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Era solamente fútbol, pudo ser una tragedia 

Noche del jueves y vísperas de un innecesario feriado extra largo. En la ciudad de La Plata se iba a jugar un partido de campeonato entre Gimnasia y Boca y como en todo evento importante donde se puede hacer un buen billete en negro, los oscuros intereses de los negocios no legales, generaron el desborde de la gente y con eso, una violenta represión policial.


Iba a ser un partido donde se definían cosas y buena cantidad de pesos. Si Boca ganaba, trepaba a la punta del campeonato; si ganaba Gimnasia, clasificaba para jugar la Copa Libertadores. Pero el negocio negro pudo más que el sentido común. Fuentes cercanas al Club Gimnasia y Esgrima me contaron que aparecieron 6.000 localidades de protocolo, de esas que nunca figuran en la planilla de AFA, y que cada entrada se vendía a $5000 o más. A groso modo, hablamos de un negocio de 30 millones de pesos. La plata se repartiría entre algunos funcionarios policiales, la hinchada y UTEDIC. 

Me recordaron también que esto mismo paso en el último clásico contra Estudiantes y que termino 4 a 4. Aquella vez hubo incidentes, pero no como los del jueves.

Concretamente, el jueves la Platea H, donde habitualmente los socios habitualmente suelen llegar sobre la hora del partido, estaba duplicada en su capacidad. Era lógico que hubiera protestas, de los que no podían ocupar su lugar, el clima se fue poniendo cada vez más intenso y violento, y eso desato una injustificada y violenta represión policial. 

Tan irracional fue que hasta dispararon contra un camarógrafo de la televisión. De casualidad no fue tragedia. Murió un espectador por un paro cardiaco. El resto es lo de siempre: la policía repartiendo palos a cualquiera y en general a quien no se lo merece. Quien escribe esta columna cada 15 días va a la cancha de Racing Club en Avellaneda, y le aseguro que los operativos policiales son desastrosos, me revisan y toquetean varias veces antes de entrar y he visto gente entrar con pirotecnia, bebidas alcohólicas y alguna faca para dirimir liderazgos. 

En el mundo esto no pasa por  varias razones: las entradas de los clásicos se venden con meses de anticipación, los dirigentes no son socios de los delincuentes que se disfrazan de hinchas de un club, concurre el público visitante y ocupan la misma platea, y si se descuida hasta comparten el transporte público, una cerveza y un bocadillo. Y por último, la policía reprime cuando los incidentes no se pueden dispersar por otros medios.

Pero les aseguro que en Argentina el orden no le conviene a NADIE porque se les terminarían los negocios a muchos.  

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