Gobernadores irritados por la desatención de Boudou
*Por Marcelo Bonelli. Referentes del kirchnerismo en el interior del país le hicieron llegar a la Presidente quejas por el estilo poco profesional que se observa en la dirección del Palacio de Hacienda.
Un grupo de gobernadores se encuentra fastidiado con el ministro de Economía y ha hecho trascender esa molestia en la Quinta de Olivos. Varios mandatarios provinciales del riñón kirchnerista le cuestionan a Amado Boudou los procedimientos poco profesionales del Palacio de Hacienda.
También están incómodos por sus modos y formas de tratar a algunos mandatarios provinciales . En especial cuestionan su desidia en devolver consultas y sus dificultades en satisfacer reclamos de fondos ya pactados con la Presidenta.
En privado, la crítica es más dura y hasta hablan de la necesidad de introducir cambios para fortalecer a un endeble equipo económico , para compensar las debilidades operativas después de la muerte de Néstor Kirchner. El ex presidente era quien tomaba las decisiones centrales de la economía y Amado Boudou sólo instrumentaba esas órdenes. En otras palabras: no propician su relevo, pero sí que se incorporen al equipo económico figuras que le den solidez política, operativa y profesional . Entre los gobernadores fastidiados se encuentran figuras de proyección nacional como José Luis Gioja, y gobernadores influyentes como José Alperovich y Gildo Insfrán. Pero ninguno está dispuesto a hacer público el enfado.
La lista aumenta con peronistas no alineados como Mario Das Neves y Alberto Rodríguez Saá. Daniel Scioli –que hace de la prudencia una virtud– no se encuentra entre los detractores. Boudou se esmera en atenderlo, al conocer la proyección futura del bonaerense.
Las críticas no incluyen planteos centrales. Pero le deslizaron las quejas a Cristina Kirchner, en especial por algunos desplantes telefónicos de Boudou. La Presidenta trató de poner paños fríos, porque no quiere introducir ahora cambios políticos. Ya tuvo que defender la permanencia de Boudou, cuando el ministro cometió groseros errores políticos que impulsaron la crítica de hasta el jefe de Gabinete.
Pero la Presidenta habría notificado de ese disgusto a Boudou y le dio una recomendación concreta: "Dejá de tocar la guitarra y ponete a trabajar".
Esta semana, Julio De Vido, recibió varias de esas quejas informales en el acto que YPF hizo para anunciar el megayacimiento.
El ministro de Planificación los tranquilizó: "Ahora Boudou tiene que demostrar resultados; su gestión está en observación." Por eso, para el titular del Palacio de Hacienda es clave la misión que iniciara el fin de semana a Francia, para tratar de acordar un pago al Club de París . También qué resultado político dejará la presencia del FMI en Buenos Aires . En verdad, ambos hechos volvieron a generar dudas sobre la impericia del equipo económico para negociar internacionalmente.
Las voces condenatorias que se levantan entre los banqueros se deben a lo siguiente: Se conoce que cayó pésimo la innecesaria difusión pública que hizo Boudou de la propuesta de pago en doce semestres de una deuda que incluso no está consolidada . En el Palacio de Hacienda, irresponsablemente y como si fuera lo mismo, hablan de 6.000, 7.000 o 9.000 millones de dólares.
No sólo cayó mal porque no sería aceptado ese plan de pagos por los miembros del Club de París.
Para no ir al FMI, reclaman una virtual cancelación al contado en tres cuotas. También, porque en los centros financieros internacionales nadie entiende por qué Boudou mediatiza todos sus pasos y complica las negociaciones reservadas . La sobreactuación la realiza para enfrentar las críticas internas por su supuesto escaso profesionalismo.
En una reunión de ex ministros, Aldo Ferrer calificó como otro error de Boudou haber aceptado traer al FMI sólo para auditar al INDEC.
El ex ministro sostuvo que el Gobierno paga un costo político por aceptar la misión y no obtiene la ventaja que hubiera dado aceptar una revisión global del Articulo IV.
Boudou y otros ministros igual trasmiten a los hombres de negocios que la misión del FMI y la negociación del Club de París son señales políticas concretas: que Cristina se modera y busca consensos, dejando atrás la etapa de confrontación de Néstor Kirchner.
El mensaje no convenció aún, porque los cambios de forma chocaron contra una realidad.
El Gobierno modificó el discurso, pero en forma paralela y silenciosa avanzó en una operación para dividir al movimiento empresario . Se trató del primer fracaso del Pacto Social, cuando Julio De Vido intentó abrir un diálogo con miembros de la Asociación Empresaria Argentina, pero excluyendo a la conducción de la propia AEA.
La respuesta política fue categórica: Jaime Campos frustró el encuentro. Ahora Paolo Rocca ratificó la unidad empresaria, en un diálogo a solas que tuvo con el ministro de Planificación la semana pasada, por las deudas de Venezuela. Así lo dijo Rocca: "Nosotros –por Techint– no vamos a participar en ningún intento de dividir al empresariado." Sus palabras son importantes en momentos en que se definirá la nueva conducción de la Unión Industrial .
El martes hubo un encuentro íntimo de caciques fabriles, en el que se resolvió definir el tema antes de fin de año. Los dirigentes dejaron de lado la hipótesis de que en marzo podría cambiar el escenario político. Las grandes empresas propiciaron a Adrián Kaufmann Brea, de Arcor. Luis Betnaza, de Techint, también bendijo la candidatura de Ignacio de Mendiguren, que tiene amplios apoyos en el movimiento fabril. Se habló de una tercera opción: el bonaerense Osvaldo Rial. Y acordaron que antes de Navidad habrá fumata: se definirá quién será presidente de la UIA en un difícil y convulsionado año electoral.