Gustavo Cordera: "El rock siempre tiene que estar en la vereda de enfrente de los gobiernos"
*Por Mariela Encina. Más introspectivo y relajado que antes pero con la rebeldía intacta, el músico vuelve a Mendoza. Hoy toca en la plaza Independencia, gratis.
Atardecer de febrero en La Paloma. "No puedo pedir nada más. El mar está quieto, hermoso. Es un día fragante, de paz", Gustavo Cordera describe con aceleración cero y uno hasta puede imaginárselo descalzo, con el fono en la mano, clavando la mirada en el horizonte azul, en total sintonía con la tranquilidad rochense. Y lo está: "Estoy pasando un buen momento compositivo; estoy feliz".
Cordera y su cordura: hace cinco años, el músico eligió como su hábitat natural ese apacible balneario uruguayo, pueblito de pescadores, arena de surfers y de atardeceres soñados. Entonces, dijo, volvió a su eje. Desprendido de todo lo material que estuviera de más en esta etapa, guiada por el "ser" ya no por el "tener", el Pelado comenzó otra vida. Se quitó el pijama, regaló la mayoría de su ropa y apagó para siempre su celular. Y creó, artesano espiritual, un mundo nuevo: "La Caravana Mágica", un disco y una cooperativa musical argentino-uruguaya que ya armó bailongos en buena parte del continente.
Renacimiento. Metamorfosis. Timonazo. Él dice estar "feliz" y punto. Y cómo no. Si cuando picaron las ganas y dictó la energía, la caravana salió de gira por Argentina, Uruguay, Costa Rica, Chile, Bolivia y Paraguay, con el Pelado ocupando el lugar de chamán cumbiero, y el público dejándose llevar por el trance.
Fiesta tribal. Pura espontaneidad: la misma mística vibra en su tercer combo musical, con fecha de lanzamiento al cosmos en mayo próximo y en el que vuelve los oídos -profundizando la escucha- al mestizaje de ritmos latinos pero ahora agitándolo con rock y electrónica. O sea: otro viaje iniciático por "la música de raíz", en el que traza su propio mapa musical latinoamericano con alma de cartógrafo ocurrente.
"Va a ser nuestro regalo artístico más comprometido en nuestra corta vida grupal, estamos en 2012 y milagrosamente vivos... ya no queda tiempo para los más o menos, esto va a fondo, ya lo verán...", tipeó en su muro de Facebook un día antes de San Valentín sobre "La Caravana Mágica Volumen 2", el álbum en camino.
-¿Ya está bautizado así?
-Y con algún otro nombre que sirva para orientar al público. Pero sí, ponele que sí.
-¿Cómo va eso?
-Ya tenemos listos los demos...; y la sensación de que se viene algo muy fuerte.
-¿Sí?
-El disco tiene una energía poderosa; una impronta rockera, sanguínea y de banda conformada. El lenguaje es moderno, nuevo, electrónico pero no pierde la música tradicional o de raíz. Y tiene otro temperamento: si antes sonaba a nylon, ahora suena a cuerdas de acero.
La fusión detona el kilometraje que el grupo ya tiene encima. El veranito argentino los encontró tocando en Necochea, Las Grutas, Comodoro Rivadavia, Córdoba y hasta incluyó una escapadita a Galicia. Ahora la troupe llega a Mendoza, como punto final de "Vendimia en la Ciudad". Después, los espera la edición chilena de Lollapalooza.
-¿Están tocando algo de lo nuevo?
-Adelantamos algunos temas pero hay que controlar la ansiedad. La gente se merece algo fragante y lo será. Incluso nosotros estamos sorprendidos. Después de tantas cosas vividas, no perdí mi capacidad de asombro. Esta es una veta desconocida para mí, estoy descubriendo a mis compañeros.
Cordera nombra uno por uno a los integrantes de la troupe que tiene una pata en Rocha y otra en el oeste bonaerense: Juanito El Cantor (guitarras, charango, bombo, xilofón, voz y coros), Leandro Perdomo (guitarra), Andy (percusión), Pepe Oregiani (bajo y coros), Matías Ruiz (bata y percusión), Licina Picón (teclados), Stella Céspedes (coros), Soema Montengro (coros) y Chacho Piriz (guitarra criolla). Y al cabo, suelta la reflexión: "Se está dando algo mágico".
-¿Tendrán algo que ver las predicciones mayas?
-Venimos a paso firme. Creo que 2012 ofrece una de las últimas oportunidades de sacar afuera las viejas ropas, las pasiones, el ruido interior y abrirse a nuevos sonidos, fragancias y emociones. Es una sensación personal. De dejar afuera temores, tumores, pasiones de la era del tener. Todas estas sensaciones personales están en el disco que es crudo y a la vez simple.
-¿Vivir en La Paloma influyó en tu modo de percibir el mundo?
-Se trata, sobretodo, de un viaje personal que se puede hacer acá o en Afganistán. Lo que hay adentro, hay afuera. Claro que La Paloma da el espacio para que no contamines. Estoy en mí.
-Podés volver a la jungla, entonces...
-Este año pienso volver a Buenos Aires y la Argentina. Tengo muchas cosas que hacer, me voy a comprometer social y políticamente con mi país. La música y el arte están en el plano de las emociones, de los sentimientos más profundos. El lenguaje político, en cambio, forma parte de un circuito que tiene que ver con lo racional.
-En este sentido, ¿por dónde va la militancia de La Caravana?
-Hay muchas acciones. En principio, viniendo a Mendoza estamos adhiriendo al intendente de San Carlos, que fue quien proyectó y peleó para que no haya minas en la provincia. Nosotros adherimos, también, a todas las ONGs del país que están trabajando en el país contra el proyecto minas a cielo abierto del gobierno nacional. Porque consideramos que es una forma de recibir dinero, que después baja al pueblo pero que nos va a salir muy carísimo. Mucho más caro que el dinero que nos dan por lo que estamos sosteniendo. Se tarda entre cinco y seis años en recibir el veneno que dejan en las altas montañas.
Tenés que ver lo que hizo la Barrick en Finlandia para saber quiénes son: lagos sin vida, bosques sin insectos, pájaros, ni animales. No quiero eso para el suelo en el que vivo. Trabajamos concientizando, más que nada. Seguramente, dentro de poco, seamos los "terroristas" del futuro, con la nueva ley antiterrorista. La idea no es enfrentar ni ofender, sino concientizar, decir lo que sentimos.
-¿He ahí, la rebeldía?
-Es una rebeldía interna y como comunicador, lo expreso en donde esté. La Caravana siempre va a estar del lado de la naturaleza, del corazón, la celebración de las diferencias y de todas las tribus nativas que todavía cuidan nuestras selvas, montes y valles: guaraníes, tobas y mapuches. Porque tampoco los Derechos Humanos están con ellos; hoy responden ideológicamente al gobierno. Es importante que la gente vea -y sepa- lo que están haciendo los lobby-sojeros, las mineras, la explotación petrolera en Argentina y toda América Latina. Este modelo económico afecta nuestra calidad de vida.
Es un asalto de rock
Los grandes relatos del rock, y con ellos, sus pilares o referentes, se cayeron hace tiempo. La escena se muestra fragmentada en múltiples voces, que emergen de las nuevas generaciones de rockeros.
Ahora comparte sus impresiones: "Es un proceso sano y altamente saludable. Estamos abandonando los totalitarismos, las ideas absolutas y las cosas masivas. Es necesario celebrar lo diferente, que haya muchísimos músicos y que puedan desarrollarse sin tener en cuenta el afuera: esa ‘penetración’ tan viril de la que habla el marketing. Creo que ‘Penetrar en el mercado’, ‘convocar gente’ son ideas viejas. Yo anuncié hace tiempo un colapso importante en el rock nacional. De hecho, las bandas más convocantes no son argentinas: Calle 13, NTVG, La Vela Puerca...
-¿Y cómo lo ves hoy?
-No creo que el rock esté muerto pero sí que está en un estado de crisis. Al no tener como meta vender muchos discos, ganar mucho dinero o convocar, las nuevas generaciones se van a abocar a hacer arte. Cuando no tenés nada que perder es cuando salen las cosas más interesantes. Ahora, cuando tenés algo mucho que perder, te ponés defensivo, conservador, y el arte no aparece. Hay que atraverse al riesgo, a salir de la comodidad. El rock está muy cómodo; y más ahora, que los recitales están siendo financiados por el Gobierno.
La opinión de los artistas -y más de rock- no puede tener ningún sponsor, no puede representar a ningún partido político, marca o corporación. Porque si no, la gente se queda sin referentes, y está necesitando tener una referencia rebelde en los artistas. El rock siempre tiene que estar en la vereda de enfrente de todos los gobiernos oficiales.