Federico Ribero en sus propias palabras

En los párrafos que siguen, extraídos de su libro Inspirar. El arte de vivir mejor, se puede conocer mejor a Federico Ribero, una oportunidad para acercarse a todo lo que la vida le enseñó y él se dispuso a aprender.

"Si miro hacia atrás, no soy el mismo de hace diez años: no pienso de la misma manera, no escucho de la misma manera ni me expreso de la misma manera. Lo que antes era para mí la verdad absoluta hoy no lo es. En el momento en que creo que tengo razón, ahí estoy equivocado. Cuando pienso que lo sé todo, es porque sé muy poco. Cuando me enojo, soy yo el que tengo el problema, el problema está dentro de mí. Cuando se perdona a alguien, el beneficiado es el que perdona, no el otro.

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Cuando uno cambia el modo de actuar, los demás también comienzan a cambiar. El cambio pasa por correrse de lugar. Se trata de no juzgar, de no echarle la culpa al otro, de vaciarse para llenarse de amor, de sentir gratitud.

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Cada uno tiene que ocupar su rol, cada acto genera algo particular. La cuestión está en cómo uno lo vive. Si se aferra a las cosas, al dinero, al poder, o lo transforma en servicio. El que tiene dinero se puede dar cuenta de que en el dinero no está la felicidad. La felicidad está en nuestro interior, no en lo material.

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Era malo en el estudio, era gordo, era asmático, no disponía de dinero... Todas montañas para escalar. No tenía ninguna red. Me adapté lo mejor posible a las pérdidas y dificultades, tratando de sobrellevar vínculos que no eran buenos. De todo eso salí gracias a la perseverancia y con muchísimo esfuerzo.

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Al final de la cena, todos los alumnos del colegio para el que estábamos recaudando fondos me hicieron un regalo: un dibujo que habían hecho para mí. El dibujo está enmarcado y colgado en la pared. La solidaridad me inspira. El amor de los demás me salva. La solidaridad y el amor me permiten superar los miedos.

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La quinta es un lugar especial, que compartimos desde hace quince años varios amigos y donde jugamos a la pelota. Cuando me casé, encontré esa quinta y entre todos empezamos a hacerle cosas. Fuimos formando un grupo de amigos; algunos se distanciaron, entraron otros. En estos quince años, como todos, uno tiene grandes alegrías, dolores, motivos para festejar, grandes depresiones, negocios, viajes, y todos esos momentos los compartimos ahí. En ese lugar tan especial miraba el cielo y pensaba: «Esto va a pasar».

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Todas estas personas que me brindaron su tiempo y su amor a cambio de nada dedican su vida, sus energías a ayudar a quienes sufren o pasan, como yo, por momentos difíciles. ¿Cómo no estar agradecido hacia ellos?

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me doy cuenta de que tener la razón no sirve de nada. Muchas veces uno se aleja porque cree tener la razón, ¿y qué importancia tiene a quién le asiste la razón?

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Aprendí que no importa cuánto vivís sino cómo lo vivís.

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Gracias a Andy, Francesca y Stéfano por cumplir el sueño de tener mi familia, por compartir con ustedes el mágico camino de la vida, tan cerca, tan lindo, con tanto amor.

Gracias a la vida.

F.N.R"

Inspirar. El arte de vivir mejor

Juan Mora y Araujo. Federico Ribero

Editorial Planeta