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Fase 7: ahí viene la plaga

* Por Claudio D. Minghetti. Ciencia ficción y humor negro son los ejes del debut como director del montajista Nicolás Goldbart.

En el cine argentino, la ficción fantástica es poco frecuente, menos todavía combinada con humor corrosivo. Fase 7 , ópera prima del hasta ahora montajista Nicolás Goldbart, que mañana estrenará Energía Entusiasta, encara ese cruce de géneros con un grupo actoral muy particular: Daniel Hendler, Jazmín Stuart, Federico Luppi y el humorista cordobés Yayo (Guridi), en su debut cinematográfico.

La historia, que nació antes del pánico generado por la gripe A, toma a Coco y Pipi, un matrimonio que vive en un edificio nuevo, poco habitado. Ella está embarazada. Algo raro ocurre a su alrededor, pero no lo perciben, hasta que sorpresivamente son intimados por las autoridades a quedarse en el interior de su departamento, al igual que sus vecinos, porque en la calle corre la amenaza de una pandemia mortal. Cada uno de los vecinos, todos hombres, enfrenta la situación a su manera. Hay dos que son especiales, uno muy paranoico que vive con su hija y está muy preparado para lo peor, otro mayor y en apariencia muy serio que tras su imagen pacífica esconde un ser violento como pocos. Los palieres se convertirán en "tierra de nadie".

La película, cuyo costo fue de 450.000 dólares, participó en los festivales de Sitges, donde ganó el premio a mejor guión, y el de Mar del Plata.

"Primero era una comedia sobre un matrimonio en cuarentena. La estructura de género apareció después, de manera natural, en la medida en que iba escribiendo el guión sobre la base de la idea original, una situación de encierro de dos personajes. El tono de comedia estaba desde el inicio y me parecía que para que lo fantástico funcionara sin hacer ruido había que introducirlo de poco, como si fuera parte de todo ese absurdo", explicó Goldbart en diálogo con La Nacion.

-¿Una ficción fantástica absurda y con humor oscuro?

- Cuando el público empieza a entender el juego, en vez de disfrazados ve gente que se está matando, en medio de una situación a la que se llega de manera absurda. La comedia funciona como una especie de vaselina para introducir los elementos más duros de la historia.

-¿Cómo fue el casting?

-A Daniel siempre lo tuve en la cabeza. Jazmín justo estaba embarazada y de siete meses, y había funcionado muy bien en Los paranoicos , junto a Daniel. Había pensado en Luppi pero lo veía imposible. Cuando se dio fui el primer sorprendido. Luppi se animó a ponerse a las órdenes de alguien de quien no tenía referencia alguna. Yayo también fue toda una sorpresa. Me gustaba lo que hacía en Videomatch y en Sin codificar, pero no imaginaba que podía hacer este papel de la manera en que lo hizo.