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Fallas de origen

*Por Miguel Angel Rouco. Cuando recibieron la citación al encuentro, los hombres de negocios sabían que algo no andaba bien. Entre el lunes y el martes, sin que se callaran los festejos del triunfo oficialista, los banqueros de la city porteña se reunieron con el directorio del Banco Central.

Les llamó la atención la premura del encuentro y con ello no dudaron en coincidir en que la reunión era más importante que de costumbre.

Siempre en buenos términos, el directorio de la autoridad monetaria les anticipó que el Gobierno va a impulsar cambios en la Carta Orgánica del BCRA y la ley de Entidades Financieras.

Sin más detalles, los banqueros asimilaron la noticia que se tradujo en más inquietud en el mercado doméstico. Esto sumado a las resoluciones dispuestas para incrementar la oferta de divisas en el mercado doméstico, configuró el nuevo escenario post-electoral que sorprendió a toda la city.

En los despachos de muchos banqueros aun retumba la homilía que el pastor luterano Martín Niemöller pronunciara en medio de una Alemania devastada por la guerra: "Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar".

Sin embargo, a pesar del abultado triunfo electoral, coronado por adulaciones de la comunidad financiera local, y de las medidas de liquidación de divisas, el proceso de fuga de capitales continúa y la presión de demanda sobre el dólar es un drenaje constante.

Se calcula que el Banco Central tuvo que vender casi 2.000 millones de dólares para satisfacer la demanda de dólares y se calcula que unos 3.500 millones de dólares habrán salido del país, durante octubre.

En este contexto, las medidas que toma el Gobierno no sirven porque sólo atacan a las consecuencias del problema.

Hacia atrás

La demanda de dólares y la fuga de capitales son la consecuencia de la inflación. La inflación es la consecuencia de la expansión monetaria indiscriminada. La expansión monetaria es la consecuencia del aumento del gasto público improductivo. El gasto público improductivo es la consecuencia del modelo ‘K‘. El modelo ‘K‘...éste es el problema y su falla de origen.

Hacia adelante. El modelo ‘K‘ sostiene que el gasto público es el motor de la economía, por lo tanto aumenta el gasto. El motor necesita combustible, confisca ahorros y aumenta la expansión monetaria. La expansión de moneda genera inflación, distorsiona el índice de precios. La inflación genera corrida cambiaria y fuga de capitales, obliga a repatriar fondos. El gobierno parece que viene a apagar el fuego, pero en realidad es un piromaníaco.

Para colmo, el Gobierno ha recurrido a una práctica tan vieja como ineficaz y que despierta más sospechas que certidumbres: las inspecciones de AFIP, UIF y BCRA en casas de cambio y requerir a las entidades que informen sobre las órdenes de clientes para comprar dólares genera más desconfianza.

Obligar a liquidar divisas en el país o repatriar inversiones implica que el BCRA aumentará la oferta de divisas para una demanda insatisfecha que se beneficia con un dólar barato. En otras palabras, el gobierno subsidia la fuga de capitales para demostrar que controla el mercado cambiario. Más aún no habría demanda de dólares si no se hubiese producido una monumental expansión monetaria para financiar el gasto público.

En tanto, el BCRA se vio obligado por su escaso margen de maniobra a subir las tasas de interés, lo que ha incentivado a un jugoso negocio financiero.

Mientras tanto, el Gobierno se esfuerza en alimentar la espiral inflacionaria y la fuga de capitales devorando todos los recursos a su alcance.

El déficit fiscal registrado en septiembre llegó a casi 2.000 millones de pesos. El desequilibrio hubiera sido mayor si es que entre el BCRA y el PAMI no hubieran arrimado fondos. Sin esa ayuda el rojo del sector público sería de casi 6.000 millones de pesos. Con todo, durante 2011, el gobierno muestra un saldo negativo de 5.282 millones de pesos. Este gasto está fuertemente influido por las importaciones de energía cada vez más crecientes.

Hasta ahora el Gobierno no ha tomado medidas de ahorro de energía y prefiere seguir gastando los pocos dólares que quedan. De allí que llama la atención la negativa oficial a producir un cambio de horario para la estación estival, argumentando que con estas medidas no se producen ahorros significativos. Es curioso el argumento oficial cuando la mayoría de los países toman como práctica habitual una modificación del huso horario para ahorrar energía.

A modo comparativo, tomemos un ejemplo de un país como España con una población similar, unos 40 millones de habitantes. Allí, la Asociación Española de Fabricantes de Iluminación (Anfalun) estableció que el ahorro generado por el cambio de horario en verano alcanzó las 250 horas. El informe da cuenta que esta medida ha posibilitado en una disminución del 9,8% en el consumo de iluminación en los hogares españoles, con lo que se ha evitado la emisión a la atmósfera de entre 890.000 y 1.068.000 toneladas de CO2 y un ahorro energético de 1.780 Gw./año.