Feliz comienzo de las "primarias"
Cada elección revela hasta qué punto es diverso el parecer de los ciudadanos sobre la realidad que han visto todos.
Mientras para un sector el presente es poco menos que una maravilla que habría que retener para siempre, para otros, lo que urge es removerlo todo, como una forma de escapar de alguna condena de puertas sólo abiertas en estas ocasiones de domingo electoral. Y entre ambos extremos, las incontables posiciones intermedias que reflejan la infinita variedad de las concepciones e intereses de los hombres.
Las elecciones del domingo, las primeras "primarias" de la historia política argentina, juzgadas por muchos como ficticias y meramente preparatorias de las que se efectuarán en octubre, ésas sí reales; estos comicios que de modo tan ruidoso revelaron un nivel de adhesión al Gobierno Nacional que ha de haber sorprendido a todos, incluso al oficialismo nacional, fueron tan convocantes como las del pasado, igualmente seguidas por la ciudadanía y no menos tomadas como seguro indicador de lo que ocurrirá en el futuro cercano.
Lo que sucedió en el resto del país también se registró aquí: si en el orden nacional la fórmula presidencial del Frente para la Victoria obtuvo el 50,1% de los votos, en Catamarca llegó al 63,7%, con 114.497 votos. La participación de los ciudadanos catamarqueños fue del 70%, solo 2 puntos menos que la del 13 de marzo y llamativa, además, por haber desmentido la opinión generalizada de que el nivel de apatía de los votantes sería elevado.
Pero debe enfatizarse que el tiempo que viene también merecerá atención especial. Sería difícil encontrar a alguien que esperase que los comicios de octubre tengan resultados que fuesen la copia fiel de los conocidos el domingo. Es más lógico suponer que la actividad de las fuerzas políticas entre ahora y octubre, inédita hasta ahora, tendrá particularidades no sólo con respecto a la puja electoral, sino, además, al modo de gobernar, en la nación y en las provincias, que probablemente no será el mismo, como tal vez ya ha quedado sugerido por el mensaje postelectoral de la presidenta Cristina Fernández, en que hubo novedosas señales de una búsqueda futura de colaboración sin discriminaciones de ningún tipo.
Pero pese a esa hipotética atmósfera de convivencia política diferente, no habría que descartar que sobrevengan dos meses de alguna tensión electoralista, ya no bélica, aunque sí comparable de algún modo con aquellos días de la guerra fría que siguió a la segunda conflagración mundial.
Debe señalarse que la primera elección primaria de la Argentina, al margen de los resultados, transcurrió con destacable normalidad, con numerosa participación ciudadana y dejando la impresión de que, en el futuro, se apreciará su eficacia como factor de progreso institucional, de generador de actitudes positivas en el plano del régimen republicano y como decantador de la praxis política.
El próximo paso será el de octubre, cuando sea posible evaluar la objetiva importancia de una elección primaria. Entonces podrá hablarse de si se llega a la instancia definidora de los futuros conductores del país en mejores condiciones de espíritu, esto es, con la conciencia de que la lucha por el poder en el ámbito cívico, a diferencia de los que ocurre en otros espacios, no es lucha eliminatoria de nadie, sino determinación de quienes conducirán en la sucesiva batalla que habrán de emprender con todos y en bien de todos.
En el país y en Catamarca, la primera experiencia de una elección primaria transcurrió felizmente y contradiciendo no pocas desconfianzas.