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El violento que no sabe mentir puede ir preso
El juicio en contra de Elián Valenzuela, conocido por su nombre artístico L-Gante, finalizó este viernes. En los alegatos, la fiscalía y el particular damnificado solicitaron 7 años de prisión para el músico, por considerarlo culpable de los delitos de amenazas, daño y privación de libertad. En tanto, la defensa pidió la absolución. La lectura del veredicto será el lunes 28 de octubre.
Ya sobre el final de la audiencia de debate, el cantante hizo uso del derecho para expresar sus últimas palabras antes de la sentencia. “Soy una persona inocente y estoy en esta sala de juicio porque no quise poner dinero”, dijo ante el juez Ignacio Racca, del Tribunal en lo Criminal N°3 de Mercedes. “Estoy muy enojado por esta situación, por haber llegado hasta acá y tener que hacer estas cosas”, dijo el acusado, evidenciando su miedo a ir preso.
Luego, cuestionó a los representantes de los particulares damnificados (las victimas): “Salvo el señor fiscal, quien me parece una persona honorable que hace bien su trabajo y nos ha dado un discurso conmovedor -si fuera así verídico-, las personas que están enfrente de mí me parece que tienen una imaginación de director de cine o de niño mentiroso”. Y continuó: “No me creo Dios, pero sí creo mucho en Dios y se me hace muy desagradable estar sentado frente a personas que se creen profesionales y quieren hablar de leyes y justicia”. Antes de finalizar su actuación y tras haber dicho que quiere estudiar Derecho, el acusado destacó haber estado “todos estos días a disposición de la Justicia” y remarcó que hará lo mismo de haber más procesos en su contra.
En su alegato, el fiscal Landini repasó de forma cronológica los hechos que se debatieron en el juicio. El funcionario reprochó a L-Gante y a su entorno por la “la forma en la que lamentablemente se comportan en la vida”, pretendiendo solucionar los conflictos sin cumplir las reglas de convivencia establecidas en el Código Penal. En palabras fáciles, es un violento patotero, que no duda en imponerse violentamente mostrando potentes y costosas armas.
“Valenzuela es una persona conocida y tiene poder. Así se ha manejado. Estas actitudes la hemos visto a lo largo de todo el desarrollo del debate. No recurre a la Justicia, intenta solucionar las cosas a su modo, y su modo está fuera de la ley”, así lo demostró el Fiscal y los abogados de las víctimas en este juicio. El hecho que más complica a Valenzuela es el que tiene en su contra por privación ilegítima de la libertad. Esa investigacion comenzó tras una denuncia de dos empleados municipales que lo acusaron de haberlos subido a su auto a la fuerza y amenazarlos a punta de pistola después de que varios de sus amigos, que se hacen llamar “La Mafilia”, fueran demorados por haber participado de una discusión con otro grupo a la salida de un boliche de la zona oeste del Conurbano.
El artista no estuvo involucrado en el enfrentamiento entre las bandas, los testigos señalaron que a L-Gante, le avisaron del conflicto, y fue buscar a Darío Gastón T., que también era vecino del barrio Bicentenario de General Rodríguez. Según la acusación, “el músico tomó al empleado municipal, le apuntó con una pistola, lo obligó a subir a su coche y se lo llevó”. Y podemos imaginarnos que mientras lo tuvo secuestrado no le hizo escuchar su música… Concretamente, para los acusadores el cantante retuvo a Darío T. por unos 20 minutos dentro de su BMW, mientras lo amenazaba. Al pedir la pena de 7 años, el fiscal le solicito al juez, que tuviera en cuenta “la relación de amistad” de la familia del denunciante, sobre todo de los hijos de Darío T., con el músico. “Eso, creo, agrava la situación de los hechos. Porque esto se arreglaba charlando y no de la forma en que Valenzuela lo hizo”, consideró el fiscal.
La audiencia en la que se conocerá la sentencia será a las 12 horas del 28 de octubre, tal vez no quede detenido en ese momento y de seguro la condena sea superior a los 5 años de prisión de cumplimiento efectivo. Un dato de color muy llamativo, en el club de abogados defensores del músico, se encuentra el Dr. Claudio Escapolan, quien supo estar a cargo de la Unidad Fiscal de Delitos Complejos de San Isidro, y fue procesado en una causa que investiga una presunta asociación ilícita integrada por policías, abogados y funcionarios judiciales dedicada, entre otros delitos, a robar cocaína secuestrada a narcotraficantes para luego venderla. En ese marco, el Jurado de Enjuiciamiento de Funcionarios y Magistrados de la provincia de Buenos Aires lo destituyó por mayoría en abril del año pasado.
Como se puede ver, ni siquiera sus abogados ayudan al músico, ya que con personajes como el que les cuento, queda en evidencia las relaciones del ídolo musical caído en desgracia…
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