Federer: “Nunca dejé de creer”
El tenista suizo celebró su “momento mágico” tras hacer historia en el césped inglés. Con siete conquistas, igualó a su "héroe", Sampras. En tanto, Andy Murray se quebró en llanto.
El suizo Roger Federer definió hoy como un "momento mágico" la conquista de su séptimo título en Wimbledon, que le permitió recuperar el número uno del tenis mundial y deplazar al segundo lugar al serbio Novak Djokovic.
"Nunca dejé de creer y seguí jugando con más intensidad pese a que tengo una familia. Es un momento mágico para mí", dijo el suizo mientras su esposa, Mirka, y sus hijas, Myla y Charlene, lo observaban desde el palco del estadio.
Con su victoria sobre el británico Andy Murray, Federer igualó al estadounidense Pete Sampras y al británico William Renshaw, los únicos hasta hoy en ganar siete veces Wimbledon.
"Sampras fue mi héroe, me siento increíble", aseguró el suizo, quien incrementó a 17 su récord de títulos de Grand Slam, tres más que el estadounidense.
"Creo que en los últimos partidos jugué mi mejor tenis", admitió Federer, quien recordó el tiempo pasado desde su anterior título de Grand Slam, el Abierto de Australia en enero de 2010 y a los 30 años es el segundo ganador más veterano de la historia, después del estadounidense Arthur Ashe.
"Muchas cosas cambiaron en mi vida desde entonces, así que esto viene en un buen momento, como cualquier título de Grand Slam", expresó el suizo.
Instantes antes Murray había conmovido al estadio al quebrarse emocionalmente ante 15.000 espectadores.
"Estoy acercándome", comenzó bromeando el número cuatro del mundo, que lleva cuatro finales de Grand Slam jugadas y cuatro perdidas, una marca negativa que comparte con su entrenador, el checo-estadounidense Ivan Lendl.
Pero entonces se le quebró la voz y comenzó a llorar, mientras su novia se tapaba la cara, conmovida, a Rod Laver, en el palco de honor, se le hacía un nudo en la garganta y Federer se mordía los labios.
El estadio ovacionó a Murray, quien volvió a quebrarse al intentar explicar que jugar en el estadio central de Wimbledon no es presión para él.
"Todos hablan siempre de la presión de jugar aquí, pero todos ustedes me hacen más sencillo jugar, el apoyo de ustedes es tan increíble", dijo el británico.
Murray no continuó. Dejó el micrófono sobre el césped y fue a abrazarse con Federer, tras caer nuevamente en una final de Grand Slam luego de los anteriores reveses de los Estados Unidos 2008 y Australia 2010 y 2011.
"Nunca dejé de creer y seguí jugando con más intensidad pese a que tengo una familia. Es un momento mágico para mí", dijo el suizo mientras su esposa, Mirka, y sus hijas, Myla y Charlene, lo observaban desde el palco del estadio.
Con su victoria sobre el británico Andy Murray, Federer igualó al estadounidense Pete Sampras y al británico William Renshaw, los únicos hasta hoy en ganar siete veces Wimbledon.
"Sampras fue mi héroe, me siento increíble", aseguró el suizo, quien incrementó a 17 su récord de títulos de Grand Slam, tres más que el estadounidense.
"Creo que en los últimos partidos jugué mi mejor tenis", admitió Federer, quien recordó el tiempo pasado desde su anterior título de Grand Slam, el Abierto de Australia en enero de 2010 y a los 30 años es el segundo ganador más veterano de la historia, después del estadounidense Arthur Ashe.
"Muchas cosas cambiaron en mi vida desde entonces, así que esto viene en un buen momento, como cualquier título de Grand Slam", expresó el suizo.
Instantes antes Murray había conmovido al estadio al quebrarse emocionalmente ante 15.000 espectadores.
"Estoy acercándome", comenzó bromeando el número cuatro del mundo, que lleva cuatro finales de Grand Slam jugadas y cuatro perdidas, una marca negativa que comparte con su entrenador, el checo-estadounidense Ivan Lendl.
Pero entonces se le quebró la voz y comenzó a llorar, mientras su novia se tapaba la cara, conmovida, a Rod Laver, en el palco de honor, se le hacía un nudo en la garganta y Federer se mordía los labios.
El estadio ovacionó a Murray, quien volvió a quebrarse al intentar explicar que jugar en el estadio central de Wimbledon no es presión para él.
"Todos hablan siempre de la presión de jugar aquí, pero todos ustedes me hacen más sencillo jugar, el apoyo de ustedes es tan increíble", dijo el británico.
Murray no continuó. Dejó el micrófono sobre el césped y fue a abrazarse con Federer, tras caer nuevamente en una final de Grand Slam luego de los anteriores reveses de los Estados Unidos 2008 y Australia 2010 y 2011.