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Es necesario supervisar el rito de los muñecos de fin de año en la Ciudad

La reciente apertura en la Municipalidad local del registro para inscribir los muñecos con los que se despide el año en nuestra ciudad -acaso una de las más coloridas tradiciones platenses- vuelve a exponer la necesidad de que ese rito se vea encuadrado en estrictas normas de seguridad y precaución generalizada, entre otras de las advertencias que resulta forzoso realizar.

El potencial peligro que implica el manejo de artículos de pirotecnia justifica la insistencia en reclamar la adopción de todas las prevenciones que resulten apropiadas.

En este sentido, desde la Comuna se termina de asegurar que los controles, que darán comienzo en los próximos días, serán exhaustivos e implacables luego del dictado de un curso obligatorio en el que se abordarán aspectos vinculados a la prevención de accidentes.

Como se sabe, a los interesados en inscribirse se les requirió ser mayores de edad; indicar el tipo de muñecos que construirán y la zona de instalación; acompañar un boceto de la estructura en el cual se enseñe el tamaño y los materiales con los que se construirá; y también, firmar un documento en el cual se comprometan a respetar normas para la quema, así como a realizar la posterior limpieza de la zona, previéndose severas multas para los infractores.

Asimismo, los muñecos no podrán estar a menos de cien metros del tendido de gas ni a menos de 250 metros de las estaciones de expendio de combustible, en tanto que las construcciones no podrán exceder los 6 metros de altura, los 3 metros de ancho, ni los 2 metros de largo. Mientras que los materiales utilizados durante el armado, tienen que ser madera, papel y cartón, según se precisó desde Control Urbano.

En realidad, además de la necesidad de prevenir accidentes dada la potencial peligrosidad de algunos materiales que se utilizan, lo que constituye acaso el principal desafío que plantea esta costumbre es el uso como escenario de la vía pública por parte de muchas personas, la mayoría de ellos menores de edad.

No es un secreto, por caso, que son menores los que habitualmente, durante muchos días y en algunos horarios, "cortan" las calles con sogas o cadenas para pedirle una contribución a los automovilistas, como una forma de recaudar fondos para la construcción de los muñecos, en situaciones que pueden desembocar en derivaciones no deseadas por nadie.

En otro orden, el hecho de haberse comprobado, en años anteriores, que algunos de esos muñecos suelen llevar en su interior, además de la pirotecnia convencional, algunos elementos explosivos no permitidos -como, por caso, envases vacíos o, eventualmente, llenos de sustancias volátiles y altamente inflamables- debería significar un serio llamado de alerta.

Los muñecos representan, sin duda, una costumbre sana, que nuclea a chicos, jóvenes y adultos en una empresa común. Pero no debe perderse de vista la necesidad de controlarlos ni el ajuste a pautas establecidas para que no se conviertan en un peligro en materia de seguridad. Las inspecciones municipales disponen de respaldo normativo para efectuar los pertinentes controles.