Opinión
Habilitación a invertir desde los 13 años: sobre llovido, mojado
¿En serio que, en tiempos en que los chicos usan el dinero de sus billeteras virtuales para apostar, en lugar de hacerlo para almorzar, cargar la Sube, jugar al fútbol o salir con amigos, deciden sumar el mercado de valores?
Sabemos también que ellos vienen mostrando nuevos padecimientos muy relacionados al contacto con pantallas y redes sociales, así como a cambios de paradigmas que distorsionan los lugares y funciones de los adultos y los chicos: trastornos de ansiedad, depresión, impulsividad, adicciones, pánico, etc.
Desde el 2023 explotó en nuestro país el problema de las apuestas online en los chicos; en las escuelas, las familias, los clubes, en donde estén, los pibes apuestan desde sus celulares, muchos de ellos enfermándose, con alarmantes consecuencias en su salud y la de sus familias.
Y resulta que en medio de este escenario, con chicos preocupados por cómo ganar dinero en forma inmediata y sin esfuerzo, o por cómo recuperarlo si ya se engancharon adictivamente con las apuestas, le suman una nueva puertita: el mercado de valores.
Sí, sobre llovido, mojado. ¿En serio que ésto fue pensado contemplando la salud mental de nuestros pibes? ¿En serio que, en tiempos en que los chicos usan el dinero de sus billeteras virtuales para apostar, en lugar de hacerlo para almorzar, cargar la Sube, jugar al fútbol o salir con amigos, deciden sumar el mercado de valores?
¿No será momento de empezar a despreocupar a nuestros chicos respecto de cómo ganar dinero y multiplicarlo, dejando esa preocupación, en todo caso, a los grandes? ¿Acaso no se dan cuenta de que a los 13, 14, 15 años las prioridades de los pibes deben ser otras, porque son chicos? ¿Están empecinados en negar, y seguir haciéndolo, que muchos de los padecimientos actuales, a los que se suman autolesiones y suicidios, nos interpelan respecto del mundo actual y sus carencias básicas?
No, los chicos no necesitan invertir, somos los grandes quienes debemos hacerlo. Y no hablo de invertir en el mercado sino de invertir en el sentido de cambiar; cambiar nuestra mirada, nuestra escucha y nuestras decisiones respecto de los chicos. Ellos están hiper informados y pueden parecer adultos, pero no lo son. Y nos necesitan cuidándolos y brindándoles lo que, seguramente, no se ofrece en el mercado: tiempo.
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