Fiesta, vicios, noche y descontrol
Esta hermosa y reconocida rubia millonaria, transcurre sus días entre pasarelas y boliches, alcohol, drogas y descontrol. El pasado viernes, sus guardaespaldas la sacaron a cuestas de la pista en la que se desvanecía y se dejaba besar por otra mujer.
Hablamos de la escandalosa París Hilton, heredera de una fortuna incalculable que le legó el gran imperio hotelero de su padre.
Paris siempre se caracterizó por derrochar el dinero de su familia en vicios, drogas, noche y mala vida; sin embargo no deja de sorprender. Ésta vez, de “vacaciones” en Francia, la modelo fue captada por las cámaras de los paparazzi de la Costa Azul en un club nocturno llamado “Papagayo Club”, a donde concurrió con su hermana menor Nicky y un grupo de amigos tan “jolgorientos” como ellas. Como era de esperarse y tal como acostumbra, Hilton, dio la nota en el lugar.
La nota y vergüenza. Tanta, que a pesar de estar rodeada de gente adinerada que vive sus noches de esa manera, la multitud que conformaba el paisaje de la disco culminó su jornada de diversión contemplando la lamentable imagen de esta chica. Alcohol, drogas, humo, ruido, exaltación, excitación, euforia y exposición. Esas son las características de una “buena fiesta” para Paris, y esta no fue la excepción.
La rubia se emborrachó hasta quedar doblada en la pista y con sus rodillas sin fuerzas para sostener su cada vez más delgado cuerpo, al mismo tiempo que su cabeza no podía hacerlas responder para dar un paso seguido del otro.
Sobre un escenario, robó el micrófono del DJ y cantó con una minifalda a la altura de su cintura mientras sus guardaespaldas la sostenían.
Luego, una morocha que bailaba sensualmente se le acercó y comenzó a besarla y, lejos de alejarse, provocó que Paris le proponga encontrarse con ella a la noche siguiente.
Del lugar, la llevaron entre tres de sus hombres que trabajan como custodios para las hermanas, aunque, en este caso, actuaron de salva-vidas.
Paris siempre se caracterizó por derrochar el dinero de su familia en vicios, drogas, noche y mala vida; sin embargo no deja de sorprender. Ésta vez, de “vacaciones” en Francia, la modelo fue captada por las cámaras de los paparazzi de la Costa Azul en un club nocturno llamado “Papagayo Club”, a donde concurrió con su hermana menor Nicky y un grupo de amigos tan “jolgorientos” como ellas. Como era de esperarse y tal como acostumbra, Hilton, dio la nota en el lugar.
La nota y vergüenza. Tanta, que a pesar de estar rodeada de gente adinerada que vive sus noches de esa manera, la multitud que conformaba el paisaje de la disco culminó su jornada de diversión contemplando la lamentable imagen de esta chica. Alcohol, drogas, humo, ruido, exaltación, excitación, euforia y exposición. Esas son las características de una “buena fiesta” para Paris, y esta no fue la excepción.
La rubia se emborrachó hasta quedar doblada en la pista y con sus rodillas sin fuerzas para sostener su cada vez más delgado cuerpo, al mismo tiempo que su cabeza no podía hacerlas responder para dar un paso seguido del otro.
Sobre un escenario, robó el micrófono del DJ y cantó con una minifalda a la altura de su cintura mientras sus guardaespaldas la sostenían.
Luego, una morocha que bailaba sensualmente se le acercó y comenzó a besarla y, lejos de alejarse, provocó que Paris le proponga encontrarse con ella a la noche siguiente.
Del lugar, la llevaron entre tres de sus hombres que trabajan como custodios para las hermanas, aunque, en este caso, actuaron de salva-vidas.