Hay cada vez menos gente que se vacuna en la Argentina
Ya sea porque hay faltantes, por ciertas dificultades de acceso y, en menor medida, por los grupos antivacunas, las coberturas están descendiendo.
Nota extraída del diario La Nación
María Clara Sak es docente de la provincia de Buenos Aires y tiene hijos mellizos que cumplieron 11 años. "Les di todas las vacunas que corresponden, menos el refuerzo contra el meningococo (que puede causar meningitis), porque estaba en falta -explica-. Pasaron 10 meses y la mayoría de los padres no la conseguimos". El caso de Sak no es único. Ya sea porque hay faltantes, por ciertas dificultades de acceso y, en menor medida, por los grupos antivacunas, las coberturas están descendiendo y vuelven enfermedades que se creían superadas, como el sarampión y la varicela.
"De forma privada, la antimeningocócica sale $4900 -dice Sak-. Con muchísimo esfuerzo quizá nosotros la podamos pagar, pero mis alumnos no, por lo que va a quedar una cohorte sin vacunar".
En la Argentina la vacunación es política de Estado: en enero de este año se promulgó la ley 27.491 de control de enfermedades prevenibles por vacunación, un proyecto del diputado nacional por Tucumán Pablo Yedlin, que fue aprobado por unanimidad en ambas cámaras. "Después del agua potable y las cloacas, las vacunas son la estrategia de salud pública más efectiva -argumenta Yedlin-. La ley establece que son públicas (es decir, definidas por la autoridad sanitaria nacional), gratuitas (por eso las compra el gobierno nacional y las distribuye para toda la población) y obligatorias (vacunarse no solo es un derecho, sino una responsabilidad, porque cuando las coberturas bajan, vuelven enfermedades como el sarampión)".
La comunidad sanitaria reconoce que, a pesar de una tradición en materia de vacunación y un amplio calendario comparable con los mejores del mundo, se da una situación inédita, ya que las denuncias por faltantes se repiten en todo el país.
En los últimos días, la Defensoría del Pueblo de la Nación solicitó a la Secretaría de Gobierno de Salud el cumplimiento en tiempo y forma de la entrega de los insumos solicitados por las provincias, y realizó una denuncia en la sede local de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). Dependiendo del stock local y la escasa cantidad que se distribuye desde la Nación, es difícil encontrar en los hospitales vacunas como la antimeningocócica, la antivaricelosa, la triple bacteriana acelular, la triple viral, la vacuna contra la hepatitis B, A y el VPH, el rotavirus, la Salk y la Sabin. Los centros especializados no reciben la cantidad necesaria de antirrábica y la campaña de antigripal está retrasada.
"En salud, la planificación es determinante para adelantarse y prevenir -explica Darío Díaz Pérez, senador por Buenos Aires y vicepresidente de la Comisión de Salud-. Pedimos un informe sobre el que no obtuvimos respuesta, y los datos que van llegando de los hospitales provinciales y de los vacunatorios municipales son alarmantes".
Para el infectólogo Eduardo López, jefe del Departamento de Medicina del Hospital Ricardo Gutiérrez, un buen calendario de vacunación es un punto de partida, pero es necesario garantizar los insumos y tener campañas de concientización que sean comprensibles. "El Estado tiene una responsabilidad irrenunciable, porque casi un tercio de la población es pobre; a esas personas si las vacunas no les son provistas, no se pueden vacunar -destaca-. Lamentablemente tampoco se contempla adecuar los días y horarios de los vacunatorios".
"Anualmente se compran 41 millones de dosis totales de las 20 vacunas del calendario -argumenta la infectóloga Miriam Burgos, subsecretaria de Prevención y Control de Enfermedades Comunicables e Inmunoprevenibles de la Nación-. La antigripal se está repartiendo dentro de los plazos que son siempre entre fines de marzo y principios de abril. El año pasado el pico de gripe fue en junio y julio, tuvimos 50 muertes, todos tenían factores de riesgo y no se habían vacunado; nosotros entregamos el 100% de las dosis. Las estadísticas indican que el personal de salud se vacunó muy bien, pero entre las embarazadas, la cobertura fue del 60%. Uno tiene que tener las vacunas, pero después las tiene que aplicar. Todos sabemos que es un problema, creo que cuando salga la cobertura universal de salud esta situación se va a modificar, porque los horarios son más amplios en los centros sanitarios".
Según Burgos, la entrega de vacunas está retrasada, pero antes de fin de mes se va a regularizar: "La séxtuple ya se está repartiendo -asegura-; la triple viral, la triple bacteriana acelular, la Sabin y la de la hepatitis, también. Con varicela hubo problemas de logística, pero está llegando".
Las coberturas de vacunación están bajando en la región en forma sostenida por diversas razones, principalmente por las dificultades en el acceso. "Si las vacunas llegan en forma irregular, todas las actividades de planificación para la aplicación fallan. El problema es grave desde lo individual, porque la persona queda sin vacunarse; desde lo comunitario, porque bajan las coberturas de vacunación, y desde la gestión de las provincias, porque replanificar es complejo -detalla la infectóloga Carla Vizzotti, presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología-. Por otra parte, la baja tiene que ver con ciertas características propias de su éxito, ya que al desaparecer las enfermedades, no se percibe el riesgo y su aplicación a los niños se va postergando. En menor medida, también se suma la información falsa difundida por los grupos antivacunas".
"Es una falsa tranquilidad tenerlas en el calendario si no se aplican -coincide López-. La vacuna de varicela es extraordinaria, porque tiene un 93% de efectividad, pero está en el 75% de cobertura. Eso significa que hay 170.000 chicos que no se vacunaron y para que sea eficaz la cobertura tiene que ser del 90% o más. Esa vacuna es obligatoria desde 2015 y sin embargo estamos teniendo pequeños brotes de varicela porque no vacunan a los chicos. Hoy en el primer año de vida hay 700.000 dosis de vacunas que no se aplican. La responsabilidad de los médicos es conversar, consensuar y convencer".
Una ley aprobada por unanimidad en enero de este año consagró el programa nacional de inmunización como un derecho y una obligación. Retrasos y faltantes en vacunas, sumados a dificultades para concurrir a aplicárselas, la prédica sin fundamentos científicos de ciertos grupos e incluso el propio éxito de esta estrategia, considerada una de las más efectivas de la salud pública, están haciendo descender las tasas de vacunación. Los infectólogos advierten que esto le abre la puerta enfermedades ya controladas.