Ernesto Sanz: "Hay que terminar con 27 años de un sistema político pendular
*Por Horacio Serafini. Dice que le gustaría ser el primer mendocino en llegar a la Presidencia y que en su gestión quiere acabar con la desigualdad.
"Me gustaría ser el primer presidente de la Nación mendocino", suelta, sin más, en entrevista con este diario. Ernesto Sanz, el senador nacional que irá a internas en la UCR con Ricardo Alfonsín, con la abstención de Julio Cobos, quiere ser candidato para terminar con 27 años de "un sistema político pendular" y niega ser el postulante del establishment.
Desde que arrancó su campaña, hace dos semanas, ha dicho que quiere hacer una Conadep de la corrupción, se manifestó en contra de privatizar Aerolíneas Argentinas y aseguró que mantendrá el "Fútbol para todos". Aquí, sus definiciones sobre la interna radical y su proyecto de país:
-Usted primero apoyó a Cobos, después a Alfonsín y ahora decide lanzarse. ¿Por qué?
-Me convencí, y me convenció un número importante de dirigentes del partido, que a la UCR le hacía bien tener una nueva alternativa en términos de competitividad electoral y de ensanchar su base electoral. Esto habla de que hay un partido recuperado, con una fuerte vocación de poder, de gobernar y de vincularse con la sociedad.
Además, quiero representar un proyecto de Argentina distinta, con un gobierno de una mayoría nueva, que le ponga una bisagra a 27 años de incertidumbres, miedos y desconfianzas de un sistema político pendular, que tanto va al mercado-centrismo de los ´90 como al Estado-centrismo de esta época.
-¿Ni Alfonsín ni Cobos encarnan ese proyecto?
-Son matices distintos. Pertenecemos a una misma estructura política, a un mismo programa y a una misma coalición, que cerraremos con el socialismo, el GEN y algunos otros sectores. La pregunta me condena a pensar que sólo dos personas pueden representar esto. Yo y otros amigos pensamos que hay otras personas que lo pueden representar y consideramos que es una sana práctica democrática ofrecer estas opciones.
-¿Qué balance hace de su año como presidente de la UCR?
-Intenso y muy positivo. Le dimos volumen territorial al partido, avanzamos en la discusión programática, normalizamos los distritos intervenidos, impulsamos a los sectores juveniles, con lo que logramos la presidencia de la FUA.
Las dos fundaciones del partido tuvieron una participación activa en la formulación del programa. Personalmente, con enorme desgaste físico, no dejé provincia sin recorrer. El balance es que hoy el radicalismo es el eje de la alternativa al modelo kirchnerista.
-¿Cobos también tiene que participar en la interna si quiere ser precandidato en agosto?
-Si el partido nos convoca a definir al candidato en una consulta entre radicales, sería bueno que todos participaran. Pero también soy respetuoso de quienes no piensan así.
-¿Será una consulta o una interna?
-Lo adecuaremos para evitar que el Gobierno pueda judicializarlo. Somos los que nos hemos rebelado a su estrategia. Pero no daremos argumento a la judicialización. Es, en definitiva, una consulta a los afiliados radicales.
-El kirchnerismo en público y el alfonsinismo por lo bajo dicen que usted es el candidato del establishment...
-¿Qué es el establishment?
-El poder económico establecido...
-Si por tal se entiende al poder económico que ha crecido enormemente estos últimos años, que ha hecho negocios con el poder, ha recibido prebendas y privilegios del poder, ese establishment ya eligió candidato: el del Gobierno.
Pero si por tal se entiende a todos los sectores productivos, grandes, medianos, pequeños, que tienen una idea de un país que aproveche las oportunidades para ensanchar la base productiva, transformar la matriz productiva, generar oportunidades que hagan crecer la economía y generar mucha riqueza, para que se pueda distribuir equitativamente, eso es lo que defendí toda mi vida.
-¿Cómo hizo para llegar a esos sectores?
-Estoy orgulloso de que en los últimos años, cuando pocos radicales se animaban a discutir de economía con otros contendientes en los foros empresarios, económicos y académicos, yo siempre fui. Es un activo que lo pongo al servicio del radicalismo.
-Cobos también parece participar de la opinión de que usted es el candidato del establishment. Dijo que para ser candidato no alcanza con el respaldo político, en referencia a Alfonsín, ni con el respaldo de un sector empresarial, en alusión a usted.
-Yo no tengo sólo el respaldo del sector empresarial. Si me presento es porque tengo el respaldo también de sectores del radicalismo. Yo comparto con Cobos que ningún candidato a presidente puede pretender un acompañamiento sectorial solo, sino de toda la sociedad. Como legislador he defendido los interese globales. No estoy en contra ni a favor de ningún sector en particular.
-¿Cómo interpreta la fuerte puja de estos últimos siete años entre el poder político, el Gobierno y el poder económico?
-Hubo puja porque ha habido una errónea concepción del desarrollo. El desarrollo no es un juego de suma cero, en el que para que unos ganen otros tienen que perder. No es pura ruptura, confrontación, enfrentamiento. El desarrollo es un juego en el que todos deben tener beneficios y en el que tiene que haber equidad en todos los factores. Este no es un gobierno desarrollista sino un gobierno que confrontó con sectores, privilegió unos intereses sobre otros.
-¿Cómo describe su propuesta económica?
-Yo tengo una profunda raíz desarrollista. Para mí los factores de la producción y el Estado, con políticas de promoción, tienen que tirar del mismo carro. Al final del camino, como Estado, estaré para cobrar los impuestos, para que esa riqueza sea distribuida equitativamente y no genere concentración. Algunos dirán que esos recursos irán a asistencialismo.
Yo creo en el asistencialismo una parte, en el mientras tanto. Pero fundamentalmente superaremos la brecha de desigualdad con infraestructura social básica, mucha inversión en vivienda, agua potable, cloacas, asfalto, urbanización y calidad educativa, que se perdió y con eso generamos una brecha de desigualdad fenomenal. Ese es el modelo que quiero defender.
-¿Cuál será el mayor desafío del próximo presidente?
-Desatar las sogas que maniatan a la Argentina para que podamos aprovechar las oportunidades de una vez por todas. Las oportunidades en Argentina son mucho más grandes que los problemas. El día que tengamos un presidente que resuelva problemas y aproveche esa enorme cantidad de oportunidades, pegaremos un salto cualitativo.
En octubre no se pondrá en juego el final de ocho años de kirchnerismo. El gran desafío es cambiar 27 años de un sistema pendular. Y rescatar lo que se ha hecho bien. Lo peor es creerse fundacional. Es hora de un gobierno nuevo, con una mayoría que respalde esas transformaciones.
-Requerirá de un sector del peronismo.
-Obviamente. Pero no para que esté dentro del gobierno sino para compartir un pacto de gobernabilidad sobre ocho o diez políticas de Estado. Ahí la pata peronista es necesaria.
Suscribo a las palabras de Duhalde, cuando dice que Argentina será distinta y mucho mejor cuando los radicales rompan el mito de que no saben gobernar y los peronistas de que no dejan gobernar. Como radical me hago cargo de lo que me toca.