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Hablar de fútbol sin errores

Por Iván Pavlovsky* He leído en estos días algunas opiniones en el marco del debate que generó la despedida de Martín Palermo del fútbol profesional. A esta altura del partido no me sorprende que desde algunos rincones de la intelectualidad a los que Mauricio no les resulte políticamente correcto se analice su pasada gestión en Boca con una visión cargada de prejuicios.

Convivo con eso permanentemente y casi lo admito de manera resignada como gajes del oficio. Pero lo que no puedo dejar pasar por alto es que se pretenda confundir a la gente con datos falsos .

Martín Kohan ha dicho en esta sección el miércoles que durante la gestión de Macri nunca pudo "ir más allá del vano marketing" y que por esa razón a la hora de incorporar jugadores "Boca contrató a Alphonse Tchami, no a Martín Palermo". Profesor, por favor, un poco de seriedad. Tchami llegó a Boca a comienzos de 1995 cuando conducían al club don Antonio Alegre y Carlos Heller.

Macri inició su mandato muchos meses después, a fines de ese año.

Y fue Macri quien contrató a Palermo en 1997 . A él y también a Barros Schelotto, Córdoba, Serna, Riquelme, Delgado, Palacio y a tantos otros jugadores de enorme jerarquía que con su esfuerzo y su talento contribuyeron para que los hinchas pudieran disfrutar de la época más exitosa en la historia de Boca.

No fue por marketing que en esa etapa se ganaron 16 títulos (seis nacionales, cuatro Libertadores, dos Copa Intercontinental, dos Sudamericanas y dos Recopas). Y tampoco fueron operaciones propagandísticas las que le permitieron reconstruir al club con decenas de obras, como la pensión, el Museo de la Pasión y la puesta en valor del estadio y de toda su infraestructura adyacente, incluido el predio de Casa Amarilla, que le devolvió a los chicos de las inferiores una cancha propia para jugar y por la que pasaron Tévez, Battaglia, Burdisso, Gago, Banega y tantos otros.

No se puede hacer política con todo. Y mucho menos faltarle el respeto a un equipo de trabajo que durante 12 años puso mucho amor, entusiasmo y compromiso para llevar a Boca Juniors a ser considerado el primer club del mundo.