Guillermo Coppola, sobre su vínculo con Maradona: "En Cuba nació un profundo amor"
El ex representante del Diez dialogó mano a mano con Chiche Gelblung, donde habló de su manera de relacionarse con Diego y de su pasado con las drogas.
En una entrevista íntima, Guillermo Coppola dialogó con Chiche Gelblung de su relación con Diego Maradona, de la noche y de su pasado con las drogas.
"Soy aceptado y bienvenido entre los más jóvenes. Cuando vamos a un lugar, aunque no haya espacio, siempre hay para nosotros. Es el beneficio que tienen mis amigos. Los jóvenes obtienen de mí historias de vida que relato con entusiasmo. Eso es lo que hace interesante estar conmigo", expresó.
Sobre su pasado con las drogas, Coppola reconoció que cometió "errores", pero que "nunca fueron exagerados". "Un día me levanté y dije: 'Éste no soy yo'. Llamé a un amigo, que a su vez llamó a un psicólogo. Tuvo dos o tres tropezones", contó.
En cuanto a su curioso vínculo de idas y vueltas con Diego Maradona, Coppola reveló: "Para mí, el amor más grande es por mis viejos y después por mis hijos. Con Diego tuvimos dos etapas muy marcadas: la primera, del 85 al 90, gloriosa a nivel títulos, ingresos y trascendencia. El otro, muy duro, cuando Diego casi se muere. En Cuba nació un sentimiento profundo de amor. La amistad ya estaba. Estábamos muy solos. Ahí noté que sentía un amor al nivel de mis viejos y mis hijos".
"Soy aceptado y bienvenido entre los más jóvenes. Cuando vamos a un lugar, aunque no haya espacio, siempre hay para nosotros. Es el beneficio que tienen mis amigos. Los jóvenes obtienen de mí historias de vida que relato con entusiasmo. Eso es lo que hace interesante estar conmigo", expresó.
Sobre su pasado con las drogas, Coppola reconoció que cometió "errores", pero que "nunca fueron exagerados". "Un día me levanté y dije: 'Éste no soy yo'. Llamé a un amigo, que a su vez llamó a un psicólogo. Tuvo dos o tres tropezones", contó.
En cuanto a su curioso vínculo de idas y vueltas con Diego Maradona, Coppola reveló: "Para mí, el amor más grande es por mis viejos y después por mis hijos. Con Diego tuvimos dos etapas muy marcadas: la primera, del 85 al 90, gloriosa a nivel títulos, ingresos y trascendencia. El otro, muy duro, cuando Diego casi se muere. En Cuba nació un sentimiento profundo de amor. La amistad ya estaba. Estábamos muy solos. Ahí noté que sentía un amor al nivel de mis viejos y mis hijos".