El violador de Cleveland fue condenado a mil años
El tristemente célebre acosador recibió una pena de cadena perpetua por los abusos cometidos.
El secuestrador de Cleveland Ariel Castro fue sentenciado este jueves a mil años sin posibilidad de libertad anticipada por el secuestro y violación de tres mujeres que mantuvo cautivas durante una década en su casa de Ohio (norte de EEUU).
El juez Michael Russo impuso la pena, afirmando que Castro no saldrá nunca de la cárcel, por los cargos de homicidio agravado -debido a que puso fin al embarazo de una de sus cautivas- así como por cientos de otros delitos que incluyen secuestro y violación.
El 26 de julio, Castro se declaró culpable de 977 cargos, incluidos la muerte de un feto por pegar a una de las mujeres y múltiples violaciones, para evadir la pena de muerte a cambio de pasar el resto de su vida en prisión.
Durante una declaración de varios minutos ante el tribunal, Castro confesó -y por momentos con lágrimas en los ojos- ser adicto al sexo y estar enfermo. "No soy un monstruo. Soy una persona normal. Sólo estoy enfermo. Tengo una adicción como un alcohólico tiene una adicción", expuso Castro, que vestía el tradicional mono naranja de los presos y con las muñecas y los tobillos esposados.
"Los alcohólicos no pueden controlar su adicción. Por eso no puedo controlar mi adicción", manifestó. "La mayor parte de las relaciones sexuales, probablemente todas, eran consentidas", afirmó.
"Hubo tiempos en los que hasta me pedían sexo, muchas veces. Estas chicas no eran vírgenes". Castro reconoció además haber sufrido abusos cuando era pequeño y haber crecido obsesionado con el sexo y la pornografía. También reiteró que seguía sin saber por qué retuvo durante una década a las tres mujeres, pero insistió en que "había cierta armonía en la casa".
"Estoy realmente arrepentido", esbozó. Por otra parte, negó haber golpeado alguna vez a las tres cautivas. "Nunca he pegado a estas mujeres, nunca las he torturado", dijo.
"Yo no soy una persona violenta", sostuvo. Las declaraciones de Castro siguieron al testimonio de Michelle Knight, una de las cautivas, que relató ante el tribunal el "infierno" que vivió desde que Castro la secuestró.
El juez Michael Russo impuso la pena, afirmando que Castro no saldrá nunca de la cárcel, por los cargos de homicidio agravado -debido a que puso fin al embarazo de una de sus cautivas- así como por cientos de otros delitos que incluyen secuestro y violación.
El 26 de julio, Castro se declaró culpable de 977 cargos, incluidos la muerte de un feto por pegar a una de las mujeres y múltiples violaciones, para evadir la pena de muerte a cambio de pasar el resto de su vida en prisión.
Durante una declaración de varios minutos ante el tribunal, Castro confesó -y por momentos con lágrimas en los ojos- ser adicto al sexo y estar enfermo. "No soy un monstruo. Soy una persona normal. Sólo estoy enfermo. Tengo una adicción como un alcohólico tiene una adicción", expuso Castro, que vestía el tradicional mono naranja de los presos y con las muñecas y los tobillos esposados.
"Los alcohólicos no pueden controlar su adicción. Por eso no puedo controlar mi adicción", manifestó. "La mayor parte de las relaciones sexuales, probablemente todas, eran consentidas", afirmó.
"Hubo tiempos en los que hasta me pedían sexo, muchas veces. Estas chicas no eran vírgenes". Castro reconoció además haber sufrido abusos cuando era pequeño y haber crecido obsesionado con el sexo y la pornografía. También reiteró que seguía sin saber por qué retuvo durante una década a las tres mujeres, pero insistió en que "había cierta armonía en la casa".
"Estoy realmente arrepentido", esbozó. Por otra parte, negó haber golpeado alguna vez a las tres cautivas. "Nunca he pegado a estas mujeres, nunca las he torturado", dijo.
"Yo no soy una persona violenta", sostuvo. Las declaraciones de Castro siguieron al testimonio de Michelle Knight, una de las cautivas, que relató ante el tribunal el "infierno" que vivió desde que Castro la secuestró.