"Estoy destruido"
El hombre que disparó cuatro balazos a su hijo y luego quedó libre, relató la odisea que vivió.
Roberto Iturrieta, el hombre que mató a su hijo y luego quedó libre porque la Justicia consideró que actuó en defensa propia, dijo hoy que está "destruido" por lo que sucedió, aunque describió al joven como un "adicto muy agresivo" con toda la familia.
Según contó Iturrieta, quien el domingo pasado mató a su hijo Martín, de 30 años, de cuatro disparos en su casa de la localidad bonaerense de Mar del Tuyú, la agresividad del joven "fue in crescendo" contra su familia, a medida que avanzaba la adicción por las drogas que sufría desde que tenía 15 años.
"Es una cosa difícil, que viene de atrás. (Martín) Tiene 30 años y desde los 14 o 15 es adicto. Tiene y tuvo siempre un nivel de agresividad: hirió a gente, apuñaló. Hizo tratamientos contra la droga. Su agresividad fue in crescendo, sobre todo con su familia, con su hermana, conmigo, con su tío abuelo", relató el hombre, hablando de su hijo aún en tiempo presente.
El domingo pasado a la madrugada, Iturrieta mató a tiros a su hijo en el momento en que intentaba apuñalarlo con un cuchillo de cocina, en medio de una feroz discusión.
Según indicó, el día en el que se produjo el violento hecho, su hijo regresó a su casa y se molestó con jóvenes amigos suyos que se encontraban en la puerta de la vivienda.
Enseguida discutió con su padre y luego con su tío abuelo, a los que amenazó con un cuchillo.
Iterrieta contó que en un momento la discusión se tornó virulenta y se despertó su hija, de apenas tres años, a la que puso detrás suyo para defenderla.
"El no quiso matar a su hermanita. A mí me quiso matar. Fueron segundos que parecieron años. En el momento en que le tiré pensé que me iba a matar", recordó en declaraciones a Radio La Red.
"Entraba y salía de mi habitación, rompía cosas. Yo tenía una almohada en el pecho para que no me clavara el cuchillo. Y se fue a la pieza de mi tío, que es una persona mayor, en ese momento tomé el arma y le grité para que se fuera y cuando abrí la puerta se me vino encima con el cuchillo y le disparé. Inclusive cerré los ojos porque pensé que me clavaba el cuchillo", relató el hombre, quien admitió que está destruido.
Luego del crimen, el hombre escapó del lugar, aunque horas más tarde se entregó en la comisaría local, donde dejó el arma homicida, una pistola Magnum 357.
Tras quedar demorado durante varias horas, el hombre fue liberado porque el fiscal local Martín Prieto, consideró que actuó en defensa propia.
Según contó Iturrieta, quien el domingo pasado mató a su hijo Martín, de 30 años, de cuatro disparos en su casa de la localidad bonaerense de Mar del Tuyú, la agresividad del joven "fue in crescendo" contra su familia, a medida que avanzaba la adicción por las drogas que sufría desde que tenía 15 años.
"Es una cosa difícil, que viene de atrás. (Martín) Tiene 30 años y desde los 14 o 15 es adicto. Tiene y tuvo siempre un nivel de agresividad: hirió a gente, apuñaló. Hizo tratamientos contra la droga. Su agresividad fue in crescendo, sobre todo con su familia, con su hermana, conmigo, con su tío abuelo", relató el hombre, hablando de su hijo aún en tiempo presente.
El domingo pasado a la madrugada, Iturrieta mató a tiros a su hijo en el momento en que intentaba apuñalarlo con un cuchillo de cocina, en medio de una feroz discusión.
Según indicó, el día en el que se produjo el violento hecho, su hijo regresó a su casa y se molestó con jóvenes amigos suyos que se encontraban en la puerta de la vivienda.
Enseguida discutió con su padre y luego con su tío abuelo, a los que amenazó con un cuchillo.
Iterrieta contó que en un momento la discusión se tornó virulenta y se despertó su hija, de apenas tres años, a la que puso detrás suyo para defenderla.
"El no quiso matar a su hermanita. A mí me quiso matar. Fueron segundos que parecieron años. En el momento en que le tiré pensé que me iba a matar", recordó en declaraciones a Radio La Red.
"Entraba y salía de mi habitación, rompía cosas. Yo tenía una almohada en el pecho para que no me clavara el cuchillo. Y se fue a la pieza de mi tío, que es una persona mayor, en ese momento tomé el arma y le grité para que se fuera y cuando abrí la puerta se me vino encima con el cuchillo y le disparé. Inclusive cerré los ojos porque pensé que me clavaba el cuchillo", relató el hombre, quien admitió que está destruido.
Luego del crimen, el hombre escapó del lugar, aunque horas más tarde se entregó en la comisaría local, donde dejó el arma homicida, una pistola Magnum 357.
Tras quedar demorado durante varias horas, el hombre fue liberado porque el fiscal local Martín Prieto, consideró que actuó en defensa propia.