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Es necesario disponer de mayores recursos para la lucha contra el narcotráfico

La falta en nuestro país de recursos materiales suficientes para combatir con eficacia el narcotráfico, en una situación que es conocida desde hace mucho tiempo pero que se ve acentuada últimamente, ha sido puesta de relieve ahora por representantes de la Justicia y del Poder Legislativo bonaerenses.

Por cierto que, ante la evidencia de que la Argentina ha pasado a figurar como un país de referencia en el circuito internacional de la droga y que en su territorio se han asentado peligrosas bandas de narcotraficantes, tales referencias debieran preocupar a las autoridades responsables.

En el caso de la justicia, pudieron conocerse expresiones de un magistrado platense que, al fundamentar un fallo, aludió a las precarias condiciones en las que trabajan los funcionarios policiales en las causas relacionadas a las drogas. Detalló que son los propios efectivos quienes, muchas veces, utilizan sus vehículos particulares como móviles y que hacen lo mismo con sus cámaras fotográficas o filmadoras, necesarias para obtener evidencias.

Por su parte, un legislador provincial acaba de impulsar un proyecto en el que alude a la imposibilidad existente de ejercer un control sobre el espacio aéreo, por la falta de radares específicamente diseñados para la detección de vuelos irregulares y, de ese modo, relevar la existencia de pistas clandestinas, en el combate que debiera darse contra el narcotráfico aéreo. Esta iniciativa se enmarca, según se informó, en otra que a nivel nacional reclama la radarización de las fronteras como forma de detener el tráfico de drogas.

Resulta ya evidente que nuestro país se encuentra desafiado por el creciente poder del narcotráfico, con bandas perfectamente organizadas y equipadas cuya operatividad puede verse reflejada en muchos resonantes delitos. También es indiscutible que estos grupos operan enhebrados a la vasta trama del narcotráfico internacional.

Los resultados de esta instalación delictiva en nuestro país comenzaron a verse pocos años atrás, con la aparición de una nueva forma de violencia: la de los homicidios con mensajes mafiosos, a cargo de organizaciones con impunidad operativa, y en donde no faltan vinculaciones ya no con la droga, considerada conceptualmente como una necesidad de consumo por parte de los eventuales delincuentes, sino con el narcotráfico organizado a gran escala.

Está muy claro que las autoridades responsables deben reaccionar con la máxima energía, en el marco de la legalidad, dotando a las estructuras policiales y judiciales específicamente encargadas de esta tarea, de equipamientos y recursos suficientes como para prevenir, investigar y sancionar este delito.

Tal como ya se dijo, el narcotráfico organizado ha demostrado, con creces, su capacidad para corromper la vida y la salud de las personas y de los países. Por todo ello, su combate debería ser un objetivo prioritario y, dado el poderío demostrado por estas organizaciones, la lucha deberá librarse en forma continuada y en todos los campos en donde la droga esté presente.