En medio de un "delirio místico", un hombre asesinó brutalmente a su pareja y a sus tres mascotas
Un hombre, en medio de un ataque místico, asesinó a puñaladas y golpes a su joven pareja, además de degollar a sus tres mascotas, un gato, un canario y un loro, en una vivienda de la localidad santafesina de Pueblo Esther, en las inmediaciones de Rosario.
El violento hecho se registró en la madrugada de ayer –aunque recién se conoció hoy- en el barrio Country 16, de esa localidad situada a 20 kilómetros de Rosario, y fue protagonizado por Darío Espinovich, un hombre que en los últimos tiempos se definía asimismo como un "enviado de Dios" que era "perseguido por el Diablo".
El hecho comenzó a tomar público cuando el autor caminó con las manos ensangrentadas desde su casa unos cien metros hasta la finca en la que viven su ex esposa y sus dos hijas, de 21 y 25 años. "Maté a la Jesi" expresó el hombre, acerca del terrible final que le había deparado a su pareja, llamada Jésica Duré Simón, de 22 años.
El hombre, que aún tenía la cuchilla con la que había cometido el crimen en sus manos, fue inmediatamente detenido por policías de la comisaría local, que fueron alertados por las mujeres. Cuando los efectivos se dirigieron a la casa se encontraron con el cuerpo de Simón sin ropas en la cama matrimonial.
De acuerdo con un médico forense consultado por el diario La Capital, el cadáver presentaba "varios puntazos en la espalda y el cráneo, además de una profunda herida que casi separa la cabeza del torso".
Según la fiscal Nora Marull, el detenido aseguró que "veía al diablo como un mensaje satánico, pero hay que comprobar si lo hizo en un estado de locura o si se trata de una coartada".
Espinovich se había separado de su ex esposa tres años y medio antes, momento en el que se fue a vivir a la localidad de Carcañará, donde trabajó como mozo, y conoció a Duré Simón, con la que volvió a vivir a la casa que pertenecía a sus padres, a principios de 2010.
Si bien fue descripto como un buen vecino por otros pobladores, se indicó que en los últimos tiempos había incurrido en conductas extrañas aparentemente relacionadas con un delirio místico. "Comenzó a hablar del demonio, a decir que no había que vestirse de negro porque eso atraía al diablo y cosas por el estilo. También decía que era el enviado de Dios", señaló un vecino.
En los últimos días, Espinovich había enviado a su pareja a varias casas aledañas a comunicarle a sus moradores que "el enviado quería verlos", ya que se calificaba como un mensajero de Dios.
El sábado pasado se escucharon gritos y se lo pudo ver a Espinovich gritar en plena calle que era Dios, mientras que su ex esposa señaló que en la misma jornada el hombre le había pedido que tanto ella como sus hijas no usaran ropa negra "porque atraía al demonio".
El hecho comenzó a tomar público cuando el autor caminó con las manos ensangrentadas desde su casa unos cien metros hasta la finca en la que viven su ex esposa y sus dos hijas, de 21 y 25 años. "Maté a la Jesi" expresó el hombre, acerca del terrible final que le había deparado a su pareja, llamada Jésica Duré Simón, de 22 años.
El hombre, que aún tenía la cuchilla con la que había cometido el crimen en sus manos, fue inmediatamente detenido por policías de la comisaría local, que fueron alertados por las mujeres. Cuando los efectivos se dirigieron a la casa se encontraron con el cuerpo de Simón sin ropas en la cama matrimonial.
De acuerdo con un médico forense consultado por el diario La Capital, el cadáver presentaba "varios puntazos en la espalda y el cráneo, además de una profunda herida que casi separa la cabeza del torso".
Según la fiscal Nora Marull, el detenido aseguró que "veía al diablo como un mensaje satánico, pero hay que comprobar si lo hizo en un estado de locura o si se trata de una coartada".
Espinovich se había separado de su ex esposa tres años y medio antes, momento en el que se fue a vivir a la localidad de Carcañará, donde trabajó como mozo, y conoció a Duré Simón, con la que volvió a vivir a la casa que pertenecía a sus padres, a principios de 2010.
Si bien fue descripto como un buen vecino por otros pobladores, se indicó que en los últimos tiempos había incurrido en conductas extrañas aparentemente relacionadas con un delirio místico. "Comenzó a hablar del demonio, a decir que no había que vestirse de negro porque eso atraía al diablo y cosas por el estilo. También decía que era el enviado de Dios", señaló un vecino.
En los últimos días, Espinovich había enviado a su pareja a varias casas aledañas a comunicarle a sus moradores que "el enviado quería verlos", ya que se calificaba como un mensajero de Dios.
El sábado pasado se escucharon gritos y se lo pudo ver a Espinovich gritar en plena calle que era Dios, mientras que su ex esposa señaló que en la misma jornada el hombre le había pedido que tanto ella como sus hijas no usaran ropa negra "porque atraía al demonio".