España redobla la apuesta
* Por Rosendo Fraga. Una característica central del ejercicio del poder político por parte del kirchnerismo ha sido siempre redoblar la apuesta. Frente a un desafío, se ha optado por ir por más.
Una característica central del ejercicio del poder político por parte del kirchnerismo ha sido siempre redoblar la apuesta. Frente a un desafío, se ha optado por ir por más.
Ahora tiene enfrente a una actor que le está respondiendo con el mismo método. Las afirmaciones del canciller español ante el embajador argentino en Madrid así lo muestran.
La estatización de Repsol-YPF, que iba a ser anunciada en la tarde del jueves 12, fue cancelada. En ello convergieron dos factores: el desacuerdo de algunos gobernadores con el proyecto de ley mediante el cual se iba a implementar y la advertencia de España, que se potenció con la realizada por el titular de la Unión Europea.
Para dar veracidad a su advertencia, la diplomacia española se ha desplegado con eficacia en todos los frentes. Ha llevado su reclamo contra la estatización de la empresa petrolera no sólo ante la Unión Europea, que integra, sino también ante los EE.UU., el G20 -mediante su presidente, que es el de México- y a través de la canciller colombiana, para que el tema sea tratado en la VI Cumbre de las Américas que se reúne en Cartagena.
El oficialismo viene de cometer un error de cálculo importante con la crisis entorno al vicepresidente. Sin buscarlo, la oposición encuentra hoy en el acuerdo que necesita el nuevo procurador General de la Nación (Reposo) la oportunidad no sólo de votar unida (UCR, Coalición Cívica, Frente Amplio Progresista y Peronismo Disidente), sino también de poner un límite al poder del Ejecutivo por primera vez en casi un año si el oficialismo no logra los dos tercios para aprobar el nombramiento.
La crisis con España por la estatización de Repsol puede ser otro error de cálculo, pero esta vez en el campo internacional.
Es posible que esta situación derive de no haber advertido que el gobierno del Partido Popular (PP) no es lo mismo que su predecesor del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). También la no percepción de que España está en un momento muy delicado y que tanto el futuro del euro como de la UE se juegan hoy en este país.
Es que si el gobierno español no reacciona con vigor y eficacia frente a la estatización de la parte más importante de su empresa petrolera, comenzarán las dudas sobre si la Argentina no avanzará en la misma dirección sobre otras empresas españolas. Y si lo hiciera sobre las filiales argentinas de sus bancos, el efecto puede ser muy negativo.
También la conducción de Repsol y la diplomacia española de Zapatero pueden haber cometido un error de cálculo, al no advertir que el reemplazo de Néstor Kirchner por su esposa en el liderazgo del oficialismo implicó también el pasaje de un capitalismo de amigos a un capitalismo de estado. Las buenas relaciones con el poder del pasado ya no resultan eficaces para resolver los problemas de hoy, donde han surgido nuevos protagonistas en las decisiones del gobierno argentino, aunque no haya cambiado la Presidenta ni sus ministros.Este conflicto se da en un contexto en el cual la Argentina enfrenta cuestionamientos internacionales por su política de restricción de importaciones.
España ha redoblado la apuesta y ahora los escenarios pueden ser dos: una negociación entre las partes en conflicto (Buenos Aires y Madrid) o que la Argentina redoble a su vez la apuesta, avanzando hacia la estatización de Repsol-YPF pese a las advertencias de España y la UE.
La prudencia aconseja la primera opción, pero la personalidad política del kirchnerismo probablemente lo lleve a la segunda. Es que la negociación puede hoy ser interpretada como un retroceso y eso es algo que la Presidenta siempre evita.
Ahora tiene enfrente a una actor que le está respondiendo con el mismo método. Las afirmaciones del canciller español ante el embajador argentino en Madrid así lo muestran.
La estatización de Repsol-YPF, que iba a ser anunciada en la tarde del jueves 12, fue cancelada. En ello convergieron dos factores: el desacuerdo de algunos gobernadores con el proyecto de ley mediante el cual se iba a implementar y la advertencia de España, que se potenció con la realizada por el titular de la Unión Europea.
Para dar veracidad a su advertencia, la diplomacia española se ha desplegado con eficacia en todos los frentes. Ha llevado su reclamo contra la estatización de la empresa petrolera no sólo ante la Unión Europea, que integra, sino también ante los EE.UU., el G20 -mediante su presidente, que es el de México- y a través de la canciller colombiana, para que el tema sea tratado en la VI Cumbre de las Américas que se reúne en Cartagena.
El oficialismo viene de cometer un error de cálculo importante con la crisis entorno al vicepresidente. Sin buscarlo, la oposición encuentra hoy en el acuerdo que necesita el nuevo procurador General de la Nación (Reposo) la oportunidad no sólo de votar unida (UCR, Coalición Cívica, Frente Amplio Progresista y Peronismo Disidente), sino también de poner un límite al poder del Ejecutivo por primera vez en casi un año si el oficialismo no logra los dos tercios para aprobar el nombramiento.
La crisis con España por la estatización de Repsol puede ser otro error de cálculo, pero esta vez en el campo internacional.
Es posible que esta situación derive de no haber advertido que el gobierno del Partido Popular (PP) no es lo mismo que su predecesor del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). También la no percepción de que España está en un momento muy delicado y que tanto el futuro del euro como de la UE se juegan hoy en este país.
Es que si el gobierno español no reacciona con vigor y eficacia frente a la estatización de la parte más importante de su empresa petrolera, comenzarán las dudas sobre si la Argentina no avanzará en la misma dirección sobre otras empresas españolas. Y si lo hiciera sobre las filiales argentinas de sus bancos, el efecto puede ser muy negativo.
También la conducción de Repsol y la diplomacia española de Zapatero pueden haber cometido un error de cálculo, al no advertir que el reemplazo de Néstor Kirchner por su esposa en el liderazgo del oficialismo implicó también el pasaje de un capitalismo de amigos a un capitalismo de estado. Las buenas relaciones con el poder del pasado ya no resultan eficaces para resolver los problemas de hoy, donde han surgido nuevos protagonistas en las decisiones del gobierno argentino, aunque no haya cambiado la Presidenta ni sus ministros.Este conflicto se da en un contexto en el cual la Argentina enfrenta cuestionamientos internacionales por su política de restricción de importaciones.
España ha redoblado la apuesta y ahora los escenarios pueden ser dos: una negociación entre las partes en conflicto (Buenos Aires y Madrid) o que la Argentina redoble a su vez la apuesta, avanzando hacia la estatización de Repsol-YPF pese a las advertencias de España y la UE.
La prudencia aconseja la primera opción, pero la personalidad política del kirchnerismo probablemente lo lleve a la segunda. Es que la negociación puede hoy ser interpretada como un retroceso y eso es algo que la Presidenta siempre evita.