Federico Álvarez Castillo cambió la versión sobre el cordero tirado a la pileta: “Lo saqué del agua y lo regalé”
El dueño de Etiqueta Negra involucrado en el escándalo del helicóptero dio una nueva versión de los hechos en un mensaje que les hizo llegar a sus contactos.
El empresario Federico Álvarez Castillo, dueño de la marca de ropa Etiqueta Negra, dio una nueva versión sobre la polémica originada a raíz del video que muestra cómo arrojaron un cordero desde un helicóptero a la pileta de su casa en José Ignacio.
“El cordero yo lo saqué del agua y lo regalé. Me consta que fue cocinado y comido por un grupo de trabajadores. Mi familia y yo fuimos víctimas de un ataque mediático y voy a tomar medidas contra todos los que hablaron sin saber la verdad”, aseguró el hombre de negocios en un mensaje de chat que les hizo llegar a sus contactos.
El texto es acompañado por un dibujo y una frase: “Si no conoces la historia completa, cierra la boca”.
La versión contradice la declaración inicial que Álvarez Castillo dio ante la policía. Según informó la fiscal del caso, Ana Dean, el empresario había dicho que su familia asó y comió el animal.
Ayer se conoció un nuevo video del hecho. En las imágenes, difundidas por el programa Intrusos, en el canal América, se puede observar el inicio del recorrido de la aeronave de la polémica.
La grabación confirma una de las sospechas de los investigadores: el traslado del cordero fue realizado en un helicóptero Robinson 44 color verde. En la filmación se puede ver además que había dos tripulantes a bordo de la máquina: un piloto y un hombre que sería amigo del dueño de Etiqueta Negra.
Antes de la difusión del nuevo registro, la Fuerza Aérea uruguaya ya había puesto la lupa sobre un piloto experimentado. Se trata de un mayor retirado que hace 20 años trabaja en la zona balnearia realizando vuelos privados. Fuentes aeronáuticas aseguran que el nombre del hombre que estuvo a cargo de la aeronave ya había llegado a los medios de comunicación hace casi 10 años, cuando protagonizó un accidente en el Río de la Plata.
En aquel entonces, piloteaba una máquina que había despegado de Montevideo y se dirigía a San Fernando. Como consecuencia del impacto, un reconocido jurista uruguayo murió en el acto. El piloto se las ingenió para nadar hasta la costa, donde fue auxiliado por peones de una estancia en medio de un cuadro de hipotermia.
De confirmarse su presencia en el vuelo de la polémica en José Ignacio, podría ser inhabilitado y recibir una fuerte sanción económica.
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