Entrenamiento inhumano
Los deportistas chinos ya desde chiquitos son sometidos a cuasi torturas en las prácticas. Sino entrá a la nota y mirá las imágenes.
Los deportistas chinos no parecen sufrir el dolor hasta rayar casi en lo inhumano, con una precisión técnica impresionante, pero cabe preguntarse: ¿qué hay detrás de esa impecabilidad olímpica de sus deportistas?
Estas fotos y un artículo publicado por el Daily Mail sobre los salvajes entrenamientos de menores son impresionables. Sin ir más lejos, se puede apreciar como los pequeños salen haciendo gestos de verdadero sufrimiento. Niños de poco más de cinco años aparecen incluso amarrados a las barras o aguantando el peso excesivo de sus entrenadores y compañeros. Su expresión habla por sí misma de una intencionalidad por parte de China de arrasar en las olimpiadas por encima de todos y pese a quien le pese.
China ha depositado todas sus esperanzas en sus futuros campeones. Sólo hay una cosa en mente del país: "Oro", como se puede leer en una pared de este gimnasio. Así de simple. No hay lugar para las lágrimas ni las dudas. Los pequeños empiezan con una edad sorprendentemente temprana y sueñan con emular a los chicos mayores del centro, en una espiral de disciplina que resulta irrespirable a ojos de Occidente.
Estas fotos y un artículo publicado por el Daily Mail sobre los salvajes entrenamientos de menores son impresionables. Sin ir más lejos, se puede apreciar como los pequeños salen haciendo gestos de verdadero sufrimiento. Niños de poco más de cinco años aparecen incluso amarrados a las barras o aguantando el peso excesivo de sus entrenadores y compañeros. Su expresión habla por sí misma de una intencionalidad por parte de China de arrasar en las olimpiadas por encima de todos y pese a quien le pese.
China ha depositado todas sus esperanzas en sus futuros campeones. Sólo hay una cosa en mente del país: "Oro", como se puede leer en una pared de este gimnasio. Así de simple. No hay lugar para las lágrimas ni las dudas. Los pequeños empiezan con una edad sorprendentemente temprana y sueñan con emular a los chicos mayores del centro, en una espiral de disciplina que resulta irrespirable a ojos de Occidente.