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Game Over: Claudio María Domínguez, entre Giselle Rímolo y la viuda de Batman

Te llega un rapto de insomnio, hacés zapping en la madrugada y un tipo con voz suave y sin estridencias te menciona párrafos de los grandes pensadores, desde Buda hasta Einstein. Es el mismo que meses atrás explotaba la imagen bipolar de mitad afeminado, mitad histeriquito y mitad niño. ¿El joven maravilla es ahora la viuda de Batman? Por Boimvaser

Por Jorge D. Boimvaser
info@boimvaser.com.ar

Diciembre pasado se estaba tiñendo de verde en el centro porteño y el resto del país. Las marchas contra la mega minería con la consigna de "el Fama (Famatina) no se toca" se escuchaban por todas partes.

En su espacio de C5N, Claudio María Domínguez acostumbraba una y otra vez a mencionar como si fueran semidioses a todos quienes apoyaban ($$$) su proyecto de divulgación espiritual. Entre ellos, al gobernador sanjuanino José Luis Gioja y su hijo, quienes contribuyen de alguna forma con el pibe Odol.

Los agradecimientos a un gobernador muy cuestionado por su apoyo irrestricto a cualquier emprendimiento minero sin medir consecuencias posteriores, rayaba lo que para la Real Academia se llama "genuflexo", y para los muchachos de la esquina la frase que inmortalizó Luis Barrionuevo: "recontra chupamedias".

En Uriarte y Nicaragua, a metros de la Pop donde transmite Claudio María, se encuentra una de las sedes del Centro de Sai Baba en Buenos Aires. Un profesional de la salud que concurre ahí los domingos a las meditaciones cantadas, consiguió el celular de Domínguez y lo llamó para solicitarle que no siguiera alabando a la familia Gioja de esa forma, pues entre otras cosas los seguidores de los ritos orientales ponen entre sus primeras metas la protección de la Madre Tierra y de elementos como el agua. Un pensamiento del Buda que figura en el libro Dhamapada: "Los nobles de espíritu son quienes no hacen daño ni a los seres móviles (hombres y animales) ni a los seres quietos (plantas, árboles y la tierra que te da la vida).

El hombre sentía una contradicción flagrante en defender los Dharmas (doctrinas budistas e hinduistas) y a la vez alabar desmesuradamente a quien como Gioja está decididamente casado con todos los proyectos mineros no importa lo que pase ni con la tierra dinamitada ni con las napas de agua contaminadas de minerales tóxicos.

Lo llamó a Claudio María con esa intención y a poco de decirle el motivo, ya "el joven maravilla" estalló en gritos y puteadas diciéndole quien carajo era él para meterse en sus comentarios y quien había sido el h de p del Centro Uriarte de Sai Baba que le había dado su teléfono.

El hombre no se quedó en línea para ser insultado pero tampoco se cruzó de brazos. Tomó la revista que edita mensualmente "el divulgador Santo" y desclasificó uno por uno a los auspiciantes. Se llevó una sorpresa: Enorme porcentaje de ofertas terapéuticas teñidas de supuesta ciencia.

Presentó una denuncia en el Ministerio de Salud por presunto "ejercicio ilegal de la medicina" de los avisadores.

La denuncia durmió el sueño de la burocracia estatal hasta que en abril –en la Feria del Libro- a Claudio María se le salió la cadena y en un ataque de histeria que jamás olvidará, se puso a insultar desmesuradamente a un oyente que le increpaba por su apoyo al sátrapa sexual conocido como "Maestro Amor".

Hubo hace un par de años otro incidente de ataques sexuales que apenas trascendió. El director Buenos Aires de la Federación Internacional de Yoga, Fernando Estévez Griego, fue denunciado por varias discípulas como un abusador sexual compulsivo.

El hombre huía de a ratos a guarecerse en Uruguay cuando la justicia le caía encima, y algunos hombres relacionados con las mujeres abusadas querían hacer justicia por mano propia.

Claudio María echó a los gritos a quienes les pedían qué tome alguna intervención en el asunto que ensuciaba a toda la comunidad de prácticas orientales. Era como el "Maestro Amor" de Barrio Norte, también defendido por quienes toleraban esas prácticas indeseables bajo pretexto que solo eran calumnias de mujeres que no entendían la "bendición del acoso sexual".

Bien, ¿qué ocurrió con los auspiciantes de Claudio María Domínguez que fueron puestos bajo la lupa del Ministerio de Salud?

Un vocero de esa dependencia lo reseñó a Diarioveloz.com hace unas horas con una expresión que no deja lugar a dudas: "Giselle Rímolo es algo así como René Favaloro al lado de los anunciantes de Domínguez. La mayoría de ellos practican la pseudo ciencia y están siendo investigados por el Ministerio. Una vez se termine de identificarlos, los farsantes serán denunciados a la Justicias por ejercicio ilegal de la medicina".

Sin el aporte de esas entidades truchas, el mundo de Claudio María y la farsa del negocio supuestamente espiritual deja de tener rédito.

Otro paso en falso de su parte fue contratar al penalista Roberto Ribas para que le arme una mega causa contra todos los medios que señalaron su actividad al menos sospechosa.

Un divulgador de la espiritualidad que además dice practicarla en su vida personal, pidiendo fortunas a quienes descreen de él, le tira abajo todo su andamiaje doctrinario.

¿Te imaginas a Jesús de Nazaret llevando a los Tribunales a Poncio Pilatos por asociación ilícita, o a Judas Iscariote por cómplice de asesinato?

Sí, suena ridículo, pero así están las cosas. Claudio María está preocupado porque no sabe (o lo sabe y se niega a aceptarlo) si la nueva conducción del multimedio en manos de Cristóbal López le renovará contrato la próxima temporada.

Sus mentores de marketing le hicieron cambiar esa imagen hilarante con que se dirigía al público y ahora se lo ve calmo y pausado, sin estridencias ni histeriqueos al momento de explicar cómo funciona la Ley del Karma (todo lo que va, vuelve tres veces... dicen los chamanes Celtas)..

Es como si "al joven maravilla" se le hubiera muerto Batman y ahora anda sin rumbo como su viuda. Para colmo resuena esa confesión en el Ministerio de Salud que compara a sus anunciantes con Giselle Rímolo.

Ya lo dicen Los Redondos en "Maldición, va a ser un día Hermoso" : Pintan mal las cosas para él mi viejo, pintan mal".