Graciela Alfano: "No idealicemos lo que trae la belleza"
Entrevista. Detrás de todo sólo hay una mujer La jurado de "ShowMatch" habla de sus dolores, sus ganas de ser abuela, las ventajas y desventajas de ser hermosa, su relación con un ex presidente argentino y el perfil de hombre que busca hoy.
En la televisión, es la villana del jurado de " Bailando por un sueño ". En la Argentina, el curioso caso de la muchacha que se hizo sex symbol a los 18 y cuya belleza sigue inquietando a los hombres, 40 años después. Pero en su casa, Graciela Alfano es la madre de tres hijos grandes que desea que alguno le dé una nieta; la hija de una señora que dice ser "de edad avanzada pero muy joven"; la amiga que sigue viendo a sus compañeras de la primaria. Aquí, la persona, sin el disfraz del personaje.
Tu madre destacó en TV tu fortaleza para enfrentar las dificultades. ¿Tanta adversidad tuviste que enfrentar en la vida? Muchísima. Desde la infancia, con la muerte de mi padre, cuando yo tenía 12 años. Las mujeres que no tenemos papás nos vemos obligadas a sacar un poco el hombre interno, justamente porque no tenemos ese papá que habla por nosotras, pero que se puede construir para no vivir a la defensiva. Yo he vivido a la defensiva. He sido una persona absolutamente normal. Una persona normal es la que pasa por una depresión, una angustia, una ansiedad, miedo, altas y bajas en el humor. Y cuando uno no puede convivir con esas sensaciones, pide ayuda a los psicólogos y los psiquiatras. Yo he pasado grandes duelos, porque además de la muerte de mi padre, sufrí la de algunos amigos muy jóvenes que murieron de SIDA cuando los tratamientos no estaban avanzados como ahora. He pasado separaciones, mudanzas, la crianza de mis hijos que a veces fue en absoluta soledad... Y las adversidades naturales de un trabajo de una alta competitividad y una falta de amistad total, porque no se puede ser amigo de aquel con el que competís por el mismo sponsor. Hay una supervivencia que hace que puedas compartir situaciones, ideas e intereses, pero una amistad profunda no se tiene. Yo no tengo amigos en el medio.
Pero tenés una amiga, María Luz, desde primer grado del colegio...
Y no es la única. Tengo varias amigas de la primaria.
¿Cómo conservás esas amistades viviendo en un mundo tan distinto del de la gente común y corriente? Es que yo no vivo en ese mundo, yo trabajo en ese mundo. Cuando salgo a tomar un café con mis amigas, de pronto alguna dice "¿che, por qué nos miran?", y otra le responde "porque ésta es famosa". Después de 40 años, todavía les llama la atención la fama. El ejercicio de dejar el personaje cuando se apaga la cámara, me permite hablar con mis hijos sin que mi trabajo sea prioritario y sin que lo más importante sea lo que salió en las revistas. Lo que salió en las revistas no es nuestra vida. Cuando mis hijos han querido salir a apoyarme, siempre puse distancia.
No , les he dicho, ustedes me apoyan con su cariño y desarrollando su vida, que yo para esto me basto y me sobro . Tengo claro que soy su madre y debo apoyarlos a ellos.
Ahora, estoy deseando que alguno me dé una nieta. Quiero la nietita ya. Y no me importa nada que sepan mi edad. Siempre la digo. ¿Cómo no voy a decirla si salí Miss Siete Días a los 18 años, en 1971, y la gente lo sabe? Estoy contenta de la vida que he vivido, aún con las dificultades. Tengo mis hijos. Me arriesgué a tener las parejas que quise tener, me arriesgué a estar con un hombre mucho más joven que yo sabiendo que la relación iba a terminar en algún momento... La gente toma como fracaso lo que termina, pero no es así. El final no es más que el final de una experiencia que uno se animó a hacer. Si no la vida sería un acto fallido, y no lo es; el acto fallido es no animarse.
¿Es cierto que fuiste muy exigente en la educación de tus hijos? Sí, porque mi madre fue rigurosa conmigo. De hecho, fui abanderada, y tuve 10 de promedio en quinto año. Mi madre me exigía muchísimo porque ella fue maestra durante 28 años en un colegio muy humilde del barrio del Abasto.
Los años pasan y los hombres te siguen considerando un sex symbol...
Sí, eso me sigue sorprendiendo. Voy a terminar creyéndole a una astróloga que una vez dijo que por mi carta astral, si yo hubiera sido ingeniera habría sido la sex symbol de los albañiles. Pero en esta sociedad hay que ponerse firmes contra el mandato social de que sólo tenemos valor si somos jóvenes, como si no fuéramos más que un vientre para parir y una vagina para utilizar. Un hombre puede tener una compañera absolutamente bella, pero si es aburrida y demandante... La belleza engancha, pero no es todo.
Todos recordamos encuestas donde aparecés como la más linda de la Argentina. ¿Cómo vivís sabiendo que la mayoría de los hombres quisiera tener una relación con vos? También convivo con mis dudas. Lo que busco, como cualquier ser humano, es alguien que me ame. A esta altura, no entro en las relaciones de touch and go . Busco una persona que se anime a conocerme, que se abra para que yo lo conozca, y que construyamos una relación desde ahí.
Pero tengo mis dudas. Cuando alguien se acerca y me dice te amo , pienso que está idealizando, ¿y qué va pasar cuando vea que no respondo a su idealización, que soy un ser humano? También está el que puede acercarse porque va haciendo crucecitas en los casilleros de las lindas y famosas, y yo no quiero entrar en ésa. Está el otro, el que te necesita porque necesita un grado de fama para que le vaya bien en la empresa o en la política, y espera que le des un empujoncito. Existe también el que busca "la socia", y dice: "Che, ésta es linda, no está tan veterana...¿cuánta guita tendrá?". Todas ésas son cosas que voy evaluando. Es cierto, se me pueden acercar más hombres de los que se le acercan a una muchacha que no es conocida, pero mirá lo que te trae la otra cara de la moneda... No idealicemos lo que trae la belleza, porque también trae lo negativo, y de eso hay que cuidarse, porque implica sufrimiento.
Creo que hoy necesito un hombre inteligente. No quiero alguien que nunca fue al teatro, que no leyó nada, que no está al tanto de las noticias. No digo un Lanata, pero... al menos alguien entretenido.
Admitiste públicamente haber tenido una relación con un ex presidente argentino de la democracia. ¿Temiste enamorarte de él? Yo sabía que no me iba a enamorar.
¿Lo podés manejar con la cabeza? Siempre tiene que haber un grado de racionalidad. Pero yo sabía que no me iba a enamorar, porque para el político que llega a un cargo tan alto el poder es un amor demandante. Estas personas invierten en su tarea un tiempo de vida que se lo restan hasta a su familia. Mucho menos tienen tiempo para una relación de pareja, salvo casos como el de Perón con Evita, o Cristina con Néstor, donde ambos estaban en el ámbito del poder. Para mí la relación con un ex presidente, que no fue puramente física, fue una experiencia que me permitió entender tangencialmente el poder, el esfuerzo que cuesta construir poder. Es una vocación que puedo no compartir, pero entiendo que es absolutamente demandante y única.
¿Pensás dedicarte a la política? Sí pero desde otro lugar, desde alguna ONG. Lo que soy se lo debo a la gente, porque si no hubieran ido al teatro, encendido el televisor o comprado los artículos para los que yo hacía publicidades, no habría tenido una carrera. Creo que es el momento de devolverle algo a la sociedad. He vivido una vida, y es hora de que esta vida esté al servicio de algo.
¿Cómo vivís el tener que dar explicaciones de cosas tan diversas como la frivolidad de que hablabas con la tostada y las versiones que te vincularon a Massera? Sé que mi personaje se presta para hacer chistes, y lo de las tostadas lo tomé como tal. Pero en lo de Massera, dije no.
Eso es un horror, no es un juego. Mi cuñado fue un desaparecido. Tengo sobrinos que son los hijos de ese desaparecido, y que están vivos. Entonces es mi obligación explicar que eso nunca pasó. Además, yo militaba intelectualmente en la facultad de ingeniería, donde todos estábamos politizados, y en algún punto, fuimos engañados.