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Elecciones 2019: qué tiene que pasar para que haya ballotage
El domingo 27 de octubre se llevarán a cabo las elecciones generales.
El domingo 27 de octubre los candidatos a presidente se enfrentarán en las elecciones generales para definir quién será el futuro mandatario del país. ¿Qué tiene que pasar para recurrir a una segunda vuelta el 24 de noviembre?
De acuerdo con el sistema electoral establecido a partir de la reforma constitucional de 1994 (antes no existía la segunda vuelta), para ganar en primera vuelta el candidato más votado debe obtener 45% de los votos afirmativos, es decir sin contabilizar los blancos. Si supera esa cifra, no importa cuál es la diferencia con el segundo candidato. Podría ganar por solo un voto de diferencia.
Una alternativa es que el candidato ganador obtenga entre 40 y 44,99% y que le saque 10 puntos de diferencia al segundo. En este caso también se consagrará ganador sin necesidad de recurrir a la segunda vuelta.
El texto constitucional dice expresamente que para que gane una fórmula presidencial en primera vuelta tiene que obtener más del "45% de los votos afirmativos válidamente emitidos", o el "40% por lo menos de los votos afirmativos válidamente emitidos y, además, existiere una diferencia mayor de 10 puntos porcentuales respecto del total de los votos afirmativos válidamente emitidos sobre la fórmula que le sigue en número de votos".
En las PASO del 11 de agosto Alberto Fernández obtuvo el 49,49 % de los votos afirmativos, mientras que Mauricio Macri logró el 32,93 % de los sufragios. Para forzar un ballottage, Macri necesitaría superar el 35% y que Fernández baje del 45%.
La gran apuesta del Gobierno para tratar de llegar al ballottage es que aumente la participación respecto de las PASO, un incremento que históricamente se da. Por ejemplo, en 2015 pasó del 75 al 81%, y la mayor parte de los nuevos votantes apoyaron a Cambiemos, una tendencia que en la Casa Rosada esperan que ahora se repita. En las recientes primarias de agosto de este año la participación superó levemente el 76% del padrón total.
De acuerdo con el sistema electoral establecido a partir de la reforma constitucional de 1994 (antes no existía la segunda vuelta), para ganar en primera vuelta el candidato más votado debe obtener 45% de los votos afirmativos, es decir sin contabilizar los blancos. Si supera esa cifra, no importa cuál es la diferencia con el segundo candidato. Podría ganar por solo un voto de diferencia.
Una alternativa es que el candidato ganador obtenga entre 40 y 44,99% y que le saque 10 puntos de diferencia al segundo. En este caso también se consagrará ganador sin necesidad de recurrir a la segunda vuelta.
El texto constitucional dice expresamente que para que gane una fórmula presidencial en primera vuelta tiene que obtener más del "45% de los votos afirmativos válidamente emitidos", o el "40% por lo menos de los votos afirmativos válidamente emitidos y, además, existiere una diferencia mayor de 10 puntos porcentuales respecto del total de los votos afirmativos válidamente emitidos sobre la fórmula que le sigue en número de votos".
En las PASO del 11 de agosto Alberto Fernández obtuvo el 49,49 % de los votos afirmativos, mientras que Mauricio Macri logró el 32,93 % de los sufragios. Para forzar un ballottage, Macri necesitaría superar el 35% y que Fernández baje del 45%.
La gran apuesta del Gobierno para tratar de llegar al ballottage es que aumente la participación respecto de las PASO, un incremento que históricamente se da. Por ejemplo, en 2015 pasó del 75 al 81%, y la mayor parte de los nuevos votantes apoyaron a Cambiemos, una tendencia que en la Casa Rosada esperan que ahora se repita. En las recientes primarias de agosto de este año la participación superó levemente el 76% del padrón total.
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