Gerardo Rozín, el valor de la palabra
El periodista y conductor es uno de los profesionales que maneja los tiempos de la entrevista y usa la palabra como su mejor arma.
Por Adrián Pallares
@adrianpalla
Por Rodrigo Lussich
@rodrigolussich
Gerardo Rozín lleva varios años en el ejercicio del periodismo y en especial en el oficio de preguntar y crear climas. Desde "Sábado bus" con su pregunta animal, al ciclo de entrevistas que tuvo el mismo nombre, que sacaba confesiones sexuales de las mujeres más hermosas del país, pasando por su programa de libros en C5N o su amena labor en radio.
Todos esos son Gerardo Rozín, el zarpado, el cordial, el incisivo, el pensante y el reflexivo. A todos esos estilos ahora le agregó el emotivo y el profundo. Desde "Gracias por venir", su ciclo de Telefe, todos los sábados Gerardo, junto a Julieta Prandi, oficia de maestro de ceremonias y de hombre sensible que indaga en los corazones y los cerebros de los invitados que asisten al programa.
El valor de la palabra en Rozín es todo. Su forma de preguntar, de interpretar y por sobre todas las cosas de escuchar, lo convierten en un gran entrevistador, que sabe siempre que las respuestas de las figuras son lo más importante, y a diferencia de muchos otros conductores, se corre del centro de la escena, para que el invitado sea la estrella y sus respuestas sean el objeto de deseo del público.
La palabra en todas sus formas toman otro vuelo en los programas de Gerardo, en la radio también logra que sus oyentes queden prendidos de sus charlas y de sus divagues interminables, que son imperdibles a la hora de sintonizarlo.
En tiempos en los que la imagen es todo, y lo que se ve es más importante a lo que se oye, escuchar buenas preguntas y acertadas respuestas, es un momento único en la televisión, que intenta por todos los medios hacernos pensar que lo importante siempre es "ver para creer". Rozín logró armar un lugar en la televisión y la radio en el cual es más valioso escuchar al otro, sin importar tanto el envase, sino más el contenido del discurso. Un mérito enorme en tiempos más visuales que auditivos. Por eso lo celebramos con ganas y le dedicamos estas líneas.
@adrianpalla
Por Rodrigo Lussich
@rodrigolussich
Gerardo Rozín lleva varios años en el ejercicio del periodismo y en especial en el oficio de preguntar y crear climas. Desde "Sábado bus" con su pregunta animal, al ciclo de entrevistas que tuvo el mismo nombre, que sacaba confesiones sexuales de las mujeres más hermosas del país, pasando por su programa de libros en C5N o su amena labor en radio.
Todos esos son Gerardo Rozín, el zarpado, el cordial, el incisivo, el pensante y el reflexivo. A todos esos estilos ahora le agregó el emotivo y el profundo. Desde "Gracias por venir", su ciclo de Telefe, todos los sábados Gerardo, junto a Julieta Prandi, oficia de maestro de ceremonias y de hombre sensible que indaga en los corazones y los cerebros de los invitados que asisten al programa.
El valor de la palabra en Rozín es todo. Su forma de preguntar, de interpretar y por sobre todas las cosas de escuchar, lo convierten en un gran entrevistador, que sabe siempre que las respuestas de las figuras son lo más importante, y a diferencia de muchos otros conductores, se corre del centro de la escena, para que el invitado sea la estrella y sus respuestas sean el objeto de deseo del público.
La palabra en todas sus formas toman otro vuelo en los programas de Gerardo, en la radio también logra que sus oyentes queden prendidos de sus charlas y de sus divagues interminables, que son imperdibles a la hora de sintonizarlo.
En tiempos en los que la imagen es todo, y lo que se ve es más importante a lo que se oye, escuchar buenas preguntas y acertadas respuestas, es un momento único en la televisión, que intenta por todos los medios hacernos pensar que lo importante siempre es "ver para creer". Rozín logró armar un lugar en la televisión y la radio en el cual es más valioso escuchar al otro, sin importar tanto el envase, sino más el contenido del discurso. Un mérito enorme en tiempos más visuales que auditivos. Por eso lo celebramos con ganas y le dedicamos estas líneas.