Escándalo: las irregularidades del contrato de Fútbol Para Todos con el Gobierno
Las repercusiones del bochorno mundial finalmente llegaron al fútbol que se juega en nuestras canchas. ¿Se acaba la corrupción?
El pasado martes por la madrugada, el mundo del fútbol se vio sacudido por el conocimiento público de un escándalo por corrupción. Sobornos millonarios, ejecutivos presos y arrepentidos que pedían clemencia fueron algunos de los condimentos que sazonaron el bochorno, el mismo que Joseph Blatter, flamante presidente de la FIFA, se niega a admitir. Pero ¿qué rol cumple la Argentina, con una de las ligas más atractivas del mundo y con un seleccionado que ocupa la segunda posición mundial, es este escándalo?
En principio, el titular de la Auditoría General de la Nación argentina (AGN), Leandro Despouy, ya aseguró que el desencadenamiento de las investigaciones "va a tener derivaciones" en nuestro país, ya que, según sus palabras, "son los actores locales los que ejecutan o participan" las órdenes de los corruptos. De esta manera, Despouy evidenció la importancia de los directivos locales para mantener el régimen que derivó en escándalo.
El representante de la Auditoría General de la Nación alertó que se encontraron "irregularidades en el contrato entre el gobierno argentino y la AFA para el programa Fútbol para Todos". FPT se hizo con los derechos del fútbol local en 2009 y, desde entonces, controla las transmisiones de los partidos del torneo de Primera A, como también algunos de la B Nacional. La pauta privada, desde el comienzo del nuevo régimen, brilló (y lo sigue haciendo) por su ausencia.
Las irregularidades en cuestión se centran en la falta de estudios técnicos, según informa Infobae, por parte de Fútbol Para Todos, agente que invirtió 337 millones de dólares en los primeros cuatro años de emisiones sin conocer específicamente el mercado. Algo que, precisamente, sí hubiera sido posible si se realizaban dichos estudios de manera previa.
Además, según Infobae, la Auditoría destacó "el incumplimiento del objetivo de sanear la situación financiera y económica de los clubes de fútbol y el trato preferencial a Iveco, el único sponsor privado de las transmisiones". A raíz de estas irregularidades se destacó la importancia de realizar una nueva auditoría, que debería llevarse a cabo este año.
Mientras tanto, Alejandro Burzaco, CEO de la empresa Torneos y Competencias, y Hugo Jinkis y Mariano Jinkis de Full Play S.A, son intensamente buscados por la Justicia. A los tres empresarios les pesa una orden de captura que, por el momento, posee "fines de extradición". Estas órdenes fueron emitidas nada menos que por Interpol, dado que los implicados fueron considerados culpables de "integrar una asociación ilícita destinada a cobrar sobornos".
La FIFA comenzó a derrumbarse y así quedaron en evidencia los negocios oscuros siempre sospechados, pero, hasta el momento, nunca antes corroborados. El fútbol nacional siente las repercusiones del escándalo y los primeros corruptos de este suelo, por primera vez, tiene razones para estar asustados.