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Fidel y Benedicto XVI: los adversarios sean unidos

*Por Marcelo Cantelmi. El viaje del Papa a Cuba dejó en evidencia que, aun en el antagonismo ideológico...

...existen intereses y posiciones compartidas con los viejos líderes de la Revolución.

Cuando en 1975 concluyó la brutal guerra que libró contra EE.UU., Vietnam celebró su victoria en un país económicamente devastado. Para intentar recuperarse solicitó a sus camaradas comunistas cubanos que le enseñen a cultivar café. Un equipo de técnicos respondió de inmediato y allá fueron para llevar la experiencia de la isla en la materia.

Fue un éxito. Vietnam se convirtió en el segundo exportador mundial de café y en una potencia económica en Asia . Más de treinta años después, un funcionario vietnamita le preguntó con candidez a un colega cubano cómo era posible que "ustedes que nos enseñaron a sembrar café compren ahora nuestro café. No se qué le respondió el cubano. Seguro que le dijo: el bloqueo". La anécdota con el filoso sarcasmo de conclusión la contó el presidente de Cuba Raúl Castro en un legendario discurso ante el Parlamento en diciembre de 2010.

Es un detalle pero sirve para observar con un poco más de claridad y realismo los huracanes que se mueven hoy en la isla comunista. Quienes se asombraron por la supuesta audacia del Papa Benedicto XVI quien poco antes de llegar a la isla sepultó en la ineficiencia el sistema que modela a Cuba, olvidaron de qué modo el propio Fidel revisó sin anestesia aquel mismo año la realidad presente de la Revolución: "el modelo cubano ya no funciona ni para nosotros" , sentenció.

Es en el espacio de esas miradas críticas y de un obligado pragmatismo que debe buscarse el sentido de la visita a Cuba de este pontífice ultraconservador, recibido con el mismo beneplácito, honores y esmero que la conducción castrista reservó en 1998 para halagar al Papa Juan Pablo II . Aquel, no sólo fue un duro anticomunista sino, al margen de otras retóricas, un formal militante del modelo capitalista que impulsó por el mundo Ronald Reagan.

El galimatías de intentar unir semejantes tendencias puede explicar las interpretaciones acaloradas respecto a que todo este montón de gestos se obedecería a que Fidel, ya anciano, tantea formas para volver a la iglesia que lo acogió de niño.

El error es comprender al Papa sólo como un viajero pastoral . El capítulo práctico es el que tiene preeminencia y es el que busca la dirigencia cubana cuando se abre a estas visitas que intuye como portales para construir una imagen diferente hacia afuera , y estímulo para cerrar una batalla interna en la que se juega de modo definitivo el destino de esta Revolución tan paradigmática.

Veamos. Desde que el hermano menor de los Castro llegó al máximo sillón del poder después que Fidel se retiró por enfermedad en julio de 2006, se inició un zigzagueante proceso de cambios en la isla. Se motivaban en el aceleramiento del deterioro de la economía que se profundizó en 2008 con la crisis global. Lo que la nueva conducción intentaba era eliminar el igualitarismo a ultranza que defiende gran parte de la burocrática gerontocracia fundacional de la Revolución. La idea era impulsar una apertura económica, no política, para obtener inversiones cruciales que revirtieran la ecuación de crisis al estilo del modelo de Vietnam o el de China. Ese es el sentido de la consigna que enarbola en solitario el menor de los Castro cuando advierte "o rectificamos o nos hundimos" . Pero ¿son estos hermanos parte de la renovación? Es una buena pregunta.

Hay un escenario que obliga al pragmatismo. Cuba tiene más de 6,7 millones de hectáreas de tierras cultivables pero muchas improductivas de modo que el país importa 80% de sus alimentos dilapidando US$ 2,000 millones anuales. La crisis global y la propia han causado desde la reducción de la matriculación en las escuelas medias, la caída de la natalidad o el desplome notable de la producción en el campo y las industrias. El índice de Gini muestra, además, una duplicación de la desigualdad, con partes importantes de la población en la pobreza . Los sueldos rondan los 20 dólares mensuales y las jubilaciones apenas US$ 10. Ese esquema abona el terreno para la corrupción que es una de las amenazas que Raúl Castro intuye acertadamente con perfiles incendiarios. Una investigación de The Economist cita a un diplomático extranjero que comenta con sentido común que el gobierno ataca los síntomas pero no las causas: "la gente que gana 20 dólares es la que negocia contratos para el Estado por 10 millones".

Si se abre la economía cubana y en el camino se elimina el insensato bloqueo impuesto por EE.UU., más absurdo hoy debido a que la isla dejó hace rato de ser un riesgo aún para sus más enardecidos enemigos, se liberaría un negocio de tamaño insospechado. Una idea ligera la brinda un estudio de la Universidad John Hopkins que ya en 1988 sostuvo que el costo del bloqueo para el sector de negocios de EE.UU.

superaba los 30 mil millones de dólares.

Esos números, junto a un aluvión récord de turistas (2,7 millones el año pasado), son el otro lado del mostrador que explica la mirada en general benevolente desde el exterior hacia Cuba en una estela en la cual también se debería ubicar el viaje del Papa, y hasta su negativa a hablar con la disidencia porque un flujo de dinero de ese tamaño serenaría todas las tensiones.

Pero el problema no está tan afuera sino adentro. Hay que observar las purgas de 2009 para armar en parte el crucigrama del presente cubano. Cuando Raúl se consolidó, despidió a un exitoso reformista, Carlos Lage, responsable de economía y al canciller Felipe Pérez Roque, ex secretario privado de Fidel. En ese raro tumulto se consolidó el ultraconservador José Ramón Machado Ventura, posible ideólogo de esas purgas y que, afianzado como el número dos del régimen, frenó los ímpetus aperturistas.

Esa represión dominó incluso el esperado VI Congreso del PC (abril de 2011) que no logró avances. Sólo el crecimiento de la crisis económica explica el retroceso que se observa ahora de esos "halcones". Es una paradoja. El Papa conservador en Cuba maltratando en todo momento el modelo que rige en la isla, debe haber dado mucho para sonreír a uno de los bandos de esa extraordinaria interna entre comunistas.