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Fondos buitre y conspiración: la trama que Capitanich denuncia te la revelamos aquí

El jefe de gabinete habló a medias sobre la decisión de la Suprema Corte de EEUU. Las feroces críticas internas a Kicillof.

"Hay intereses ocultos tras la resolución de la Suprema Corte de EEUU", dijo hace horas Jorge Capitanich, y no añadió mucho más.

Una fuente oficial le contó en exclusiva a DiarioVeloz  la trama oculta que el Jefe de Gabinete no dijo públicamente, pero que conlleva un mar de críticas contra el Ministerio de Economía.

Así es la historia de los fondos buitres y la conspiración.  Cuando la Argentina acordó el pago de la deuda con el  Club de París, hubo un personaje central que motorizó el trato, el presidente ruso Vladimir Putin.

Por lejos, Putin es el estratega mundial con más experiencia y temeridad que cualquier otro en la actualidad.  Hace 30 años fue el jefe del entonces temible servicio de inteligencia soviético, la KGB.

Conoce todos los secretos que un líder tiene que saber, no porque se lo cuenten sus asesores sino por haber sido precisamente Putin quien los recolectaba y daba las instrucciones para cumplir sus cometidos. Asesinar detractores con venenos radioactivos fue una de sus especialidades a la hora de poner punto final a los personajes que se le oponían, o sea, cero escrúpulos.

Es un líder de temer porque nada lo detiene. Un botón de muestra, la guerra con Ucrania persigue una finalidad que todos ya conocen. Putin se queda con la llave maestra de los gasoductos que proveen del vital fluido a toda Europa.

El próximo invierno veremos hasta donde llega el Jefe de Estado ruso -tres veces electo- en su política de tener de rodillas al Viejo Continente.

Putin fue el estratega que generó el acuerdo entre Cristina y el Club de París. En ámbitos oficiales se da por hecho que el año próximo visitará la Argentina, estrechando lazos que incluyen tratados comerciales con una China que es aliada de Rusia.

Pero no solo eso, se habla de un acuerdo de colaboración militar de Rusia con la Argentina que incluye el arribo al Atlántico Sur de dos portaviones rusos de última generación que se proveerán de todo cuanto precisen en nuestro territorio.

Sí, flotas de combate que harán ejercicios conjuntos a pocos kilómetros de las Islas Malvinas.  Zona caliente del planeta donde Putin quiere poner una cuña.

Es un proyecto de alto riesgo, que deja afuera ya no a Inglaterra sino también a los Estados Unidos.

Cuando Cristina regresó a Buenos Aires, los experimentados cerebros en geopolítica hicieron una serie de análisis sobre causas y consecuencias de ese acuerdo con Rusia.

El punto central que le sugirieron fue que también acordara el pago a los fondos buitres, pues una deuda de poco más de mil millones de dólares no es mucho dinero para un país como el nuestro, y de esa forma evitaría consecuencias no deseadas. Obvio que el gobierno de Obama haría todo lo posible por entorpecer el acuerdo con Rusia,  y precipitar a que nuestro país tenga una fuerte crisis internacional por el default podía estar en los planes de Washington. Los estrategas en geopolítica piensan siempre en las consecuencias de los actos de gobierno a nivel internacional. La sugerencia por escrito a la Presidente fue que acordara pagarle la deuda a los buitres, mientras hubiera tiempo para hacerlo.

Quien se opuso a esa medida fue el Ministro de Economía. El slogan de Kicillof de "no pasarán" es infantilismo puro, y además estadísticamente desde la guerra civil española hasta nuestros días cada vez que un bando esgrimió el "no pasarán"... los malos terminaron pasando siempre. Por estadística o hasta por superstición,  jamás se argumenta políticamente una medida de esa forma.

 

Kicillof aconsejó no arreglar nada con los buitres, mientras los otros expertos le sugirieron a Cristina acordar para que los acuerdos con Putin no generaran revancha de los EEUU.

Hoy esos geopolíticos que perdieron la pulseada con el Ministro de Economía reconocen que la Suprema Corte de Justicia de los EEUU actuó influenciada por el gobierno de Obama, y metió a nuestro país en un berenjenal que las contradicciones de los funcionarios que repiten y se desmienten día tras día demuestra que nadie tiene idea de cómo seguir esta historia.

Esta es en síntesis la historia que Capitanich conoce pero no puede públicamente decir a que grado  llega la inoperancia de un Kicillof que con sus bravuconadas nos arrastra a todos a un abismo desconocido.

La política internacional es como una partida de ajedrez. Mueven las blancas, después las negras y a la larga triunfa el cerebro más brillante.  Obvio que esa materia gris es de la que carece el Ministerio de Economía.

Dos portaviones rusos en el Atlántico Sur no es un desafío menor como para andar haciéndose el gallito cuando no se conoce el juego.

Putin hizo de las suyas, Obama replicó y la Argentina quedó como el jamón del sándwich.

Esta es en breve síntesis la historia de conspiración que Capitanich no cuenta como debería hacerlo.