Elogio a la locura
*Por Remo Erdosain. Llovizna y hace frío. Sin embargo en el bar la temperatura es cálida gracias al calor de la estufa a leña que Quito ha encendido a primera hora de la mañana.
Está lindo para tomar un café bien caliente y hablar de política con los amigos de siempre. Siempre está lindo el bar cuando el café está bien servido, los amigos comparten la mesa y desde la ventana se ve trajinar a la ciudad. Por lo pronto, José está eufórico. El anuncio de Cristina de que acepta ser candidata a presidente es el responsable de su estado de ánimo.
-Ganamos de punta a punta. No va a hacer falta segunda vuelta. Con la compañera hay kirchnerismo para rato.
-Si por ustedes fuera observo- habría kirchnerismo hasta la noche de los tiempos.
-Y si el pueblo nos votaà responde José.
-Yo soy partidario de Cristina anuncia Marcial- y si me apuran soy capaz de votarla.
-Eso no te lo voy a creer aunque lo jures delante del Papa digo.
-Yo tampoco me hubiera creído capaz de perpetrar semejante locura pero como están las cosas en estos pagos, me parece que aunque ni yo mismo me lo crea voy a votar por Cristina.
-¿Y se puede saber por qué vas a hacer eso? -pregunta inquieto Abel que acompaña su café con una medida de grapa catamarqueña.
La voy a votar a Cristina dice Marcial- porque quiero que ella se haga cargo del despelote económico y social de este país. Creo que sería injusto que después de haber armado semejante chiquero tenga que venir otro a arreglarlo.
-Ya hicieron algo parecido con De la Rúa aclara Abel- no quiero que ahora pase lo mismo. Ya es hora que la bomba de tiempo que dejan les estalle a ellos.
-Yo no creo en lo mismo. De la Rúa tuvo tiempo para desactivar la bomba de tiempo, pero no lo supo hacer o lo hizo mal dice José.
-Yo creo que hay que darle al país una oportunidad más y elegir un gobierno decente que haga las cosas bien -digo.
-¿Y se puede saber cuál es ese gobierno decente que hará las cosas bien? -pregunta José.
-El voto es secreto respondo haciéndome el misterioso.
-Una linda manera de lavarse las manos dice Marcial el voto es secreto en la urna, pero no es secreto en el bar. Acá todos decimos lo que pensamos.
-Yo digo lo que pienso -respondo- pero no todo lo que pienso, por lo que el nombre de mi candidato queda afuera.
-Yo no tengo problemas en cantar mi voto dice Abel votaré por Alfonsín, por más que no me guste que esté rodeado de tantos peronistas.
-A mi lo que no me gusta es que quiera parecerse al padre, me parece patético, medio loco reflexiona José.
-Loco en serio es el comportamiento de Cristina, con sus aires de viuda llorosa, con sus referencias al marido calificandolo de "él". Esa es locura y no broma.
-Es la locura del poder -sentencio.
-Yo no sé si Cristina es loca o es viva -dice Abel.
-Ustedes, además de gorilas son machistas -acusa José.
-Yo si no voto por Cristina -se sincera Marcial- votaré por Elisa Carrió, me parece la candidata más inteligente y más coherente, la única que dice al pan pan y al vino vino y no anda haciendo chanchullos para ganar un voto más.
-Yo con todo respeto dice José- creo que está cada día más loca. Ustedes dicen que Cristina es loca pero a la que le chifla el moño es a ella.
-Vos calificás de loca a la única mujer que dice cosas sensatas sobre este gobierno. La locura, mi querido amigo José, la representa este gobierno con su corrupción, con sus cifras truchas, con sus índices inflacionarios, sus relatos míticos que no tienen nada que ver con la realidad. ¡Eso es locura y no joda! digo.
-Carrió es loca y Aníbal Fernández es sensato dice Marcial- esa es la locura de este país
-La derecha sensata -ironiza José- es la que está muy molesta con Cristina porque le ha puesto punto final a sus privilegios. Con Cristina se terminó el monopolio de Clarín, la impunidad de los militares, las riquezas que se gestan de la mañana a la noche, la evasión impositivaà
-Todo lo que decís -digo- debería cerrarse agregando: "Cualquier semejanza con la realidad es pura coincidencia". Porque la verdad sea dicha, este es un país injusto como pocos, con una brecha entre pobres y ricos escandalosa, con una crisis educativa y de salud que estremece y con fortunas mal habidas por los capitalistas amigos como nunca se conoció en otros tiempos. Decir que estamos protagonizando un proceso de liberación nacional es una farsa o es una estafa a la buena fe de la gente. O una locura.
- A mí lo que me parece desopilante es que hayan corrompido a las Madres. Realmente eso es desopilante -dice Abel.
-Sin embargo no es tan así observo- Tati Almeyda no es lo mismo que Hebe.
-No es lo mismo, pero estaba en el acto de Cristina dice Marcial.
-Lo que hay que entender dice Abel- es que con Bonafini la manzana terminó de podrirse cuando se hizo oficialista, pero hacía rato que se venía pudriendo, fueron años de impunidad. Si la señora Almeyda o la señora Carlotto se dedican a los mismos menesteres, es decir, a integrar la corte del poder, no hay motivos para pensar que el final de una manera u otra vaya a ser el mismo. Yo no quiero a las Madres al frente de una empresa constructora o algo parecido, las quiero con sus pañuelos blancos y lejos del poder, lejos de los pasillos y las salas del poder. ¿Es tan difícil entenderlo?
-Pensar que alguna vez fueron también calificada de "locas" por los militares -digo.
-También entonces ellas eran las "locas" y los militares los titulares del sentido común. Hermoso país. Los torturadores, los asesinos, los secuestradores de niños y violadores de mujeres eran normales y las "madres" estaban chifladas porque reclamaban por sus hijos cuando muchos callaban.
-¿Y que pasó entonces? -pregunta Abel.
-Lo que pasó es que con los años Bonafini dejó la locura y se hizo sensata. La sensatez incluyó su oficio de empresaria, de propagandista de terroristas y regímenes totalitarios, de oficialista, de defensora del poder. A Rodolfo Walsh y Paco Urondo lo sustituyeron por Julio de Vido y Amado Boudou. Y ahí están los resultados -digo.
-No comparto responde José.