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Feng Shui, "arquitectura energética" ineficaz

Varias disciplinas han aparecido y florecido en occidente, traídas de oriente. Pero... ¿realmente funcionan?

Según el Skeptic's Dictionary (Diccionario del escéptico), el Feng shui -literalmente "agua viento"- es parte de una filosofía china antigua acerca de la naturaleza. Frecuentemente se lo identifica como una forma de "geomancia", es decir, la adivinación utilizando características geográficas, pero el mayor interés de esta disciplina se centra en la comprensión de las relaciones entre nosotros y la naturaleza, de manera que vivamos en armonía dentro de nuestro medioambiente.

El Feng shui se relaciona con la noción de que vivir con en lugar de vivir contra la naturaleza beneficia tanto a los humanos como a nuestro medioambiente. Esta idea no es exclusiva del Feng shui y es compartida por la mayoría de la gente que tiene sentido común. Es deseable no contaminar el aire, el agua, ni dañar el medio en el cual vivimos. También, el Feng shui propone que nuestras vidas se encuentran profundamente afectadas tanto por el ambiente físico así como por el emocional. Si nos rodeamos de símbolos de la muerte, desprecio e indiferencia hacia la vida y la naturaleza, con el ruido y varias formas de fealdad, vamos a corrompernos durante el proceso. Si nos rodeamos de belleza, consideración, gentileza, simpatía, música y varias expresiones de la dulzura de la vida, nos ennoblecemos, tanto nosotros como nuestro medio.

Los "maestros" del Feng shui, aquellos que entienden los cinco elementos y las dos energías -el chi y el sha, ésta última opuesta a la primera- supuestamente son capaces de detectar "energías metafísicas" y dirigirlas para hacer que corran por el flujo óptimo. El Feng shui se ha transformado en una especie de acupuntura arquitectónica: los magos se meten en los edificios y paisajes y usan sus sensores metafísicos para detectar el flujo de la "energía" buena y mala. Estos maestros nos indican dónde debe estar el baño, hacia dónde deben apuntar las entradas o puertas, dónde se deben colgar los espejos, qué habitación necesita plantas y cuál flores rojas. También en qué dirección debe estar orientada la cama en la cual dormimos. Deciden estas cosas basándose en cómo sienten el flujo del chi, los campos electromagnéticos, o cualquiera otra forma de energía que le preocupe al cliente, en todos los órdenes de la vida.

En síntesis, el Feng shui ha devenido en un aspecto de la decoración interior en el mundo occidental (ver foto abajo) y los supuestos maestros son contratados por altas sumas de dinero para decirle a gente como el magnate Donald Trump dónde deben ubicarse las puertas y otros muebles de su casa. Pero todas estas prácticas no tienen comprobación científica alguna: el Feng shui se ha convertido en un producto de la llamada Nueva Era para supuestamente maximizar nuestro potencial y garantizarnos un futuro auspicioso.


De acuerdo con Sutrisno Murtiyoso, de Indonesia, en los países donde la creencia en el Feng Shui es todavía muy fuerte, éste se ha convertido en una mezcolanza de supersticiones y nociones no verificadas que se hacen pasar por principios científicos de arquitectura o planeamiento edilicio. Y Mortiyoso se quejaba diciendo: "si esto fuera hecho por una persona que se atribuye dones paranormales, no sería tan disparatado. Pero si viene de parte de un colega arquitecto... no puedo imaginarme cómo mi gente va a enfrentar el próximo milenio bajo este antiguo hechizo. ¿Cómo podremos progresar a través de esta tecno-selva?".

El periodista mexicano Mario Méndez Acosta, en un artículo escrito para la revista Pensar (Vol. 1, Nro. 2, Abril/Junio 2004) dice: "Una nación frívola demanda, y obtiene, supersticiones frívolas. Nada hay más frívolo en Estados Unidos de América que Hollywood, y es en la capital mundial del cine donde florece como un hermoso capullo de frivolidad de ignorancia humana: esa pintoresca seudo ciencia conocida como Feng Shui".

Y luego da un ejemplo de hasta dónde puede llegar la superstición incluida en el Feng Shui: "El viaje cotidiano en automóvil ocupa cada vez más el tiempo de las personas que viven en las grandes ciudades. Por ello, los fengshuistas han dado algunas recomendaciones muy interesantes para aumentar el flujo del chi en los vehículos. Según Sky, colaborador de la revista Feng Shui World, para la protección y seguridad personales es conveniente llevar en el automóvil símbolos de longevidad que eliminen energías malvadas, peligrosas para la vida. Hay que exhibir el ideograma Sau de la longevidad. También sirve a este efecto el amuleto en forma de porrón, guaje o cantimplora de cáscara de calabaza llamada wu lou, la cual muestra la unión entre el cielo y la tierra. Conviene colgar del espejo imágenes de pájaros, sobre todo en parejas. Es bueno colocar el nudo místico que se puede hacer con cordeles de colores o chalinas.

Méndez Acosta señala también que para llevar a cabo el diseño (de una vivienda) se usa una especie de nomograma o diagrama de cálculo, un octágono llamado el mandal de Ba Gua, que según la orientación de los muros de una vivienda y del uso de la habitación proporciona automáticamente el color más adecuado. Es posible usarlo en el tapizado de los muebles y en la elección de los colores de las cortinas.

Pero claro, "como buenos charlatanes, estos expertos en Feng Shui no se podían quedar conformes con eso. Lin Yun propone así usos terapéuticos fabulosos de los colores". Y no se queda corto a la hora de dar consejos sobre la salud: no duda en afirmar que para curar el cáncer hay que mirar los seis colores verdaderos -¡cuidado con los falsos colores!- transmitiendo su secuencia auspiciosa de colores a las células afectadas. En la foto (abajo) mostramos un cuadro representativo de lo que los colores significan para el Feng shui, en un intento por mejorar las situaciones profesionales.


Es evidente que los maestros del Feng Shui no han evitado los embotellamientos de las grandes ciudades, ni han logrado que la gente solucione sus problemas emocionales ni de salud cambiando de lugar los muebles de su casa u orientándolos de otra manera, o simplemente haciendo que las personas sigan la filosofía de esta dudosa disciplina.