Exclusivo - Confesiones de un poliladron: Secuestros extorsivos eran los de antes
Por Jorge Boimvaser. "Mientras yo esté vivo, nada de esto es para publicar. Después hacé lo que quieras", dijo el comisario ya retirado hace más de una década. Falleció semanas atrás después de sufrir varios episodios cardíacos. Y lo que fue largo tiempo de charlas y confesiones ya lo podemos revelar.
Por Jorge D. Boimvaser
@Boimvaser
info@boimvaser.com.ar
Una pregunta nos rondaba la cabeza. ¿Cómo puede una persona que entra a una institución policial de joven con ánimo de combatir el delito, deformarse y ser él uno de los tantos criminales que acechan las calles?
No buscamos ni la respuesta filosófica ni psicológica sobre la raíz del mal. Y así fue que sobre esa base nos juntamos muchas veces con el hombre ya retirado. Lo que sigue es una reseña pequeñita de tantas horas de conversación, que seguiremos en otra ocasión por las variadas y sorprendentes respuestas que obtuvimos. Para tener una idea de tiempos, digamos que el comisario tenía cerca de 30 años en 1970, y estaba próximo a ascender al grado de Principal. Aquí van algunas de sus respuestas.
"Cuando se es joven y se ingresa en la Escuela de Oficiales los chicos antes seguro provenían de familias de policías y tenían ese ideal de combatir el delito. No te imaginás nunca estar en la misma trinchera que los ladrones ni compartir tropelías con ellos. Antes era impensado, tampoco existía el narcotráfico en gran escala que cuando creció fue uno de los grandes factores de pudrición de la sociedad. Hasta entonces sabíamos que la cocaína era casi un lujo que se daban los tangueros adinerados. El precio de la droga no era para cualquiera, y no había el marketing que tuvo después para expandirse por todos lados... ¿Los principales vicios ocultos de la policía de entonces? La pizza y la comida gratis para el comisario y sus hombres, la recaudación de una cuota a la quiniela clandestina cuando no existía la oficial; el cobro por admitir la prostitución y no pagar boleto en el bondi, porque los policías viajaban en colectivo antes de poder comprarse su primer autito..."
¿Porqué hay un punto de inflexión a partir de 1970?
"No era todo joda y papel picado, pero tampoco había esa mentalidad del gatillo fácil que se instaló después. Pero los policías empezaron a meterse más en investigaciones que antes no hacían, o en recibir información clasificada que nos decía que todo se empezaba a pudrir mal. Los militares no eran tan honestos como se decían, los empresarios tenían sus chanchullos y el sindicalismo combativo de la resistencia peronista comenzó a burocratizarse y Perón desde Madrid echaba leña al fuego. Cuando había que salir a repartir palos estábamos nosotros (la policía) y como el acceso a las recaudaciones clandestinas no era para todos, cada división o brigada empezó a ver la forma de hacer su propia caja. Y ahí se empiezan a formar las primeras bandas de secuestros extorsivos.."
¿Cómo fue?
"La guerrilla del ERP y Montoneros juntaban fondos con los secuestros extorsivos. Hasta que se hace la Operación Mellizas, secuestro de los hermanos Born, y una fortuna que nunca se supo en verdad cuánto se pagó de rescate. (Nota: El negociador y "valijero" de Bunge & Born fue el lobista de la firma José María Menéndez. Hace pocos años ya radicado en Madrid preparaba sus memorias o la otra versión sobre el secuestro y rescate de los hermanos Born. Finalmente abandonó la intención de escribirlo y por lo avanzado de su edad difícil que lo haga).
Sigue el diálogo: "Lo que ocurrió en esa época era que algunos empresarios de los llamados "burgueses nacionales" (algo afines a los Montoneros) vieron la veta de evadir impuestos y se fingían secuestros extorsivos inexistentes. Los Montoneros hacían comunicados de prensa anunciando secuestro y rescate, los empresarios cómplices pagaban una suma notablemente inferior a la que se anunciaba y el total del supuesto rescate se deducía de impuestos a las ganancias. Toda una ficción y cuando la Policía Federal descubrió el cuento.. ¿Qué hicimos?
Imaginable. ¿Qué?
Empezamos a secuestrar nosotros a esos empresarios que fingían la parodia con los Montoneros. Igual éramos nosotros mismos quienes nos teníamos que investigar, pero no fue tan sencillo, hubo jefes de policía como Villar y Margaride (nombrados por Perón en la cúpula de la Federal) y otros más que eran inflexibles y no quisieron saber nada con la existencia de poli ladrons, pero cuando hay botines suculentos para repartir como los de entonces, muchos agachan la cabeza con tal de hacer la vista gorda. ¿Dónde alojábamos a los secuestrados? Usábamos la hotelería de familias de criminales a los que les pagábamos por alquiler y cuidado del "chancho" (secuestrado). Les decíamos "chancheros", nosotros sabíamos de ellos pero ellos no mucho de nosotros. Primero habíamos pensado con la recaudación comprar chalecos anti balas y armas para modernizar a las brigadas que ponían el cuerpo contra los delincuentes y la guerrilla, pero una vez que entra la plata fácil te olvidas los ideales y se reparte el dinero y que cada uno haga lo que quiera con su parte. Además nosotros teníamos la facultad de intervenir teléfonos sin orden judicial, y tener información de primera mano te otorga una ventaja por sobre el resto. Recuerdo una historia, estábamos siguiendo a una banda de secuestradores con la que no teníamos nada que ver. Habíamos detectado la zona de donde se hacían los llamados extorsivos (tiempos que no existían los celulares ni locutorios). Un barrio donde había 40 teléfonos públicos y nosotros sólo disponíamos de 20 hombres para hacer guardia nocturna frente a esos aparatos. ¿Qué hicimos? Rompíamos 20 teléfonos públicos y el encargado de hacer los llamados salía buscar en las calles alguno que funcionase bien. Esos 20 que estaban en buen estado tenían un guardia cada uno que después por olfato seguía al criminal hasta dar con el paradero y el resto de la banda. Esa es la parte que nunca se contó oficialmente. Cuando salías a buscar un teléfono en la calle y encontrabas un montón que había sido destruidos por vandalismo, en realidad éramos nosotros quienes nos ocupábamos de romperlos para poder vigilar a los que estaban en funcionamiento".
En ese momento, el comisario nos contó un incidente de principios de 1970, un secuestro extorsivo, su increíble definición y la lección que aprendieron los oficiales que después fueron parte de esas temibles bandas. Podemos llamar al incidente "El sastre de Buenos Aires" (obvio, en alusión a la novela de John Le Carré "El sastre de Panamá). Esa historia te la contamos cara a cara, entrá al video y sorprendéte como nos sorprendió a nosotros conocerla.
@Boimvaser
info@boimvaser.com.ar
Una pregunta nos rondaba la cabeza. ¿Cómo puede una persona que entra a una institución policial de joven con ánimo de combatir el delito, deformarse y ser él uno de los tantos criminales que acechan las calles?
No buscamos ni la respuesta filosófica ni psicológica sobre la raíz del mal. Y así fue que sobre esa base nos juntamos muchas veces con el hombre ya retirado. Lo que sigue es una reseña pequeñita de tantas horas de conversación, que seguiremos en otra ocasión por las variadas y sorprendentes respuestas que obtuvimos. Para tener una idea de tiempos, digamos que el comisario tenía cerca de 30 años en 1970, y estaba próximo a ascender al grado de Principal. Aquí van algunas de sus respuestas.
"Cuando se es joven y se ingresa en la Escuela de Oficiales los chicos antes seguro provenían de familias de policías y tenían ese ideal de combatir el delito. No te imaginás nunca estar en la misma trinchera que los ladrones ni compartir tropelías con ellos. Antes era impensado, tampoco existía el narcotráfico en gran escala que cuando creció fue uno de los grandes factores de pudrición de la sociedad. Hasta entonces sabíamos que la cocaína era casi un lujo que se daban los tangueros adinerados. El precio de la droga no era para cualquiera, y no había el marketing que tuvo después para expandirse por todos lados... ¿Los principales vicios ocultos de la policía de entonces? La pizza y la comida gratis para el comisario y sus hombres, la recaudación de una cuota a la quiniela clandestina cuando no existía la oficial; el cobro por admitir la prostitución y no pagar boleto en el bondi, porque los policías viajaban en colectivo antes de poder comprarse su primer autito..."
¿Porqué hay un punto de inflexión a partir de 1970?
"No era todo joda y papel picado, pero tampoco había esa mentalidad del gatillo fácil que se instaló después. Pero los policías empezaron a meterse más en investigaciones que antes no hacían, o en recibir información clasificada que nos decía que todo se empezaba a pudrir mal. Los militares no eran tan honestos como se decían, los empresarios tenían sus chanchullos y el sindicalismo combativo de la resistencia peronista comenzó a burocratizarse y Perón desde Madrid echaba leña al fuego. Cuando había que salir a repartir palos estábamos nosotros (la policía) y como el acceso a las recaudaciones clandestinas no era para todos, cada división o brigada empezó a ver la forma de hacer su propia caja. Y ahí se empiezan a formar las primeras bandas de secuestros extorsivos.."
¿Cómo fue?
"La guerrilla del ERP y Montoneros juntaban fondos con los secuestros extorsivos. Hasta que se hace la Operación Mellizas, secuestro de los hermanos Born, y una fortuna que nunca se supo en verdad cuánto se pagó de rescate. (Nota: El negociador y "valijero" de Bunge & Born fue el lobista de la firma José María Menéndez. Hace pocos años ya radicado en Madrid preparaba sus memorias o la otra versión sobre el secuestro y rescate de los hermanos Born. Finalmente abandonó la intención de escribirlo y por lo avanzado de su edad difícil que lo haga).
Sigue el diálogo: "Lo que ocurrió en esa época era que algunos empresarios de los llamados "burgueses nacionales" (algo afines a los Montoneros) vieron la veta de evadir impuestos y se fingían secuestros extorsivos inexistentes. Los Montoneros hacían comunicados de prensa anunciando secuestro y rescate, los empresarios cómplices pagaban una suma notablemente inferior a la que se anunciaba y el total del supuesto rescate se deducía de impuestos a las ganancias. Toda una ficción y cuando la Policía Federal descubrió el cuento.. ¿Qué hicimos?
Imaginable. ¿Qué?
Empezamos a secuestrar nosotros a esos empresarios que fingían la parodia con los Montoneros. Igual éramos nosotros mismos quienes nos teníamos que investigar, pero no fue tan sencillo, hubo jefes de policía como Villar y Margaride (nombrados por Perón en la cúpula de la Federal) y otros más que eran inflexibles y no quisieron saber nada con la existencia de poli ladrons, pero cuando hay botines suculentos para repartir como los de entonces, muchos agachan la cabeza con tal de hacer la vista gorda. ¿Dónde alojábamos a los secuestrados? Usábamos la hotelería de familias de criminales a los que les pagábamos por alquiler y cuidado del "chancho" (secuestrado). Les decíamos "chancheros", nosotros sabíamos de ellos pero ellos no mucho de nosotros. Primero habíamos pensado con la recaudación comprar chalecos anti balas y armas para modernizar a las brigadas que ponían el cuerpo contra los delincuentes y la guerrilla, pero una vez que entra la plata fácil te olvidas los ideales y se reparte el dinero y que cada uno haga lo que quiera con su parte. Además nosotros teníamos la facultad de intervenir teléfonos sin orden judicial, y tener información de primera mano te otorga una ventaja por sobre el resto. Recuerdo una historia, estábamos siguiendo a una banda de secuestradores con la que no teníamos nada que ver. Habíamos detectado la zona de donde se hacían los llamados extorsivos (tiempos que no existían los celulares ni locutorios). Un barrio donde había 40 teléfonos públicos y nosotros sólo disponíamos de 20 hombres para hacer guardia nocturna frente a esos aparatos. ¿Qué hicimos? Rompíamos 20 teléfonos públicos y el encargado de hacer los llamados salía buscar en las calles alguno que funcionase bien. Esos 20 que estaban en buen estado tenían un guardia cada uno que después por olfato seguía al criminal hasta dar con el paradero y el resto de la banda. Esa es la parte que nunca se contó oficialmente. Cuando salías a buscar un teléfono en la calle y encontrabas un montón que había sido destruidos por vandalismo, en realidad éramos nosotros quienes nos ocupábamos de romperlos para poder vigilar a los que estaban en funcionamiento".
En ese momento, el comisario nos contó un incidente de principios de 1970, un secuestro extorsivo, su increíble definición y la lección que aprendieron los oficiales que después fueron parte de esas temibles bandas. Podemos llamar al incidente "El sastre de Buenos Aires" (obvio, en alusión a la novela de John Le Carré "El sastre de Panamá). Esa historia te la contamos cara a cara, entrá al video y sorprendéte como nos sorprendió a nosotros conocerla.