Grave momento para la Iglesia
El Vaticano atraviesa una crisis que compromete su gran objetivo de reevangelizar el mundo, azotado por una pérdida de los valores religiosos y morales sin precedentes.
Nota extraida del diario La Voz
La Iglesia Católica vive una crisis que tiene pocos antecedentes en su historia, lo que ha puesto en dudas su prestigio y su autoridad, no sólo frente a sus fieles sino también ante el resto del mundo. No se trata de un cisma, como el que dividió a católicos y protestantes hace siglos. Se trata de un caso de corrupción, de filtración de documentos secretos, casi de espionaje, podría decirse.
Hay quienes hablan de una verdadera "crisis de gobierno" en la Santa Sede, en la que los "juegos de poder", el reciclado de dinero y la acción de los "topos" –una especie de agentes encubiertos– son moneda corriente. Éste es el " annus horribilis " del Papa, según comentarios de la prensa italiana. Y parece casi peor que aquellos largos meses marcados a fuego en 2010 por el escándalo de abusos sexuales de niños por parte de miembros del clero.
Un escritor católico publicó en el Corriere della Sera que "nunca el desconcierto había llegado a estos niveles en la Iglesia Católica; pero esta vez hay más: la sensación de un desorden sistémico". La curia romana siempre ha sido un nido de víboras –añade el articulista–, pero antes era la más eficiente administración estatal del mundo, un imperio sobre el cual el ocaso del Sol no llegaba nunca y tenía una diplomacia sin igual.
¿Qué quedó de todo eso?, se pregunta otro escritor católico, autor de dos libros, compartido uno con el ex papa Juan Pablo II y otro con el actual, Benedicto XVI.
Pero lo más grave de todo esto lo señaló el prestigioso vaticanista Marco Politi, quien escribió que los episodios comentados revelan no sólo la extrema vulnerabilidad del entorno papal sino que, además, "eclipsan los esfuerzos del Papa para reevangelizar la secularizada Europa y el resto del mundo".
Y esto es lo realmente grave y significativo: que el proyecto más importante de la Iglesia Católica –la reevangelización– quede empantanado por la crisis de gobierno que hoy estremece al Vaticano. En una de sus últimas homilías, el Papa, quien es a la vez el obispo de Roma, dijo: "Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos y soplaron los vientos que se abatieron sobre la casa de Dios, pero ésta no cayó porque estaba fundada en la roca". El tema es si hoy la Iglesia está realmente fundada en roca.
La sociedad está viviendo un proceso de debilitamiento y pérdida de los valores religiosos, por lo que la reevangelización del mundo aparece como un objetivo de difícil cumplimiento. Máxime cuando la Iglesia es sacudida en su cima por episodios que le restan autoridad, confiabilidad y poder de convencimiento.
Pero más allá de si recupera o no su tradición de valores, lo que revela esta crisis es que en la casa de Dios suceden cosas humanas, demasiado humanas.