Gonzalo Heredia: "Actor, productor, Hombre Lobo y padre: ¡un año inolvidable!"
*Por Sergio Oviedo. El viernes 30, en el teatro El Piccolino, el actor debutará también como productor de El montaplatos.
Ansioso, asegura que este es "su gran desafío artístico" y apuesta a estar muchos meses en cartel. Aquí habla de eso, de Lobo, la tira que protagoniza en El Trece, y de su vida como flamante padre. "Elegí todo eso, y soy muy feliz en esta nueva etapa", nos confía.
"Tal vez, cuando te dije que sí, tenía veinte cosas en la cabeza y no pensé bien la respuesta. No puedo ser Hombre Lobo, actor de teatro, director, productor, padre primerizo... ¡y marido!", dice. Y cuando termina la frase. Gonzalo Heredia (30) se ríe con toda la boca... Cecilia, la vestuarista de la obra, también se ríe: "No sé si estaba hablando en serio, o no, cuando dijo que iba a cenar con toda la producción...", comenta.
Son casi las once de la noche y hace apenas unos minutos que Gonzalo terminó uno de los últimos ensayos en el teatro El Piccolino con Ariel Staltari. La famosa obra El montaplatos, de Harold Pinter, se estrenará el viernes 30 de marzo. Un ensayo perfecto: bien podría estar en cartel, y con público. Pero a pesar de que llevan ocho meses de trabajo. Gonzalo no está conforme. "Falta un retoque final en las luces, y todavía tengo que trabajar mucho en el trazado del personaje", juzga.
-¿No sos demasiado severo?
-No. Porque este no es un trabajo más. Es una obra de arte escrita por Pinter. quien ganó el premio Nobel de Literatura hace siete años.
Además, es mi debut como productor. Una apuesta muy fuerte.
-¿Te complica hacer, al mismo tiempo, la tira Lobo?
-Me corre el tiempo... Hoy (jueves 22) puse el motor en marcha a las seis de la mañana.
Una ducha para despertarme del todo, desayuno a mil, beso a Brenda (Gandini, 27) y a mi hijo (Eloy, siete meses), y mi partida rumbo a los estudios de Polka, en Colegiales, para grabar Lobo hasta las siete de la tarde...
Después, otra hora de viaje hasta el El Piccolino, en Palermo Viejo, para otro ensayo de El montaplatos...
-¿De qué trata la obra?
-Es la historia de dos hombres que esperan órdenes de un tercero para cumplir una misión que no conocen. Durante esa espera, en un cuarto con dos camas, comienzan a suceder cosas extrañas, y luego hay un desenlace ' inesperado. Mi personaje es Gus.
La charla sigue en un bar de la esquina ante dos tragos de Campari con granadina, soda y hielo..."para descomprimirla tensión", dice Gonzalo.
-Faltan pocos días para el estreno, que además es tu debut como productor. ¿Existe una ansiedad extra?
-Sin duda. A medida en que se acerca la fecha de estreno me agarran todos los tics: nervios, miedo, incertidumbre: todas las emociones juntas...
-¿Inseguridad?
-Más que eso, expectativa. Armamos una compañía teatral muy buena y quiero que todo salga bien por mí, pero muy especialmente por ellos.
-¿Es tu mayor apuesta?
-No sé si tanto. Prefiero decir que es mi gran desafío artístico. Y me inquieta más actuar bien que mi debut como productor.
-La obra es un hueso duro de roer. ¿Por qué la elegiste?
-Porque me gusta mucho el teatro de Pinter, que te exige el máximo de tus fuerzas. Además, detrás de su aparente simpleza y del absurdo de la situación, deja un poderoso mensaje.
Y por si fuera poco, el otro protagonista es un gran amigo, Ariel Staltari. Hace diez años que nos conocemos y siempre nos propusimos hacer algo juntos. Cuando leí la obra no lo dudé ni un segundo: el personaje de Ben parece creado para él.
-¿Es muy arduo salir de tu papel de Lobo y entrar en el cuerpo y el alma de Gus?
-Muchísimo. Igual, lo llevo de la mejor manera. Termino muy cansado de grabar, pero cuando llego acá, la energía del grupo y de este teatro me hacen sentir como en casa. ¡Vuelvo a cero!
-¿Te llegan las críticas que le hacen a Lobo?
-Seguro que me llegan... Pero estoy muy contento con protagonizar esa tira: me parece una historia excelente. Puede o no gustarle a la gente, pero cuando veo el programa me siento muy feliz con todo; la escenografía, la luz, las actuaciones, el elenco, la edición... En cuanto a las críticas, no hay espectáculo que conforme a todo el mundo.
-¿Esperabas un rating más alto?
- Sí, claro: ¡obvio! Siempre esperas lo mejor. Pasa que hay factores externos que no se pueden manejar. Lo máximo que puedo hacer es poner lo mejor de mí en cada escena, y lo hago
-Se discute mucho el tema de los ratings: están bajo sospecha. ¿Tenés dudas o no te importa?
-No conozco el tema, y no me interesa. Confío en Lobo, y me gusta, pero ignoro cómo se hacen las mediciones. Me preocupa que muchas familias dependan de un número. Es lamentable.
Por suerte, el canal sigue defendiendo el producto, y eso nos tranquiliza: es el mejor motor para seguir con todas las pilas.
-¿Cómo te sentís en tu papel de padre?
-Muy bien, y tratando de ser un buen padre todos los días. Aprendo y me encanta. Quería mucho un hijo y descubrirme en el rol paterno.
Trato de ser un padre muy presente, con miedos y alegrías. Como todos, creo.
-¿Presente, por qué?
-Porque cuando estoy en casa le doy de comer, le cambio los pañales, lo baño, juego con él, ¡y hasta me visto de payaso!
-¿Miedo a qué?
-A que mi hijo sufra: no lo soportaría.
-¿Qué hábitos cambiaste?
-Hábitos... ¡todos! Pero elegí este camino, y me siento feliz con mi nueva vida. Eloy está conociendo la vida a mi lado, y también me está enseñando muchas cosas.
Hoy, para Gonzalo Heredia, el día debería tener cien horas. Tira en tevé, producción y actuación en El montaplatos, escrita en 1957, ya un clásico, y puesta en escena decenas de veces en todo el mundo; por lo tanto, doblemente ardua: un salto sin red que prohíbe cualquier paso en falso. Y además, la más difícil de las obras y las puestas en escena: criar un hijo. Algo que nunca debe bajar de cartel.
"Tal vez, cuando te dije que sí, tenía veinte cosas en la cabeza y no pensé bien la respuesta. No puedo ser Hombre Lobo, actor de teatro, director, productor, padre primerizo... ¡y marido!", dice. Y cuando termina la frase. Gonzalo Heredia (30) se ríe con toda la boca... Cecilia, la vestuarista de la obra, también se ríe: "No sé si estaba hablando en serio, o no, cuando dijo que iba a cenar con toda la producción...", comenta.
Son casi las once de la noche y hace apenas unos minutos que Gonzalo terminó uno de los últimos ensayos en el teatro El Piccolino con Ariel Staltari. La famosa obra El montaplatos, de Harold Pinter, se estrenará el viernes 30 de marzo. Un ensayo perfecto: bien podría estar en cartel, y con público. Pero a pesar de que llevan ocho meses de trabajo. Gonzalo no está conforme. "Falta un retoque final en las luces, y todavía tengo que trabajar mucho en el trazado del personaje", juzga.
-¿No sos demasiado severo?
-No. Porque este no es un trabajo más. Es una obra de arte escrita por Pinter. quien ganó el premio Nobel de Literatura hace siete años.
Además, es mi debut como productor. Una apuesta muy fuerte.
-¿Te complica hacer, al mismo tiempo, la tira Lobo?
-Me corre el tiempo... Hoy (jueves 22) puse el motor en marcha a las seis de la mañana.
Una ducha para despertarme del todo, desayuno a mil, beso a Brenda (Gandini, 27) y a mi hijo (Eloy, siete meses), y mi partida rumbo a los estudios de Polka, en Colegiales, para grabar Lobo hasta las siete de la tarde...
Después, otra hora de viaje hasta el El Piccolino, en Palermo Viejo, para otro ensayo de El montaplatos...
-¿De qué trata la obra?
-Es la historia de dos hombres que esperan órdenes de un tercero para cumplir una misión que no conocen. Durante esa espera, en un cuarto con dos camas, comienzan a suceder cosas extrañas, y luego hay un desenlace ' inesperado. Mi personaje es Gus.
La charla sigue en un bar de la esquina ante dos tragos de Campari con granadina, soda y hielo..."para descomprimirla tensión", dice Gonzalo.
-Faltan pocos días para el estreno, que además es tu debut como productor. ¿Existe una ansiedad extra?
-Sin duda. A medida en que se acerca la fecha de estreno me agarran todos los tics: nervios, miedo, incertidumbre: todas las emociones juntas...
-¿Inseguridad?
-Más que eso, expectativa. Armamos una compañía teatral muy buena y quiero que todo salga bien por mí, pero muy especialmente por ellos.
-¿Es tu mayor apuesta?
-No sé si tanto. Prefiero decir que es mi gran desafío artístico. Y me inquieta más actuar bien que mi debut como productor.
-La obra es un hueso duro de roer. ¿Por qué la elegiste?
-Porque me gusta mucho el teatro de Pinter, que te exige el máximo de tus fuerzas. Además, detrás de su aparente simpleza y del absurdo de la situación, deja un poderoso mensaje.
Y por si fuera poco, el otro protagonista es un gran amigo, Ariel Staltari. Hace diez años que nos conocemos y siempre nos propusimos hacer algo juntos. Cuando leí la obra no lo dudé ni un segundo: el personaje de Ben parece creado para él.
-¿Es muy arduo salir de tu papel de Lobo y entrar en el cuerpo y el alma de Gus?
-Muchísimo. Igual, lo llevo de la mejor manera. Termino muy cansado de grabar, pero cuando llego acá, la energía del grupo y de este teatro me hacen sentir como en casa. ¡Vuelvo a cero!
-¿Te llegan las críticas que le hacen a Lobo?
-Seguro que me llegan... Pero estoy muy contento con protagonizar esa tira: me parece una historia excelente. Puede o no gustarle a la gente, pero cuando veo el programa me siento muy feliz con todo; la escenografía, la luz, las actuaciones, el elenco, la edición... En cuanto a las críticas, no hay espectáculo que conforme a todo el mundo.
-¿Esperabas un rating más alto?
- Sí, claro: ¡obvio! Siempre esperas lo mejor. Pasa que hay factores externos que no se pueden manejar. Lo máximo que puedo hacer es poner lo mejor de mí en cada escena, y lo hago
-Se discute mucho el tema de los ratings: están bajo sospecha. ¿Tenés dudas o no te importa?
-No conozco el tema, y no me interesa. Confío en Lobo, y me gusta, pero ignoro cómo se hacen las mediciones. Me preocupa que muchas familias dependan de un número. Es lamentable.
Por suerte, el canal sigue defendiendo el producto, y eso nos tranquiliza: es el mejor motor para seguir con todas las pilas.
-¿Cómo te sentís en tu papel de padre?
-Muy bien, y tratando de ser un buen padre todos los días. Aprendo y me encanta. Quería mucho un hijo y descubrirme en el rol paterno.
Trato de ser un padre muy presente, con miedos y alegrías. Como todos, creo.
-¿Presente, por qué?
-Porque cuando estoy en casa le doy de comer, le cambio los pañales, lo baño, juego con él, ¡y hasta me visto de payaso!
-¿Miedo a qué?
-A que mi hijo sufra: no lo soportaría.
-¿Qué hábitos cambiaste?
-Hábitos... ¡todos! Pero elegí este camino, y me siento feliz con mi nueva vida. Eloy está conociendo la vida a mi lado, y también me está enseñando muchas cosas.
Hoy, para Gonzalo Heredia, el día debería tener cien horas. Tira en tevé, producción y actuación en El montaplatos, escrita en 1957, ya un clásico, y puesta en escena decenas de veces en todo el mundo; por lo tanto, doblemente ardua: un salto sin red que prohíbe cualquier paso en falso. Y además, la más difícil de las obras y las puestas en escena: criar un hijo. Algo que nunca debe bajar de cartel.