“Hay que pasar el invierno”: ¡Qué karma!

Silvia Freire

Facilitadora.

Sin ser budista entiendo que no usamos correctamente la expresión (quejosa) de ‘¡Qué karma!’ como sinónimo de qué mala suerte.

Creo que lo que se presenta una y otra vez en nuestra vida, es una oportunidad, repetida (las veces que sea necesario), hasta aprender.

Maravillosa oportunidad, esmerada, incansable.

¿Aplazo? Ok. Nueva fecha de examen.

¿No entendiste? Te lo explico otra vez. En otro idioma, bajo otra luz, en otro escenario, con otros actores. Remixado.

Esta pandemia, quizá nos está dando la oportunidad de recuperar valores perdidos y desarrollar talentos que nos conviertan en mejores personas.

Todos sabemos qué es altruismo, honradez, solidaridad, compasión, compromiso, respeto, honestidad.... (parezco un político, ja ja ja)

Palabras usadas por casi todos, aplicadas por casi nadie.

Debo confesar que estoy lejos de aprobar el examen, considerándome una buena persona. Rodeada de buenas personas. Familiares y amigos que sacarían un aplazo igual que yo.

¿Y por casa? ¿Cómo andamos? ¿Qué nota te sacas? ¿Cómo venís de madurez por ejemplo?

¿Sos de las personas desesperadas por ir al peluquero mientras se siguen armando camas porque los expertos, los médicos, los infectologos, nos aseguran que lo peor no solo no pasó sino que aún no comenzó?

¿Sos de las personas que en tiempos de SIDA pensaban que por hacerlo una vez no se iban a contagiar, o en los viejos tiempos por hacerlo una vez no se iban a embarazar?

¿Sos de los inconscientes que creen que no pasa nada o de los aterrados que por miedo al contagio quieren echar del edificio al vecino médico?

¿Cómo venís de altruismo? ¿Honradez? ¿Solidaridad? ¿Compasión? ¿Compromiso? ¿Respeto? ¿Honestidad? ¡¿MADUREZ?!

Si esta pandemia vino a enseñarnos esos valores, me las llevo previas. ¿Vos?

Voy a compartir un cuento de A. de Mello:

Un cartero se metió con su bicicleta por un prado, a fin de ganar tiempo en el atajo. A mitad de un camino, un toro se fijó en él y se puso a perseguirlo. Finalmente, y después de pasar muchos apuros, el hombre consiguió ponerse a salvo

- Casi te agarra eh - le dijo alguien que había observado lo ocurrido.

- Sí - respondió el cartero - ¡Como todos los días!

Creo que muchos sabemos que ahí está el toro (virus), ¡pero queremos ir en bicicleta por el prado!

Seguimos queriendo flan, con cualquier gobierno, bajo cualquier circunstancia.