Facundo Guita, un artista del engaño: si lo ve, raje
Conocimos esta semana a Facundo Guita, personaje sin demasiado vuelo, que resultó ser un gran seductor, y que estafó a un comerciante de Mar del Plata.
Esta semana alumbró su nombre en los grandes medios, Facundo Guita, un personaje de baja monta y que ahora conocemos y se lo busca intensamente. Un comerciante marplatense apiadado de su situación, le dio ayuda y le terminó robando la suma de 250 mil pesos destinados al pago de sueldos.
A su empleador no le dijo nada y sin decir nada se marchó, lo que alertó al dueño del local.
A un taxista le dijo “se murió mi vieja y quiero ir a despedirla”, así que lo convenció de trasladarlo de Mar del Plata a La Plata, eso que no contaba con autorización alguna, y que muy hábilmente y con el mismo cuento embaucó a los controles que en la ruta lo abordaron, todo conmovidos con la historia de la muerte de la madre. Mentiroso serial resultó Guita.
¿La policía y los controles? Bien, gracias. Todos cayeron embaucados. Gran artista. Hasta lloraba cuando contaba la desgracia que decía haberle pasado, el taxista que lo trajo de la Costa, lo dejó en las inmediaciones de la terminal de ómnibus de la Plata.
Hoy sabemos que no era uruguayo, ni el mochilero que había quedado varado sin plata en Mar del Plata por la pandemia, como contaba.
Hasta su hermana lo pinta de cuerpo entero, me robó el sueldo y el aguinaldo, no me dejó ni para pagar el alquiler.
Y así contando anécdotas de viajes, haciendo básicos trucos de magia, embaucó al comerciante de Mar del Plata, que lo ayudó dándole trabajo y alojamiento.
¿Cómo terminó la historia? El desvalido mochilero, se escapó de su empleo con 250 pesos destinados al pago de sueldos y ahora es intensamente buscado por la policía. Otras víctimas contaron que también fueron embaucados por la misma persona, en otras cinco provincias.
El lunes Jerónimo Burgos, dueño de un local llamado “Almacén de Milanesas” hizo catarsis en Facebook y puso la foto de Guita con el cartel de “SE BUSCA”. A partir de ese momento recibió gran cantidad de respuestas, que le contaban las andanzas del sujeto buscado y todos damnificados del mismo hombre.
El bueno de Burgos no deja de lamentarse y cuenta, cuánto lo ayudó: “Lo alojé en una pieza arriba del local, le compré zapatillas y ropa, asimismo le conseguimos con mi madre un colchón y frazadas, para que estuviera arropado”.
Después de denunciarlo en la Justicia, escribió en Facebook “Lamentablemente uno trata de ayudar a las personas y le pasan estas cosas. Realmente nunca lo vi tan cercano, hasta que me tocó”.
Bueno, a usted que está en su casa cómodamente leyendo esta crónica, le recomiendo: es bueno ayudar, pero nunca se descuide. Uno nunca sabe de dónde viene la traición…
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