Francisco: fiel a su zapatero desde hace 40 años
El Sumo Pontífice, a pesar de su cargo, elige a su zapatero de toda la vida.
El Papa Francisco sorprende día a día. El lujo y el oro del Vaticano no cambiaron su esencia ni su carácter humilde. El Sumo Pontífice, a pesar de la distancia, sigue siendo fiel a su zapatero de toda la vida.
Carlos Samaria, el zapatero de Francisco, y Jorge Bergoglio son amigos desde hace 40 años, cuando el ex cadernal era apenas uno de los rectores del Colegio Máximo de los jesuitas en San Miguel y seguro no soñaba con llegar a los más alto dentro de la iglesia.
Desde hace años, Santamaria le realiza los zapatos a Bergoglio. En su pequeño taller hay un sobre que antes decía "Jorge Bergoglio" y ahora dice "Francisco" que contiene las plantillas de los pies del ahora Papa.
Sobre la mesa del taller, hay una horma 42/43 que le arregló, de apuro, un par con suela de goma "para el invierno", y se los envió cuando se enteró que su amigo era el nuevo Papa.
¿Cómo son los zapatos del Papa? "Un corte sencillo, sobre becerro negro, capellada lisa, sin firuletes. Si uno agarra un zapato del Papa parece una galocha, sin adorno pero con cordones".
Santamaria conoce todos los secretos sobre los pies de Francisco: "El no usa plantillas, como apareció un pedicuro por ahí. Usa zapato armado con el realce necesario para su parte esquelética, un poquito sentida en un pie" y luego cuenta al diario Clarín, que no puede decir cuál es el pie que flaquea: "Es un secreto confidencial de la historia clínica y por ética no quiero colgarme de la percha de su Santidad".
"El no quiere zapatos nuevos, sólo que le arregle los viejos, pero ahora le preparo un par sencillo, pero nuevo, para cuando me avise que lo pueda visitar, en mayo", cuenta.
La reacción del zapatero y amigo, al enterarse que Bergoglio sería el nuevo Papa, fue de emoción: "Cuando me enteré lloré como un pibe, porque todos creíamos que él volvía después del Cónclave".
Luego de que Begoglio fuera nombrado Papa, él y Santamaria hablaron. El ex cardenal le pidió un par de zapatos "los negros de siempre, nada de rojo". A lo que el zapatero le respondió en broma: "¿No quiere que le haga unos guantes de amianto? Porque cuando más grande la manija, más quema", a lo que el flamante Papa respondió: "Es una broma muy buena, tiene razón Samaria".