Es linda, elegante y sabe lo que quiere
El próximo 29 de abril será la esposa del príncipe William. Catherine Elizabeth Middleton, Kate (apodo que no podrá usar más después de haberse convertido en "Her Royal Higness") es considerada la "Cenicienta" del nuevo siglo. Será la primera novia real de la era digital y, para muchos, la mujer más afortunada del momento.
¿Qué tiene esa joven de 29 años, hija de una azafata y de un controlador de vuelo, para haber enamorado a uno de los solteros más codiciados del planeta? Sin duda, es muy linda. De una belleza intrigante, interesante, luminosa.
Y también es inteligente. Cursó Historia del Arte en la Universidad de Saint Andrew, donde conoció a William.
Dicen que es una excelente esquiadora y jugadora de tenis. No bebe alcohol, ni fuma. Disfruta salir con amigas como cualquier chica de su edad (la han fotografiado en las puertas de alguna disco).
Pero lo que resulta extremadamente atractivo en ella es esa sencillez que va al compás de la elegancia. Su pelo siempre está brillante, sus manos parecen haber dejado recién la manicura.
Usa el mínimo de maquillaje, sólo máscara y una leve línea de eyeliner en los ojos. Siempre se la ve impecable y equilibrada, y cuando se viste nunca olvida que "menos es más". Posee la ayuda inestimable de un físico privilegiado, es alta, delgada, de piernas largas. A la hora de comprar no es fiel a ningún estilista. Compra en Topshop (tienda cult de la juventud anglosajona), en Jigsaw (cadena de ropa para la que trabajó un tiempo como asistente de compras de accesorios), y se la vio con su madre en las "sales" de la tienda Peter Jones, en Londres. Mirando las fotos de Kate de estos últimos años, se nota que ha ido perfeccionando su manera de vestir, pero manteniéndose fiel a su estilo.
Su influencia en la industria de la moda ya es inevitable. El vestido azul que llevaba el día de su compromiso con William, de la firma ISSA (diseñada por la brasileña Daniella Issa Helayel, y que tiene entre sus fans a Keira Knightley, Madonna, y las princesas Beatriz y Eugenia, hijas de Sarah Fergusson) ha sido "sold out" en menos de 24 horas en todas las tiendas del mundo entero.
También es inevitable la comparación con su "suegra", la legendaria Lady Diana, aunque existen diferencias básicas entre ambas. La primera, es que Diana tenía 19 años al momento de casarse, y Kate ya tiene 29, una década más de experiencia buscando un "look propio". Al comienzo, el estilo de Diana era extremadamente "educado" y british, mientras que el de Kate, con sus suéteres prolijos sobre faldas a la rodilla, sus vestidos al cuerpo (sin ser demasiado ajustados) y sus botas altas, siempre es perfecto.
El día de su boda, Diana llevaba una creación de Elizabeth y David Emanuel (diseñadores ingleses) que se asemejaba más a una torta de merengue que a un vestido de novia. Sin embargo, este comienzo no frenó la transformación de una tímida Diana en un icono internacional.
No sólo por lucir la ropa de modistas famosos como Versace, Valentino, Lacroix y Galliano, sino por haberse convertido en amiga de los más grandes diseñadores.
Aún no se sabe quién hará el vestido que llevará Kate el 29. Según la regla, debería de ser un diseñador inglés que se mueve en los círculos aristocráticos, pero fuera del circuito fashion. Se dice que la elegida sería Sarah Burton, la directora creativa de la firma Alexander McQueen (la casa McQueen lo ha desmentido, cosa que estaría obligada a hacer aunque fuese verdad).
Otras dicen que podría ser Christopher Kane o la desconocida Sophie Cranston, creadora de Libelula. Sea cual fuere el elegido, lo que se le puede desear es que haya encontrado a un diseñador que en ese día amplifique su belleza y felicidad respetando su estilo, y que la vaya coronando como futuro icono de la moda.