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"Fue desesperante: creí que mi hijo moría en mis brazos"

*Por Victoria De Masi. Historias de sobrevivientes en San Luis y Banderaló. Se lo dijo a Clarín el padre de Valentín, uno de los heridos en el choque de la Ruta 7. El nene tiene 11 años y está en coma, pero ayer tuvo una leve mejoría y lucha por vivir. Su hermano de 9 se recuperó.

Tiré el auto en la banquina y corrí hasta la combi. No se veía nada pero se escuchaban los gritos de los chicos. Vi que la combi había perdido el techo, así que empecé a llamarlos: ‘¡Valentíiiin! ¡Martíiiin!’". José López arma un cuenco con las manos. Está parado en el pequeño patio del hospital San José, en Pergamino, y en ese ademán recrea la desesperación del jueves cuando la combi en la que viajaban sus dos hijos chocó contra un camión en la Ruta 7, muy cerca de Chacabuco. Valentín tiene 11 años y está internado en coma farmacológico , conectado a un respirador, con la cabeza vendada por la neurocirugía que le hicieron. "Pero el sábado tosió y hoy (por ayer) se despertó dos veces", dice su papá, con una mueca que es casi una sonrisa.

Los López son fanáticos de Racing. Viven en Banderaló, una localidad de 2 mil habitantes ubicada a 510 kilómetros de la Ciudad donde el fútbol es el lazo que une a las familias. "Y para mis nenes no hay otra cosa. Ellos salen de la escuela y van a patear", confía José, que atiende un almacén junto a la mamá de los chicos, Mercedes. Cuando los de Villa Francia, un equipo infantil de Granada, invitaron a Juventud Unida a viajar a Avellaneda para jugar un amistoso con las inferiores de Racing, Martín (9) estalló de alegría. El juega en la categoría 2002-2003 y era compañero de Tomás Merlano, uno de los cinco nenes que murió en el accidente, el más chiquito.

"Valentín quería conocer la cancha y se sumó al viaje. Yo los llevé hasta Junín en el auto y después se pasaron a la combi para ir con los compañeritos", repasa José. Dice que sí, que la combi iba muy rápido y que no podían alcanzarla. Y que había mucho tránsito esa noche. En el accidente perdieron la vida ocho personas: cinco nenes que jugaban en Juventud Unida, dos mamás y el chofer de la combi. Además, trece personas resultaron heridas. Gianfranco Lucy y Valentín son los que están más graves. Al conductor del camión se le fracturó el brazo y está imputado por homicidio culposo agravado por el número de víctimas.

"Yo venía con cuatro papás en mi auto como a dos kilómetros. Vimos pasar a una ambulancia. Y cuando llegamos fue todo una locura. Escuché que Martín me llamaba. El quedó entre dos asientos, como en una casita. Pero Valen estaba aplastado y lo saqué como pude. Fue desesperante, creí que se moría en mis brazos", suelta José. Valentín se desvanecía y el papá le hablaba para que no se durmiera. "Hijo, por favor, abrí los ojos, hablame", le pedía. José se quiebra cuando vuelve a ese momento, a la ruta, al helicóptero que hizo mover el pastizal y se lo llevó, entubado e inconsciente. "Sin esperanzas de vida", insiste su papá.

Al hospital de Pergamino llegan revistitas para pintar. Son para Martín, que está nervioso y lo único que pregunta es cuándo se va a recuperar su hermano . Ayer Valentín se despertó dos veces, le pusieron el respirador al mínimo y le retiraron la medicación para el corazón. "Yo sé que él la está peleando. Tiene mucha fuerza y va a salir adelante. Ojalá pronto podamos volver a casa", le pide José a alguien que está en el cielo.