Hace un año una grúa les destrozó su casa: siguen en obra e irán a juicio
La familia Otelli Morales contrató el servicio para mover una pileta prefabricada por encima de la vivienda. El vehículo les detrozó el techo.
El 27 de enero del 2018, la grúa que contrató la familia Ottelli Morales para la instalación de una pileta se tumbó para un costado y partió su casa al medio. A un año del hecho, siguen viviendo entre escombros y materiales de construcción, los techos siguen manchados con agua y ciertas partes de la casa todavía están clausuradas. Como no fueron indemnizados, demandaron a la empresa y la aseguradora.
La casa queda en Saladillo al 2600, Mataderos. No era una tarea tan sencilla la que tenía que realizar la grúa: levantar la pileta prefabricada desde la calle, pasarla por encima de la casa de tres pisos y depositarla en el parque trasero. El operador de la grúa recibía indicaciones por handy de un compañero que lo guiaba desde el jardín. Pero en un momento, la pileta se fue de eje, se estrelló contra la medianera, cayó al patio y terminó parada sobre un costado en el piso del jardín. Stella Maris Morales estaba filmando todo con su celular desde el fondo de su vivienda, y en la confusión no se dio cuenta que, detrás de la pileta parada, había un brazo de grúa incrustado en su casa.
"Cuando levanté la cabeza y vi...", Morales no termina la frase. Se le siguen llenando los ojos cuando la memoria la lleva a este exacto momento. "Durante mucho tiempo me identifiqué con esta casa, era una parte mía. Ahora sé que hay que soltar y me proyecto en otras cosas, en mis hijos, en el futuro", reflexiona sobre el aprendizaje.
Doce meses después del accidente, la familia aún no recibió una indemnización. La empresa Paolini -que la familia asegura haber contratado, y cuyo nombre, logo y número de teléfono figuraban sobre la grúa- alega que la grúa no era suya. "Durante los primeros cuatro meses, no recibimos ninguna propuesta de parte de nadie, todos se pasaban la pelota. Así que en mayo decidimos optar por la vía judicial", sintetiza Morales. Desde aquel momento, la familia empezó a tomar las riendas y decidió reconstruirse.
De febrero a octubre, Stella Maris, su marido Néstor y sus dos hijos vivieron secretamente en una casa cercana que alquilaban. No se lo podían contar a nadie, porque su vivienda no tenía ni techo ni sistema de alarma. "Pasábamos los días acá, dejábamos el auto para que pareciera habitada, y a la noche nos íbamos a escondidas a dormir a la otra casa", recuerda Morales, todavía asombrada por la cantidad de pruebas que tuvieron que superar.
No bien el Gobierno porteño levantó la clausura de la casa, en mayo, los Ottelli Morales arrancaron la obra. "Hicimos el techo, la medianera, la electricidad, la plomería, los pisos, todo con nuestro dinero. Salió de nuestro bolsillo", explica la dueña de casa. El último piso de la casa tuvo que ser reconstruido integralmente: pisos, paredes, ventanas y techo. Por falta de dinero, debieron modificar la estructura de la casa y recortarle dos metros de altura. Recién en noviembre pudieron, al fin, volver a su hogar, nuevamente habitable.
"Esta casa es el proyecto de una vida, todos sacrificamos mucho, mis hijos recibieron muchos 'no' cuando eran chicos porque el objetivo era éste. Ahora quiero que podamos disfrutar todos", suelta la madre. "Pero todavía falta", sentencia.
Aún queda por arreglar todos los cielos rasos por las filtraciones de agua, resultado de los meses sin techo. También, terminar la planta alta, ahora puro cemento, erigir algunas paredes, parquizar el jardín. Sin embargo, lo más urgente está hecho, lo peor ya pasó. Además, la pileta está en su lugar. Ahora falta que la Justicia actúe.
En su momento, los Ottelli Morales contrataron telefónicamente a la empresa Paolini Grúas. "Cuando nos asesoramos para saber cómo llevar la pileta detrás de la casa, nos dijeron que necesitábamos una grúa telescópica y que sólo dos empresas contaban con estos equipos: Daniele y Paolini. Llamamos a ambas y por una pequeña diferencia de precio en el permiso, elegimos la segunda", indica la dueña de casa.
En base a eso, se tramitó el permiso municipal de operación de grúa en nombre de dicha empresa y el 27 de enero llegó el vehículo con logo de Paolini a la casa de la calle Saladillo.
Del lado de la empresa, aseguran que la grúa, de marca XCMG modelo D68 con patente OUF-847, no es suya. "Paolini no tiene nada que ver, no sabemos porque esa familia insiste tanto en involucrar a mi cliente", recalca el abogado Fernando Burlando, defensor de la firma en esta causa. "Paolini no tiene responsabilidad, esta grúa está legalmente a nombre de otra empresa. Que pueda Paolini tener intereses en esta otra empresa, seguramente sí. Pero no es la empresa Paolini", esgrimió el letrado, que invitó a los damnificados a reclamarles a las aseguradoras, también demandadas en la causa.
La abogada de los Ottelli Morales, Inés Vietri, señala que "el seguro que posee la grúa es bajísimo y no alcanza siquiera a cubrir el 20% de los daños", sumando los daños patrimoniales y extrapatrimoniales. "Pero todo está judicialmente encaminado", asegura. Continuará.