Política
En el Sur también se juega
Mientras los países centrales entran en guerras y recesiones inéditas, los países del Sur cuentan con un margen de maniobra que se profundiza para cooperar entre sí. Foros como el G-20, la CELAC, ASEAN y los bloques africanos, sumados a la cooperación interbloque lo plasman y la última gira del canciller no es más que una demostración cabal del fenómeno.
El último cuarto del 2020 dio señal de largada para una carrera que se pretendía de velocidad pero terminó siendo de resistencia: la del aprovisionamiento de vacunas contra el Covid-19. Tras casi un año de innumerables y dolorosas pérdidas de vidas humanas, de enfermedades y restricciones a la movilidad de las personas, una a una se fueron registrando las primeras patentes de las ansiadas vacunas y, con ellas, la esperanza de salida del calvario. Como era de esperar, aquellos Estados productores y los que contaban con grandes cantidades de capital, pudieron asegurarse el primer lugar en la fila para los propios (y para los socios).
Pasados los primeros meses, los países con acceso fluido a los inoculantes comenzaron a ver sus depósitos colmados y a vislumbrar que había mayor utilidad para sus stocks en los brazos de aquellos con menor capacidad de producción o compra, con especial énfasis entre los actuales o potenciales socios comerciales. De esta forma se dio inicio a lo que luego se conoció como “diplomacia de las vacunas”, una versión vitaminada y más compleja del entramado de la tradicional “diplomacia sanitaria”. En este contexto, los principales operadores diplomáticos fueron los Estados centrales con arcas más abultadas, pero no fueron los únicos: también hubo espacio para la cooperación Sur-Sur.
La Argentina no estuvo exenta de este escenario y, una vez hubo inoculado a gran parte de su población, aprovechó la oportunidad para ayudar a quienes lo necesitaron. Algunos de los receptores y los motivos de las donaciones ya los explicitamos previamente en https://www.infoveloz.com/post/vamos-hacia-africa-si-vayamos_229140, sin embargo, esta semana comenzamos a ver otra de las cristalizaciones del fortalecimiento de la diplomacia sanitaria.
En el marco de su gira por el sudeste asiático, el canciller Santiago Cafiero visitó al sexto socio comercial de la Argentina (para el período 2021 la balanza arrojó un superávit de más de 2000 millones de dólares) y uno de los principales receptores de vacunas donadas por nuestro país (500 mil dosis le fueron cedidas el pasado año): la República Socialista de Vietnam. Sin embargo, las reuniones que mantuvo se diferenciaron de las establecidas previamente, no solo por la jerarquía de sus interlocutores, entre quienes estuvieron el primer ministro Pham Minh Chính, el canciller Bui Thanh Son y el ministro de Industria y Comercio Nguyen Hong Dien, sino por la temática y los compromisos adquiridos.
En la última visita oficial durante febrero de 2019, el ex presidente Mauricio Macri asumió compromisos con su par que se centraron especialmente en el intercambio comercial de cuatro productos agrarios: la apertura del mercado vietnamita para el limón, el pomelo, la naranja y la mandarina argentinos; a la vez que se permitió incrementar el flujo de la fruta del dragón y el litchi de Vietnam. Asimismo, la delegación nacional remarcó el interés en ingresar con bienes como manzanas, peras, arándanos, cerezas, carne porcina y derivados bovinos, como contrapartida de la solicitud de apertura del mercado argentino hacia productos acuáticos y madereros, calzados y accesorios, productos electrónicos, máquinas y herramientas, entre otros.
El saldo de la visita del canciller al país del sudeste asiático fue esencialmente distinto. Cafiero volvió a la Argentina con el compromiso de elevar el nivel de la relación bilateral a partir de la creación de una Asociación Estratégica Sectorial en las áreas de agricultura sustentable, seguridad alimentaria y energía, entre los que se destaca el desarrollo de proyectos vinculados a tecnologías asociadas con la cadena de generación de valor del litio (cuyo principal interesada es la empresa vietnamita VinFast). También avanzó con su par en la aceleración de la regulación que permita exportar silobolsas, maquinaria para la industria alimentaria y medicamentos (a los que se suman los tradicionales productos primarios que nuestro país comercializa), es decir, manufacturas vinculadas al sector agropecuario con valor agregado. A la vez, el ministro de Relaciones Exteriores anfitrión confirmó que en 2023 el presidente Nguyen Xuan Phuc visitará la Argentina, en lo que será la primera visita presidencial vietnamita desde 2004.
El canciller argentino, en tanto encargado del diseño de la política exterior argentina, está comenzando a cosechar algunos de los frutos de la diplomacia sanitaria llevada a cabo durante 2021. Tras la obtención de la presidencia de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el gobierno nacional logró aumentar la participación en foros internacionales (en muchos de ellos por primera vez), como el Grupo de los 7 (G-7) y el que nuclea a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS). Además, la Argentina estrechó vínculos con sus socios tradicionales, entre los que sobresalen Bolivia, que permitió el desvío de gas con destino a Brasil y posibilitó que nuestro país no se quedara sin suministro (vale aclarar que al vecino del norte se le cedió un millón de vacunas contra el Covid); o Vietnam, cuyo resultado fue un cambio estructural en la relación bilateral, a partir de una profundización de los vínculos económicos y la exportación, no solamente de productos primarios, sino de otros con alto valor agregado, trabajo y ciencia argentina.
Además del vietnamita, Cafiero volvió de la gira asiática con otro triunfo bajo el brazo: en el marco de la cumbre de ministros y ministras de Relaciones Exteriores del G-20 se reunió con su par de Indonesia, país con el que el nuestro tiene una balanza comercial superavitaria de casi 1500 millones de dólares. En este encuentro pudieron avanzar en la conformación de una joint venture binacional para el diseño y construcción de una central hidroeléctrica (Proyecto Hidroeléctrico Mentarang Induk) en la Isla de Borneo, en la que participará la empresa estatal IMPSA, que estará encargada de fabricar las turbinas y el equipamiento requerido para el proyecto, mientras que la obra civil estará bajo control de una empresa local. A la vez, el y la canciller exploraron otras oportunidades para instalar una pequeña central nuclear con reactor argentino CAREM.
Mientras los países centrales entran en guerras y recesiones inéditas, los países del Sur cuentan con un margen de maniobra que se profundiza para cooperar entre sí. Foros como el G-20, la CELAC, ASEAN y los bloques africanos, sumados a la cooperación interbloque lo plasman y la última gira del canciller no es más que una demostración cabal del fenómeno.
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