Es muy duro remar contra la corriente
*Por Hugo Caligaris. Esto no va a durar: en principio, voy a reemplazar por tres sábados al titular de esta columna, pero no sé si me darán las fuerzas. El éxito de esta columna se debe a que su titular es un fan del Gobierno. Yo no soy kirchnerista.
¿Qué voy a hacer, Dios mío? Si trato de seguirle el tren, me mentiría a mí mismo, lo que ya sería grave, y el público se daría cuenta enseguida, lo que sería peor. Si digo lo que pienso sin pensarlo un poco, la multitud me correrá indignada por la avenida Alem en dirección hacia Retiro, puesto que para delatarme mejor saldría disparando en sentido contrario a la Rosada. No, no puede durar. ¿Por qué no me habrán dado una misión más fácil, como infiltrarme en el búnker de Khadafy o entrevistar al presidente sirio? Cada línea que escriba expondrá mi tara: no soy kirchnerista. Es pésimo remar contra la corriente. A la gente le sienta mal que haya un camino personal. Y sin embargo no tengo otra salida, así que vamos allá, rumbo al fracaso.
El huracán Irene terminó degradado a simple tormenta tropical, pero Cristina sopla cada vez más fuerte. En Tucumán, la lista K ganó el domingo por 70 a 30, y eso que el candidato era Alperovich. El ruralista contestatario Bussi dejó de contestar y se fotografió amablemente con Boudou. Hasta Macri se está haciendo amigo. Nadie se anima a levantar la voz, y la verdad de la milanesa es que hay motivos: si no te machucan en 6,7,8 y si no deja de saludarte tu tía de San Isidro que hasta hace un par de meses nada que ver pero de golpe se convenció de que el modelo es formidable, si no sucede nada de eso, digo, te aplastan en las urnas.
Intelectuales ya no quedan en la vereda de enfrente. Los últimos están haciendo las valijas para dar el gran salto. Ni siquiera los pintores se salvan. En la Universidad de Lanús, más de 130 artistas plásticos que apoyan la reelección de la Presidenta, además de críticos, curadores y teóricos del arte, están realizando una muestra que se titula "El arte con Cristina, hoy más que nunca".
"Queremos acompañar a Cristina en su trabajo para la integración latinoamericana, que tan conscientemente comenzó Néstor Kirchner y que nuestra presidenta hace crecer con convicción", dice el volante.
Escultores, escritores, directores de orquesta, compositores, intérpretes de reggaeton, humoristas del stand up , ilustradores, ilusionistas, prestidigitadores: el mundo de la cultura en pleno viene a ofrecer su corazón a las autoridades. ¿Y qué se puede hacer con eso? ¿Dónde queda un espacio para los descastados? Si es cierto que alguna vez pecamos de soberbia, si alguna vez nos abrazamos a un pronóstico errado, no es menos cierto que el castigo que estamos recibiendo es demasiado exagerado.
¿Se entiende, se ve con claridad ahora por qué decía al principio que esto no iba a durar? Por mucho que la quiera esconder, se me verá la hilacha. Pero alguien tiene que levantar la voz, algo hay que hacer para atajar la marejada. Aunque más no fuera por estética: la uniformidad me parece horrible. Todos iguales: un soldadito K al lado de otro soldadito K vivando a sus titanes. Yo no soporto la obsecuencia. Ya tendré tiempo para medir los costos.
Por ahora, lo que más me duele es comprobar hasta qué punto muchos y muchas que hasta ayer resistían dignamente el embate oficial comienzan a deshojarse. Noticias aparecidas en el diario esta misma semana hacen temer que la campaña artera instrumentada desde arriba comience de repente a tener resultados.
Veamos los siguientes ejemplos. En la primera página, y con letras de molde muy destacadas, se publicó esta frase del jefe de gobierno porteño: "La matemática es cruel. Es casi imposible revertir el resultado". De cara a octubre, la considero una frase lapidaria. ¿No había manera de ocultarla?
Otro titular de dimensiones importantes destaca que en Garupá, la ciudad con más pobres del país, buena parte de los vecinos apoyan a la Presidenta. ¡Muchas gracias, de nada! Para volver al caso tucumano, ¿había necesidad de subrayar en el título del lunes, y con tipografía todavía más grande: "Arrasó Alperovich, un aliado de la Casa Rosada"? "Ningún gobierno es perfecto, pero éste ha hecho un trabajo notablemente bueno", dice el Nobel Stiglitz, también en la primera página.
El pago que se recibe por estos mimos y caricias es muy bajo. Lo demostró el martes el ministro Randazzo. ¿Cómo es posible tanta mala onda? Sobre las dudas del escrutinio, luego desestimadas, nos acusó ni más ni menos que de haber conspirado contra la democracia, olvidando que un día antes, es decir, el lunes, y también en la tapa, nuestro análisis político de fondo clamaba al cielo y a los cuatro vientos: "Hubo más errores que fraude".
No sé, este tipo de cosas me desalientan mucho. Uno tiende la mano y se la cortan. Ya sé que no es simpático, pero en ciertos momentos de la vida hay que actuar a cara de perro. Por lo menos, así lo veo yo. Por suerte o por desgracia, todavía me quedan dos sábados para seguir predicando en el desierto, siempre que el cuerpo aguante.