Ganadores, Macri y Cristina planean una reunión de estadistas
*Por Gustavo Sylvestre. El gobierno nacional y el gobierno de Mauricio Macri han iniciado tibios, pero oficiales, contactos tendientes a lograr una cumbre política entre la Presidenta y el Jefe de Gobierno porteño, la que podría concretarse antes del 23 de octubre.
Por el lado de Mauricio Macri, hay un funcionario de primerísimo nivel, de buena llegada a la Rosada, y del cual hablan muy bien en el kirchnerismo, que es el encargado de retomar las charlas, que desemboquen en ese encuentro cumbre.
Desde ambos lados saben que no pueden juntarse sólo para las fotos: hay temas de gestión que incumben al gobierno nacional y al de la ciudad, que merecen una respuesta urgente, y está pendiente de solución la construcción de viviendas para la gente que tomó el Indoamericano.
La relación política entre ambos gobiernos, y sobre todo entre la Presidenta y Macri han mejorado después de la elección porteña y de las primarias del 14 de agosto. Ambos saben que deberán convivir otros cuatros años, y sobre todo Mauricio Macri admite que debe construir otra relación política con el gobierno nacional, que lo ayude a gestionar mejor la ciudad y que lo ubique como un líder nacional.
La Presidenta, que ha sabido en los últimos meses cambiar a tiempo, rectificar rumbos, modificar estilos y "olfatear" a tiempo los cambios de humor en la sociedad -lo que le posibilitó la recuperación política en estos últimos dos años y el triunfo en las pasadas primarias- también se ha dado cuenta que no puede seguir ignorando a un Macri ampliamente legitimado por el voto del más del 60% del electorado porteño.
Una vez más, es la gente con su voto la que ordena lo que la política muchas veces desordena. El votante viene legitimando a los oficialismos que gobiernan ciudades y provincias, y todo parece indicar que ratificará a la Presidenta en octubre.
Y frente a esa lección de la ciudadanía, los gobernantes no pueden, ni deben, obviar esos mensajes. Por el contrario, deben nutrirse de ellos, aprender y eso redundará en mejor calidad de vida para todos.
Tras haber tomado la decisión de bajarse de la candidatura presidencial e ir por la ciudad, entre las autocríticas que realizó con su gente, Macri puso en los primeros planos de la misma el no haber actuado más políticamente, el no haber sabido generar más hechos políticos y la mala relación con el gobierno nacional.
Dispuesto a cambiar y a comenzar mostrarse como un líder con proyección nacional, Macri ha empezado a actuar en ese camino.
Tras los gestos distendidos, y también frente a algunos puntos que ellos habrían avanzado en la segunda conversación telefónica, tras el triunfo de la Presidenta; Macri concretaría este encuentro como una forma de demostrarle al resto de la oposición, en momentos en que esta se encuentra cada vez más desorientada y dispersa, que el futuro pasará por su liderazgo, que empieza a mostrarse como un hombre de estado, capaz de reunirse con la Presidenta en el medio de un proceso electoral. Si el encuentro se produce, ambos saldrán beneficiados, porque habrán comprendido que lo que está marcando la ciudadanía, se puede concretar en la acción de políticas conjuntas que la ciudad necesita, pero sobre todo, sectores sociales postergados.
La Presidenta daría un paso más en su compromiso de retomar el dialogo político con otras fuerzas, y sabe del valor que significa ese encuentro con quien se proyecta será su adversario político en los próximos años.
Como lo adelantáramos desde esta columna semanas atrás, Macri no se reunirá con ningún candidato presidencial. En la intimidad sostiene que Cristina Kirchner ya ganó y que ningún candidato de la oposición está en condiciones de pelearle, ni ahora ni en el futuro, poder político al kirchnerismo. Y ni piensa regalar a nadie nada de su capital político. Sólo hará campaña por su candidato a diputado nacional, Federico Pinedo, que no se despega del Jefe de Gobierno porteño, ni a sol ni a sombra.
El macrismo es duro en los análisis internos que realizan sobre el desempeño de la oposición. Y hasta algunos miembros de su gobierno han dicho, en reuniones privadas: "Qué ganas de votar a Cristina que tengo". No será el caso de Macri, que podría votar en blanco para presidente y vice, y ponerle el voto a Federico Pinedo.