Franco Macri y la política: Perón, Menem, Moyano, Chacho Alvarez y su hijo Mauricio
Nunca entendió que su hijo mayor se dedicara a la política. "Traté de ser el mejor padre que pude", dijo en una carta que publicó al mes de que su hijo llegara a la Presidencia.
"Vos te caíste y te levantaste, te volviste a caer y te volviste a levantar, la próxima vez que te caigas no vas a poder levantarte más, por eso quiero que me adelantes la herencia", le dijo en 1998 -palabras más, palabras menos- Mauricio Macri a su padre Franco. Fue más que un reproche del hijo primogénito. Según contó Gregorio Chodos, que ofició de virtual negociador familiar entre ambos (muchas veces), fue la manera del actual Presidente de hacerle saber que ya no estaba bajo su ala y que pensaba andar por su propio camino. Hacía tres años que era presidente de Boca Juniors y, cuanto antes, pretendía tener resuelta su situación patrimonial para dedicarse a la política.
Franco nunca entendió la vocación política de su hijo. En su visión, el Estado es algo así como un barril con mucha agua a disposición del que tenga el talento para sacarla. Por eso, después de la crisis del 2001, le dijo a sus amigos "Argentina está seca" y buscó de todos los modos posibles que sus hijos se fueran a los Estados Unidos a vivir y hacer negocios. Pero no lo logró. Sus tres hijos, Mauricio, Gianfranco y Mariano siguen viviendo en la Argentina. Sandra, su hija mujer, murió en 2014. Florencia, hija de otra relación, vive entre Argentina y Uruguay.
Desde que, en tiempos de la segunda presidencia de Juan Domingo Perón, trabajó en la construcción de un grupo de edificios con departamentos para trabajadores cercano a la cancha del Club Independiente, en Avellaneda, su vínculo con la política siempre estuvo dirigido a la generación de nuevos negocios.
Un amigo le contó a Infobae la gran diferencia entre Franco Macri y Santiago Soldati al ingresar en Casa Rosada. "Soldati llevaba regalos que empezaba a dejar a la primer secretaria que encontraba, Macri no miraba a nadie hasta llegar al despacho presidencial, no levantaba la vista, entraba absolutamente enfocado en lo que venía a buscar y solo desplegaba su excepcional simpatía cuando se encontraba con el presidente", aseguró.
"Franco tuvo un momento de debilidad con Carlos Saúl Menem, creyó en su política y estaba convencido de que iba a lograr que las cosas en la Argentina finalmente funcionaran, pero después se arrepintió de apoyarlo porque perdió plata", recordó un amigo de esos tiempos.
En la década del 90, SOCMA adquirió el Correo Argentino, con el que siguió hasta 2003, cuando asumió la presidencia Néstor Kirchner. En noviembre de ese año, el santacruceño realizó la primera estatización de su gobierno, bajo el argumento de que la compañía no pagaba el canon estipulado en el contrato y había entrado dos años antes en concurso preventivo, lo que era cierto. Como en otras oportunidades, Franco buscaba una posición de fuerza para negociar, pero la respuesta que obtuvo no fue la que esperaba.
En 1998, Socma había inaugurado una planta modelo en Monte Grande para el Correo, pero en la estatización ese activo nunca fue saldado, lo que motivó un largo juicio que provocó la primera crisis del gobierno de Cambiemos, ya que en el 2016 se alcanzó un acuerdo que fue cuestionado por la justicia.
Los memoriosos recuerdan que en abril de 2016, Franco insinuó por Twitter que la empresa OCA repartía drogas en sus entregas postales. "Cuando me confiscaron el Correo sin motivo pensé que era una decisión política. Hoy sé que fue para repartir algo más que cartas", escribió. Fue un comentario dirigido a Hugo Moyano, de quien el padre del Presidente siempre sospechó que había sido el que convenció a Kirchner de sacarlo del Correo Argentino. Como sea, solo se animó a hacerlo público con Mauricio en la Casa Rosada y, por lo visto, el secretario general del Sindicato de Camioneros nunca se olvidó.
Curiosamente, el jefe del clan Moyano disparó un comentario sobre Franco en medio de la guerra con el Gobierno. "Si voy preso, que sea en la celda de al lado del padre de Macri", dijo el 25 de enero. Pocos días después, el empresario se rompió la cadera.
Fuera del peronismo, con los demás partidos no tuvo relación. Despreciaba a los radicales y se reunió varias veces con Carlos "Chacho" Alvarez para pedirle que no hablara mal de él, pero nunca respaldó su campaña. Solo se comprometió a moverse con transparencia si la Alianza ganaba las elecciones. Su manera de apoyar al ex vicepresidente de Fernando De la Rúa, a quien elogiaba en privado, fue aconsejarlo para que fuera candidato del peronismo, que se alejara del radicalismo.
En política, Franco era un eminente pragmático. Se podría decir que tenía un perfil desarrollista, pero más que nada era un pesimista que consideraba que la Argentina no tiene arreglo. Por eso nunca comprendió que su hijo mayor quisiera ser presidente. "Para qué va a pelear por algo que va a perder", dijo una y otra vez, convencido de que no tenía ninguna chance en llegar a la Casa Rosada sin el respaldo del peronismo. No fue la única vez que se equivocó en política, por eso su hijo no lo consultaba.
"Traté de ser el mejor padre que pude. Tal vez le puse una vara demasiado alta con mis expectativas y con las cosas que yo había hecho, tal vez, como él mismo (Mauricio) dice, competí con él cuando se fue convirtiendo en hombre", escribió Franco en una larga carta pública que publicó un mes después de que su hijo llegara a la Casa Rosada para explicar la compleja relación con quien se transformó, el 10 de diciembre de 2015, en el primer empresario argentino que logró llegar a la Presidencia de la Nación.