"Fito" Frati: dice que vive en la calle, ganó $ 500.000 en la TV, cuenta anécdotas increíbles y es furor en las redes
Fue "al mejor colegio de la Argentina en los 70", fue fotógrafo de estrellas del rock nacional, vivió en Italia y hoy gana plata dando clases de inglés y de italiano.
Hace algo más de 24 horas, el miércoles por la noche, uno de los trending topics de Twitter en la Argentina era "Fito". Hubo quienes pensaron que algo había pasado con Páez, pero no: "Fito" es Mario Rodolfo Frati, un hombre de 59 años que participó de "¿Quién quiere ser millonario?", el programa de preguntas y respuestas que conduce Santiago del Moro en Telefé, y ganó 500 mil pesos.
A la velocidad de las redes sociales, la historia que contó "Fito" en televisión retumbaba en el espacio virtual: contó que había tenido un muy buen pasar económico, que había vivido en Roma, que había sido fotógrafo de, entre otros, Luis Alberto Spinetta, León Gieco y Seru Giran, y que desde 2012 duerme en la calle, cerca del shopping Unicenter, a un costado de la autopista Panamericana.
Hay algunos indicios de que al menos algunas de las cosas que Frati cuenta de sí mismo podrían ser ciertas. Alguien que lo reconoce como habitué del shopping Unicenter, alguien que lo recuerda del ambiente del rock en los 80. Sin embargo, muchas de sus anécdotas no tienen por ahora otro respaldo que su palabra. Entre muchas otras cosas, le contó a Clarín que jugó al fútbol en un equipo junto al "Flaco" Spinetta ("él jugaba de nueve y yo de once", detalló) y que una vez estuvo a pocos metros de Perón en un entrenamiento de San Lorenzo (cuenta que lo asombró su tamaño corporal y el color de su pelo, su "carmelazo").
En Twitter, algunos se conmovían y otros desconfiaban: no faltaron los tuits que aseguraron que "Fito" estaba vinculado a la producción del programa y que "estaba todo arreglado".
"Me nefrega" (no me importa), le dice Fito a Clarín en un bar del shopping Unicenter que eligió para ser entrevistado en la tarde-noche del jueves. Y suma: "El dolor te blinda, así que lo que hayan dicho sobre arreglos y demás, ponelo así: me nefrega". Al costado de la mesa en la que toma un café con una porción de torta tiene una bolsa con algo -un poco- de ropa. Las mozas y los encargados del café lo conocen: "Viene todos los días, intenta elegir siempre la misma mesa, en un costadito. Es un ídolo, una persona muy inteligente y muy amable", cuenta una de las camareras.
La aparición de Fito en el programa de Telefé tuvo efectos inmediatos: "Me pidieron fotos, sobre todo mujeres grandes y nenes chiquitos, es mi target. Y se acercó gente a saludar", cuenta Frati. Sólo usa Facebook: "En apenas unas horas me llegaron 112 solicitudes de amistad, pero yo sé cómo es esto, se te acercan todos. Acepté nada más que dos", dice.
Y cuenta su historia: "Fui al mejor colegio de la Argentina en los 70, el Ward de Ramos Mejía. Era pupilo allí. Fui parte de la Unión de Escuelas Secundarias y me salvé por cinco minutos de ser desaparecido en el 75 porque llegué unos minutos tarde a un encuentro en una Unidad Básica de Ramos, habían limpiado a todo el mundo". Suma: "Mis padres tenían un muy buen pasar y yo tenía un muy buen pasar. Mi padre hacía muchos negocios. Yo tenía una muy buena vida bohemia. Fui fotógrafo, trabajé en Expreso Imaginario e hice imágenes para Spinetta, Seru Giran, Nito Mestre, León Gieco, Mercedes Sosa. Escribí mucho, pero para mí. No publiqué nada. Viví en Roma varios años, allí también trabajaba como fotógrafo".
"En los últimos años de mi padre lo ayudé mucho con los negocios, los de aquí y los de Uruguay", explica Frati. "Cuando mis padres fallecieron fue el problema, durante la sucesión. Los abogados de toda la vida de él me hicieron firmar cosas que implicaban ceder todo lo que yo debía heredar como hijo único a su estudio profesional. Fue un fraude, una estafa. Durante un tiempo me sentí culpable, me pregunté por qué. Pero después ya no. Uno de ellos murió de cáncer de próstata y el otro fue revoleado por un auto y se murió también. Creo que todo vuelve", describe.
Esas complicaciones económicas empezaron en 2007, según cuenta. "Me fui a recorrer provincias. Viví en Chaco, en Rosario, en Mar del Plata. Recorrí el país en un Alfa Romeo, toda la ruta 40. Después perdí el auto. En 1999 se había muerto mi mujer, había quedado viudo", relata. Ante la consulta de si tuvo hijos, responde que no. Aunque un rato después cuente algo distinto: "Tengo una hija pero ella decidió no reconocerme como padre, me niega. Tiene 28 años y vive en Europa, y no me elige, por eso dije que no tengo hijos".
"En 2012 volví a Buenos Aires. A la zona Norte de la Ciudad, donde viví siempre. Y empecé a dormir en la calle. Cerca del shopping. Nunca tuve un episodio violento, pero dormir seis años en el piso no es gratis. El cuerpo todavía responde, pero a veces te despierta la lluvia o el frío. Trato de acostarme cansado porque si no la cabeza no para", dice Fito. Y agrega: "Me levanto alrededor del mediodía, voy al shopping, leo los diarios, me compro un desayuno. También voy a la librería, leo bastante allí. La gente se me acerca, a veces me traen comida, a veces me preguntan si tengo plata para el día siguiente y me dejan algo de dinero. La gente es muy solidaria. Todo vuelve, porque yo era así cuando tenía", cuenta.
El primer registro de esa solidaridad, dice, lo tuvo cuando un señor le gritó que se acercara a su auto y le dio una bolsa llena de ropa y zapatos. "Lo peor que me pasó fue que tuve dengue. Estuve un mes tirado en los cartones, no me podía mover. Y después vi una infografía de Clarín y leí los síntomas y me di cuenta de que había tenido dengue", diagnostica. Consultado sobre cómo afronta los gastos mínimos del día, dice: "Con 200 pesos suelo arreglarme. Vengo al shopping, en general me invitan el desayuno, y me paso acá el día. Antes de que cierren me voy, y camino para cansarme, para irme a dormir cansado y no pensar. Esos 200 pesos los consigo porque me dan plata o porque doy algunas clases particulares de inglés y de italiano a conocidos, circula boca a boca. No lo promocioné en mi Facebook, por ejemplo. Y ahora bajó la demanda porque hay crisis". Para bañarse, cuenta Frati, usa el baño del gimnasio de La Lucila que administra una amiga suya.
Según le muestra a Clarín, guarda los cartones con los que se arma lo que él llama un "semiataúd" justo al lado de uno de esos gabinetes con tableros de las empresas de energía eléctrica, a tan solo un metro del muro bajo que le sirve de límite a la colectora de la autopista Panamericana. Según explica Fito, duerme prácticamente pegado al muro de cemento, a unos cien metros del puente de la calle Edison.
Consultado sobre si buscó trabajo durante los años que lleva en la calle, responde: "Estaba tan triste que estuve mucho tiempo sin documento. Hace algunos meses vi un aviso clasificado para franquero en un garaje y fui, pero hacía falta documento. En una inmobiliaria, para hacer guardias, me pedían lo mismo. Lo tramité hace un poco más de un mes".
Y ante la pregunta del (medio) millón, sobre qué va a hacer con el premio que ganó en televisión, dice: "Es un milagro. Yo fui al cementerio adonde están mis viejos a pedirles que me tiraran una, y tres días después me llamaron para decirme que había quedado en el casting del programa. Volví al cementerio antes de participar y me fue bien. Esto es un milagro. Una nueva oportunidad. Pero hay que ser prudente porque debe ser la última. Así que ahora tal vez me vaya a Punta del Este un tiempo, unos amigos me avisaron que hicieron una colecta para que me quede allá un tiempito. El encargado de un local de acá de Unicenter me dijo que me puede ayudar a encontrar una habitación por un tiempito. Yo veía que se me venía el invierno encima y no lo quería volver a pasar en la calle. Es un milagro". Todavía no sabe, cuenta, qué destino va a darle a su premio. "Voy a esperar, mientras pueda vivir con poca plata, voy a manejarme con prudencia", insiste.