Flacura: una cultura peligrosa
El culto hacia la delgadez, a estereotipos de belleza que suelen asociarse con el prestigio social, la distinción, el éxito y otras representaciones sociales deseables.
Por Luciana Arnedo
luciana.arnedo@gmail.com
@LuArnedoEste culto hace que muchas personas, en particular las adolescentes y las jóvenes adultas, se sientan disgustadas con su imagen y con su propio cuerpo.
El rechazo de la propia imagen provoca diversos malestares que pueden llevar a la aparición de trastornos emocionales: tener una baja autoestima, no aceptarse como persona, sentir que uno tiene poco control sobre su vida, una gran ansiedad y falta de seguridad, creer que no se tiene habilidad social, las auto-exigencias, una preocupación excesiva por lo que los demás piensen de uno, etc., etc.
Muchas personas se identifican con una imagen personal distorsionada. La realidad tiene la misma figura que la interpretación que la piensa. La imagen agota al ser, la persona enferma vive para sostener una imagen ilusoria.
La obsesión por el peso, la búsqueda de aprobación como necesidad, los "criterios" estéticos subjetivos, la relación con nuestro cuerpo, el mandato, la moda, la cultura, la constitución de la propia autoestima, la disconformidad con uno mismo y la ansiedad -consecuencia del malestar emocional- , expone al sujeto a sufrir una mala costumbre de alimentación y un cambio "peligroso" de vida.
Existen distintas enfermedades asociadas a trastornos alimenticios. Estos trastornos parecerían ser "una solución a los conflictos y temores internos". Hoy hay suficiente libertad como para elegir qué hacer, tenemos delante un campo de oportunidades que puede ser aterrador para algunos, y algo acerca de la privación "puede ser bueno" -si de anorexia hablamos-. ¿A qué renuncian las personas cuando reprimen su hambre?
El objetivo aparente es perder peso, hacerse cada vez más pequeñas, menos visibles; desean perder el apetito.
¿Cuántos avisos publicitarios -avalados por la cultura- prometen satisfacción, y presionan para alcanzar un cuerpo sin defectos? Ser deseada parecería ser el efecto de la delgadez. Pero realmente, ¿en esto consiste la verdadera satisfacción, el verdadero éxito?
Muchas mujeres pueden ser tiranizadas por la comida y el peso. La comida se convierte en algo abrumador, peligroso. Luchar contra el apetito es un trabajo diario, la obsesión por no engordar hace que cualquier método sea válido aunque el mismo no sea racional.
Emergen las prácticas bulímicas, las excesivas rutinas de gimnasia, el abuso de laxantes y/o diuréticos, o la combinación de esta adopción de estrategias, con un fin: alcanzar un ideal de belleza ilusorio.
Sensaciones como vergüenza, confusión, hambre/ansia, deseos no cumplidos, deseos sin revelar, conviven debajo de un apetito reprimido.
La participación en el mundo, cómo experimentar placer en él, las posibilidades, el sentido de pertenencia que todos buscamos y necesitamos, todo queda excluido del día, de cada día que avanza, detenidos en un síntoma que puede ser mortal.