucho. Se siente su ausencia.
Pero a partir de ese golpe empezamos a hilvanar las ideas que te contamos. Podés ser lindo, alto, flaco o millonario, pero nadie tiene la vida comprada. De un segundo al otro puede cambiar todo.
-Eugenio: Te aseguro que si le preguntás al hombre más rico del mundo antes de morirse qué quisiera hacer con su fortuna, sin dudas él te diría que la cambiaría por un minuto más de vida. A veces, uno se mete en una vorágine de la cual no puede salir, pero no está buena esa carrera por querer tener más y más. Nosotros, por ejemplo, jamás tuvimos un auto 0 km.

-Hablemos de Hombre al agua. ¿Les divierte ver a la gente caerse?
-Culini: ¡Sí! Cuando no se lastiman, es graciosísimo verlos caer, porque ellos también se ríen de sus golpazos. Cuando nos propusieron conducir otra vez este programa, dijimos que no porque era como contar de nuevo el mismo chiste. Nos dejaron cambiar el predio a nuestro gusto, y ahí nos enganchamos. El parque es espectacular, como Disneylandia, pero en Sudamérica.

-¿No les da miedo que algún participante muera de hipotermia?
-Eugenio: Hubo un chico con un principio de hipotermia, porque el agua está helada. Algunos competidores pidieron no usar los trajes de neoprene para tener más elasticidad, pero es una locura porque el agua está extremadamente fría. Cada vez que vuela alguien, sufrimos.

-¿Vuelve MDQ?
-Eugenio: ¡Sí, señor! Hacer Hombre al agua es un placer, pero MDQ es nuestro ADN, nuestra espina dorsal. Aunque tengamos 200 años, lo seguiríamos haciendo igual.
-Culini: Hicimos varios viajes, estamos juntando material, y la idea es volver cuando tengamos varios programas listos. Si todo sale bien, el año que viene estará nuevamente en la pantalla.

-Recorrieron gran parte del planeta, ¿qué les queda por conocer?
-Eugenio: Nos falta recorrer varios puntos de Medio Oriente, Israel, Egipto, muchos lugares de África, pero somos conscientes de que a la vuelta de la esquina te podés topar con algo que jamás viste en tu vida.
-Culini: Ahora nos morimos por conocer Etiopía, pero están con una guerra tribal y eso dificulta las cosas. Hay un ritual increíble, en el que las comunidades se matan con palos, y jamás fue grabado. Queremos ver si lo podemos lograr.