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Guatemala, país en guerra

Quince años después del fin de la guerra civil, Guatemala sigue azotada por la violencia, ahora del crimen organizado, de las pandillas y del crimen común, y las cifras de muertos crecen día a día e igualan las de la guerra.

Argentina tuvo un brutal llamado de atención sobre el drama de este país hace exactamente un mes, cuando asesinaron allí al músico Facundo Cabral.

"Con los cárteles de la droga y las pandillas expandiéndose (...) todo es más brutal y las cosas van de mal en peor", dice el médico de emergencias Jorge Chiu, quien cada noche recorre la capital guatemalteca con las unidades de emergencia del cuerpo de bomberos.

Las últimas estadísticas hablan de 6.000 homicidios al año, balance similar a los de la guerra interna de 1960 a 1996, y equivalentes a 48 homicidios anuales cada 100.000 habitantes, mas de seis veces superior a la media mundial y entre las más altas del mundo.

"Ese tipo tiene varios disparos en el tórax y el abdomen", dice Chiu a una periodista extranjera (de la agencia AFP) que lo acompaña en su recorrida nocturna.

Salvar a las víctimas a veces se vuelve muy difícil porque las bandas tienen a su disposición fusiles de asalto AK-47 y M-16, los mismos que utilizan el ejército ruso y los marines estadounidenses.

EL MERCADO NEGRO DE LAS ARMAS

El presidente de Guatemala, Alvaro Colom, recordó en una entrevista que el 85% de las armas decomisadas en México provenían de armerías legales en Estados Unidos y pasaron al mercado negro mexicano y centroamericano.

"No puede ser que a cualquier ciudadano se le pueda vender (en EEUU) un AK47 o un M16. Si yo me quiero defender, con un revólver basta y sobra", enfatiza Colom.

Pero en Guatemala -al igual que en el resto de América Central- el armamento pesado está disponible para todos los que tengan dinero.

Por ello deambular por la llamada Zona Viva, el décimo distrito de la capital donde se concentran hoteles y restaurantes de moda, parece por momentos una excursión a través de Bagdad.

Cada restaurante, cada hotel, ni hablar de cada banco, tiene en su puerta uno, dos o tres hombres, de rostro siempre adusto, con chalecos antibalas y fusiles de asalto.

En la zona no faltan las publicidades de ropa blindada, incluso chaquetas de cuero para mujer. Todo sea por mantener la elegancia y la seguridad al mismo tiempo.

La fiscal general Claudia Paz opina que es necesario un tiempo para poder poner fin a esta situación. "Nada se construye de la noche a la mañana (... esto) es un proceso que está en marcha".

La acusadora pública estuvo en todas las pantallas de televisión latinoamericanas a mediados de julio en ocasión de la emboscada mafiosa en pleno centro de la ciudad, en la que murió Facundo Cabral.

El ataque ocurrió 10 días después y a unos pocos cientos de metros del sitio donde una cumbre internacional había prometido 2.000 millones de dólares a los países de América Central para enfrentar al crimen organizado.

ANTECEDENTES TRAGICOS

No fue el primer hecho impactante de 2011: a comienzos de año el presidente suspendió por unas semanas las garantías constitucionales en Alto Verapaz, fronterizo con México y transformado en feudo del cartel de Los Zetas.

En mayo, en el también norteño Petén, un grupo de sicarios irrumpió un domingo al amanecer en una finca y ejecutó a los 27 trabajadores mientras los interrogaban sobre el paradero del propietario, relató el único sobreviviente del ataque.

Pero en Guatemala, que forma parte de la llamada Ruta Centroamericana por la que circula el 95% de la cocaína consumida en Estados Unidos según cifras oficiales, no solamente la violencia es imparable: también lo es la impunidad.

Las Naciones Unidas mantiene desde 2006 en Guatemala la Comisión Internacional contra la Impunidad (Cicig), y afirma que hasta el 98% de los delitos quedan impunes, cifra que el gobierno rechaza.

"Mucha gente, ante el alto grado de impunidad, termina haciendo justicia por si misma. Si a mi me vienen a robar el carro, y yo traigo pistola, mato al que viene a robar. Y eso no es mal visto por la población", dice Pedro Trujillo, director del departamento de Ciencias Políticas de la jesuita Universidad Francisco Marroquin.

EXTORSIONES COTIDIANAS

"Cada día decenas de personas reciben llamados extorsivos y quienes llaman tienen información completa de la víctima", explica "Harris", nombre ficticio de un investigador de las unidades de élite policial, interrogado por otro periodista.

"Muchas veces están implicados vecinos o incluso familiares brindando la información. Y los llamados suelen hacerlos con celulares desde las cárceles", agrega.

"¿Estos casos se resuelven?", es la pregunta inevitable, como también parece ineludible el silencio obtenido por toda respuesta.

Con ese panorama no sorprende que el principal candidato para ganar las elecciones del 11 de septiembre sea un general derechista, Otto Pérez, especializado en inteligencia y contrainsurgencia, quien se postula por el Partido Patriota y que lleva como lema de campaña simplemente la promesa de "Mano Dura".